lunes, 16 de abril de 2012

TALIA Y SUS PAPELES: PAPEL MOJADO




Las cosas tristes lo aprietan a uno por dentro. Parece que no se puede respirar bien y falta el aire. Eso me pasó con Bim. Ya en la casa había perro, o perra, porque Dina es hembra y a mi tía le nacieron unos cachorros que parecían ositos. Tenía tantas ganas de tener uno que mami dejó que lo llevara a la casa, aunque abuela no quería, ¡figúrense!, que si Bim era macho y después se iba a llevar mal con Dina, pero como era tan gracioso, enseguida todos lo quisieron. Tan chiquito así y caminaba como un perrazo de pelea, alzaba la cabeza y rugía igual a un león. Claro, yo pienso que él se imaginaba grande y fuerte, pero en vez de salirle un rugido, era como un ladrido ronco.
Jugaba conmigo y saltaba por arriba de una tabla que le ponía en la puerta, igual que los perros del circo y me miraba con los ojos brillantes, orgulloso como si hubiera saltado una montaña.
Había que vigilarlo para que no se comiera la comida de Dina, porque los perros chiquitos no pueden comer hueso. Abuela le salcochaba boniato y picadillo. Enseguida dejaba la cacharrita brillante, como si la hubiera fregado. Por eso nos extrañó cuando dejó de comer. Fue un domingo. Mamá y yo salimos a buscar un veterinario por el barrio. Lo llevé cargado, casi no tenía fuerzas para caminar. En la calle vomitó una cosa oscura. Después supe que era sangre y me entró miedo. Si uno se hace una herida sale sangre, pero Bim no estaba herido, y es muy malo vomitar sangre. Mami no quería asustarme, pero vi la cara que puso. Fuimos con mi papá a la clínica, pero estaba cerrada. Un viejito nos dijo dónde vivía un veterinario y al llegar allá, el médico le puso un suero a Bim. Él era tan valiente (o sería que se sentía muy mal), que ladró poco, casi no protestó.
Esa noche lo envolvimos en una colchita. Al otro día seguía igual y mamá lo llevó a la clínica a inyectarlo otra vez y lo tuvo en su trabajo hasta por la tarde, pero se veía peor.
Por la noche oímos un grito de él, como de mucho dolor y fui a verlo. Estaba muy quieto.
Por la mañana, al salir, no se había despertado. Ya no se volvió a despertar. Mami se lo llevó y no me dijo adónde.
Me explicaron que la enfermedad era muy mala y él no estaba vacunado. Yo sé que la vacuna costaba mucho dinero, pero hubiera dado cualquier cosa mía para salvarlo. Mejor hubiera sido no llevarlo a la casa si no había dinero para vacunarlo. No sé. Uno nunca piensa que las cosas malas pueden pasar.
Cuando me acuerdo de Bim me río de cómo caminaba y me pasaba la lengua por las piernas y a veces, hasta me daba mordidas y me hincaba con sus colmillos chiquitos que parecían agujas de inyectar. Pero yo sé que era jugando y lo extraño. Me gustaría que estuviera de nuevo aquí, haciéndose el perro grande con Dina. Cuento esto y de nuevo siento algo que me aprieta, veo un poco borroso y hasta se moja el papel.
Si los papeles se mojan con agua uno se pone bravo, pero si se mojan con lágrimas es porque uno está triste. Este papel no es bueno pero yo creo que todo el mundo, de vez en cuando, tiene algún papel mojado.

viernes, 13 de abril de 2012

NANA PARA DESPERTAR A DIEGO



Dentro de mamá un pequeño llora
porque está muy solo
aunque es tibia y suave
la cuna de carne.

Duerme, tierno Diego
que es de noche afuera
que  la luna sale
y mamá lo sabe.

Te mece en su pecho
canta, duerme y dice
que la luna sale
y mamá lo sabe.

Cuando tú despiertes
a la luz del día
y tu sueño acabe
verás cómo salen

la luna,luceros
y cuantas estrellas
en el cielo caben,
y mamá lo sabe.

Mi bebé pequeño:
seno de mi seno,
carne de mi carne
de manitas suaves

ya casi despiertas
y mamá lo sabe.


jueves, 12 de abril de 2012

CUENTO AL REVÉS




(casatibetmty.org)



Te voy a contar un cuento
pero no de había una vez
sino el de ahora verás
el caminito al revés.




