viernes, 22 de junio de 2012

SEGUNDO MENSAJE (Manuscrito encontrado en una buchona)



taringa.net


¡Fuiiiiiiiiiiiiiiii…!
Este es el silbido de emergencia de la pandilla. Enseguida asoman seis cabezas en igual número de balcones. Abajo está Luis Enrique.
─¡Otro mensaje! gritó, agitando la mano en la cual tenía un pedazo de papel. Vamos a ver a la mamá de Peruso.
Se reúnen abajo. Ana Carla les dice a los otros:
La que está escribiendo esta historia sí que nos ha hecho una buena trampa.
Los otros no entienden y ella explica.
No ha escrito el nombre de la mamá de Peruso y, cada vez que se menciona, hay que usar tres palabras donde alcanzaría con una.
Esto, como siempre, trajo un montón de opiniones.
─No supo qué nombre darle.
─Cualquier mamá puede ser la de Peruso.
─Quiere mantener en secreto el nombre de la madre de Peruso.
─Es una tramposa.
─No sabe escribir historias
Ahora opina Raulín:
─Vamos a hacerle una trampa a ella.
Desde arriba las cabezas forman un círculo, pero no puedo oír lo que hablan. Ya se pusieron de acuerdo y vocean a coro:
─! Mirtha! Llegó otro mensaje de Peruso.
(¡Ah!, dice la escritora, de eso se trata: le pusieron mi nombre a la mamá de Peruso. Les sigo el juego.)
Se asoma Mirtha al balcón.
─Suban rápido─, les dice.
Suben apurados y ahora es Raulín quien lee el mensaje en alta voz.
“Hola a todos, por aquí no muy buenas, pero me consuelo pensando que ustedes no estarán tampoco bien, sin mí por allá. Todas las ideas locas que viven en mi cabeza están vestidas de negro, sentadas, tejiendo y fumando en pipa. Entre el aburrimiento de ellas y su fumadera, tengo la cabeza llena de humo.
He probado todas las cosas que me parecen divertidas: trabalenguas, cuentos graciosos, canciones y hasta me puse el pelo rojo con una mata de bija que encontré y empecé a hacer chistes como un payaso, pero nada. Están sentadas en mi silla turca sin hablar y con cara de perros rabiosos.
Traté de negociar una tregua. Les dije que cada noche voy a dejarlas salir de mi cabeza para que correteen un poco por ahí, pero qué va. Se mantienen indiferentes. No quieren oír música ni leer. Les digo que es una situación de emergencia.
Nunca pensé que me iba a ser difícil poder convencer a alguien, pero mis ideas locas no tienen comparación. ¡Si al menos pudiera volver a ser fantasma y volar un poco hasta allá! 
No lo creerán, pero sin mis ideas locas animadas y alborotando, no soy yo mismo, y si no soy yo, ¿quién soy?”

NOTA (de la autora): Esta vez no hay despedida.


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