Lo empiezas donde se acaba
pero tampoco termina
ni te lleva a parte alguna
camina que te camina.


Si lo ves ancho, te aprieta
Y lo estrecho, ancho te es
muy mojado tiene polvo
y seco enloda los pies.


Si vas lejos, ni te mueves
lo cercano no se ve
y en cada vuelta de pasos
retrocedes una vez.


Este caminito loco
camino de yo-no-sé
el mejor de los caminos
que se habrá visto y se ve.




martes, 10 de abril de 2012

LA NIÑA QUE SALIO A BUSCAR UN CUENTO: LA TORMENTA

Abre los ojos despacio. Por los cristales asoma la claridad de la mañana. Se acuerda del anuncio de la tormenta de árboles y salta de la cama, extrañada ante tanta tranquilidad. Las tormentas se anuncian con vientos y remolinos, rayos, truenos, lluvia... dentro de la casa se siente como si mil perros furiosos gruñeran junto a las ventanas. Esta tormenta es diferente, porque no hay ruidos.
¿Habrá tormentas mudas? Se asoma un poco temerosa.
 Afuera parece que el mundo se ha vuelto verde, porque hay árboles en todos los lugares. Crecen en los jardines, en las aceras, a lo largo de las calles, en techos y balcones. Para no perder tiempo sale por la ventana.
Los muchachos corren entre los troncos jugando a la gallina ciega. Nadie tiene prisa. Mujeres y hombres regresan del mercado con sus bolsas de viandas y conversan tranquilamente a la sombra de cualquier rama.
Hojaverde, el guardabosque, dice a quien quiera escucharlo (que son muchos) la época de floración de la majagua y el mango, que la corteza del eucalipto sirve para curar la gripe y una tisana de guayaba quita el salpullido a los niños.
En eso llega Cálculo Pérez, con su portafolio y una bandada de ayudantes. Calculadora en mano empezó a sacar cuentas y las dictaba a su secretaria. Doscientos, trescientos, cuarenta mil metros cúbicos de cedro, cincuenta mil de caoba y, ¿cuántos decíamos de ácana? Eso, veinte mil. Ahora las frutas. Pueden hacerse cien toneladas de pulpa de mamey, ochocientas de guayaba, ¿ o eran de naranja? ¡Pero si son millones de pesos! Esto exclamó Cálculo Pérez y ríe con su sonrisa de números enteros.
La niña piensa que ese deseo de poseer cosas y calcular las ventajas y el dinero debe ser una enfermedad contra la cual no existen vacunas.
Se dan cuenta entonces que cada vez, al dictar una cifra Cálculo Pérez a su secretaria, los árboles condenados se van secando.
Pronto no queda un solo árbol verde y las hojas secas vuelan al infinito, mientras los troncos y ramas se deshacen y dispersan en forma de polvo.
Los niños vuelven aburridos a sus casas y las personas mayores corren a las oficinas. Otra vez las calles se inundan con los ruidos. Cálculo Pérez se va furioso. Ha invertido tres horas, quince minutos y cinco segundos de su tiempo en algo inútil.
La niña mira alrededor. Quedan los pocos árboles de siempre. Escondido en un alero se ha salvado de la tormenta un almácigo pequeño. Ojalá no llegue otra vez Cálculo Pérez. Es una tormenta demasiado peligrosa. 

lunes, 9 de abril de 2012

DIFERENCIAS


(Tomado de profeblog.es)

El mundo está lleno de convenciones esperando por una Pippa pelirroja que las eche por tierra.
Nada de fingir paciencia ante la falsa erudición sino saltar por encima de ella y cabalgar en un corcel por el pueblo de los corderos.
Es cierto que no todos tenemos un almirante que nos secunde los deseos, ni guardamos un cofre de monedas que compren la tranquilidad, pero todos recibimos mensajes desde el horizonte, trayendo el ánimo que se cansó de los naufragios. Todavía se pueden levantar con un dedo los caballos del destino.
No faltarán el valor ni los amigos. Es bueno saber que somos diferentes. Los diferentes nos tenemos solo a nosotros mismos y ya eso es suficiente para vivir.
(Tomado de zoonoticias.com)

domingo, 8 de abril de 2012

HOY TALÍA ES LA MAESTRA


Le pedí a mamá que me trajera temprano a la escuela porque el matutino es especial. Además de ser el día del libro infantil también celebramos el día de los pioneros, porque será domingo y no tendremos clases.
Los maestros se van a disfrazar con los uniformes de nosotros para hacerse pasar por niños, ¿cómo se les ocurriría eso? Es muy cómico. Parecen niños vistos con uno de esos cristales de aumento.
¡Mira la profe Marlen! Ella es gorda y con esas trenzas se ve más gorda todavía. ¡Eh!, pero también hay una niña en el grupo. No, es la profe Deysi, la bibliotecaria. Ella sí parece una pionera, porque es flaquita como mi prima y siempre se está riendo.
Ahora vienen los niños disfrazados de personajes de cuento. A mí no me escogieron. La maestra se bajó un poco los espejuelos y dijo:
 —Talía no, porque de pronto inventa algo y lo echa todo a perder.
 ¡Es una pesada! Lo que ella no dijo es que no le gustan los niños que digan lo que piensan. Cuando se lo dije a mami, suspiró:
 —¡Ay, Talía!, esa es una enfermedad. Hay personas mayores, aunque no sean maestros, que prefieren a quienes les dicen solo las cosas que quieren oír.
Entonces, si es una enfermedad, existirá alguna vacuna, porque ahora hay vacunas para casi todas las enfermedades pero, según mi mamá, para esa no hay ninguna, bueno, que hayan descubierto. A lo mejor se encuentra un día el remedio.
Claro, haré lo que ella dice: convivir. Eso es lo mismo que hacemos si no estamos conformes con nuestro pelo, o con el color de los ojos. Nos acostumbramos. Pero a mí me cuesta mucho trabajo acostumbrarme a que no pueda actuar en un cuento, porque digo lo que pienso en el aula. Sobre todo porque me gusta mucho ser una actriz. Cuando estaba en segundo grado decía que iba a ser como Cora, la vecina de al lado, y todavía sigo pensando en estudiar para actriz, pero no seré como ella, porque no pienso estudiar para gorda. Aunque creo que a ser gorda la gente aprende sola, porque hay niños que han estudiado igual que yo, están en mi grado, y ya son gordos.
La maestra dice que cuando sea más obediente, podré actuar en el matutino. ¿Qué será para ella ser obediente? Cuando sepa convivir, como dice mami, o cuando me acostumbre a las personas que no oyen cuando no les conviene, como digo yo.
Ahora estamos solos en el aula, porque la maestra fue a llevar las fotos que se tomaron del matutino, y aprovecho para desquitarme. Voy hasta la pizarra, cojo una tiza y escribo la fecha.
—A ver, niños, copien en sus libretas lo que voy a dictarles.
Mis amigos me miran. Todos se asombran y algunos entienden y empiezan a reírse. El primero que habla es el gracioso de Héctor:
—¡Atención! La maestra Talía va a empezar la clase.
Muevo la cabeza, cojo los espejuelos de la maestra y busco en el libro de lectura una hoja cualquiera y empiezo a leer:
«—Por decreto de Talía, reina y señora de esta escuela, se dispone que de ahora en adelante no habrá que bajar la cabeza y hacerse el dormido cuando la maestra esté contando chismes a la auxiliar, ni vigilar en la puerta por si viene la directora para avisarle que tire el cigarro, ni hacerle gracias al monstruo pequeño que trae a veces, cuando no puede cuidarlo otra persona, para que no grite como si lo estuvieran matando. Tampoco habrá que…»
¿Por qué será que Heidi y Elisa me hacen señas tan asustadas? Miro a la puerta y allí está parada la maestra, ¡con una cara! Es una pena que no dibuje muy bien, porque así mismo debe ser la bruja de Blancanieves.
Enseguida me viene una idea a la cabeza. ¡Mi madre! Creo que ahora sí, ni siquiera cuando tenga tantos años como para andar con un bastón, me va a dejar actuar en el matutino.

sábado, 7 de abril de 2012

PERUSO: LA VENGANZA DE SUSANA


Los alumnos llegan a la escuela corriendo, porque se les hace tarde. Susana, la hermana de Peruso ya va a segundo grado, pero siempre anda detrás de la pandilla. Ahora mismo se esconde detrás de un tanque para ver a los muchachos. Ellos, sabiendo que es tarde y apuntan los nombres de los indisciplinados en una lista, dan un rodeo por el patio y entran por el hueco de la cerca, en vez de saltar. Uno levanta el alambre mientras los demás se agachan para pasar. El Guille es el último y Peruso aguanta la cerca en el mismo momento en que llega Susana.
—Peru —le dice a su hermano—, aguántame la cerca para entrar.
Peruso se enfurece porque no quiere que Susana ande atrás de la pandilla.
—¡Vete de aquí, mocosa! Anda, ve por la puerta.
Lazarito se asombra de la actitud de Peruso.
—Oye, deja que entre por aquí —le dice al amigo.
—De eso nada. Anda como una marimacha atrás de nosotros. Que vaya por la puerta de entrada, como todos.
Susana ruega primero, patalea después y tiene que irse, porque ya los muchachos corren hacia las aulas. Sabe que la van a regañar por llegar tarde. Casi no se oye su voz cuando la propia directora le pregunta su nombre para anotarlo en la lista de los demorones. Piensa que ahora tendrá que explicarle a su mamá por qué llegó tarde hoy a la escuela y piensa en Peruso y lo malo que fue al no ayudarla a entrar por la cerca. Se le ocurre una idea y dice a la directora:
—Apuntan mi nombre, pero hay alumnos que llegan tarde, entran por la cerca, y los maestros ni se enteran ni los castigan.
La directora levanta los espejuelos con un dedo, la mira de arriba abajo, frunciendo la nariz de gancho y la amenaza.
—Si un alumno sabe de una indisciplina y no la dice, es el doble de malo. A ver, ¿quiénes son esos que entraron por la cerca?
De pronto, a Susana le tiemblan las piernas. Sabe que hace mal al decir que la pandilla entra por la cerca.
—Estoy esperando —nariz de gancho mira el nombre escrito en el papel—, Susana. De todas maneras, tendré que mandar a buscar a tus padres y no te irás hoy hasta que vengan a buscarte.
Susana empieza a llorar. Ahora se arrepiente, pero se acuerda de Peruso llamándola mocosa. Se limpia la cara con la mano y le dice  a la directora:
—Le voy a enseñar quiénes son.
Van juntas por el pasillo de la escuela y todos miran a Susana, pero ni se imaginan por qué va con la directora.
Cuando llegan a la puerta del aula de sexto grado, Susana señala a Peruso, al Guille, a Lazarito y a Osvaldo.
—Mírelos ahí, directora. Apunte primero a Pedro Jesús López. Esos son los otros.
Susana sale corriendo mientras la directora anota todos los nombres. Peruso no sabe qué decir. Está furioso y triste. ¡Su propia hermana!
A la salida no hablan de otra cosa.
—Esa mocosa es una traidora. ¡Mi propia hermana! —exclama Peruso, sin podérselo explicar todavía.
El Guille se rasca la cabeza y como quien no quiere decir lo que dice, con un hilo de voz, le pregunta:
—Peruso, cuando no dejaste que Susana entrara por la cerca, ¿era tu propia hermana, o no?
El otro piensa y entiende que hay muchas maneras de no ayudar, o traicionar. Eso es lo que quiere decir el Guille. Pero le da mucha rabia lo que hizo su hermana. Por eso no reconoce su propio error.
—No es lo mismo, Guille. Ella no tiene por qué andar atrás de nosotros. Pero eso de ir y hacer lo que hizo. ¡Es una soplona!
Se les ocurre hablar con Pancho Carrancho, el cochero del callejón. Cuando tienen algún problema, él los aconseja.
Pancho Carrancho los oye, se toca los pocos pelos que todavía quedan en su cabeza y les dice a los muchachos.
—Si hacemos un mal, nos viene otro peor. Así es la vida.

  


viernes, 6 de abril de 2012

TALIA QUIERE CAMBIAR EL MUNDO: PROBLEMAS CON LA LENGUA


(Tomado de artelista.com)

¡Qué aburrido este domingo! Claro, porque no fui a casa de mi abuela. Ella es pintora y me enseña a dibujar. Bueno, trata de enseñarme, porque es difícil y siempre quiero hacer las cosas a mi manera. Me pone un delantal para que no me ensucie la ropa y parece que estoy jugando a los cocinaditos: ligo los colores y siempre me salen distintos. Cuando es lindo, abuela se toca los espejuelos y le digo cómo lo hice y entonces, lo usa y le pone mi nombre. Por eso cuando los otros preguntan:

—¿Qué color es este, Rita?
 Ella responde que es azul-Talía, o el que sea. Ah, y he descubierto muchos colores así. Menos los oscuros. Los encuentro tristes. Cuando se lo digo, ella responde que no siempre, porque mi pelo es alegre y es negro. Debe ser porque no me gusta peinarme y siempre está alborotado: cada pelo por su rumbo. Tampoco me lo amarro, pues todo debe estar libre, hasta el pelo. Como mamá dice siempre que el ejemplo empieza por casa, lo dejo así, porque mi pelo es parte de mi casa.
Hoy es un domingo aburrido. Ha venido a casa Carmen, una amiga de mamá que está en Italia. Eso parece que es lejos de aquí, ya que nada más viene cuando se acaba el curso en aquel país. Es maestra en una universidad.
—Talía, hija, trae las fotos de tu cumpleaños —me pide mami.
Esta es la parte donde mi mamá hace los cuentos de todo lo que pasó mientras Carmen estaba lejos. Cuando traigo las fotos puedo oír lo que dice la profesora. Me asusto. Ha dicho, lo he oído muy bien, algo de las lenguas muertas. ¡Mi madre! ¿Qué puede ser una lengua muerta? Será la lengua de un muerto. Pero ella dijo las. Eso quiere decir más de una. Salgo rápido de allí y vuelvo al comedor, donde estoy dibujando. Pero estoy asustada, y curiosa. ¿Habrá habido algún desastre en aquel país para que haya muchas lenguas muertas? No lo sé. Hace poco vi por televisión terremotos, volcanes en erupción y guerras. Pero no en el país donde está Carmen. Eso se lo preguntaré a mi mamá.
Comemos juntas y luego jugamos un rato a las damas chinas. En eso llega el esposo de Carmen, muy apurado. Que si tienen un compromiso con los padres de él, que ya es muy tarde, y todo lo dice tocándome el pelo, aunque yo me cambio de aquí para allá, a ver si no me alcanza, pero qué va. Parece un pulpo. Al fin se van. Espero estar sola con mami para preguntarle por las lenguas muertas.
Ella levanta la ceja derecha, lo que quiere decir que está sorprendida, y sonríe.
—Talía, eso no quiere decir muerta como los muertos, sino que ya no se usa. Vamos a dormir, que estoy muy cansada y mañana nos levantaremos temprano.
Si mi mamá piensa que con esa respuesta he quedado tranquila se equivoca. Ahora es peor. ¿Cuando no se usa la lengua, muere? ¿Qué debo hacer para que mi lengua no se muera? Cuando uno habla, la lengua se mueve, y también al comer o tomar algo. Pero no se puede estar bebiendo, comiendo y hablando siempre. ¿Cuál será el tiempo que la lengua aguanta sin usarse para no ser una lengua muerta? ¡Qué va! ¡Tremendo problema que se me ha presentado ahora! Además, ya es tarde para llamar a la abuela, porque ella duerme con las gallinas. No tengo más remedio que esperar a mañana. Me acuesto, pero no puedo dormir. Por si acaso, no dejo tranquila mi lengua. La paso por los dientes de arriba, por fuera, por dentro, después por las muelas, abajo, y doy golpecitos con ella en la boca. Lo importante es no dejar de usarla. Canto bajito y ya tengo mucho sueño, así que…
Despierto de pronto. ¡Me dormí! Corro al espejo y saco la lengua. ¡Menos mal! Todavía está viva. No puedo esperar para preguntarle a mami cuánto tiempo demora en morirse, si no se usa. En este momento ella entra y me ve haciendo piruetas con la lengua.
—Talía, ¿se nos hace tarde, y tú te entretienes sacándole la lengua al espejo?
¿Qué sabrá ella de mi preocupación por no dejar morir mi lengua?, me pregunto en silencio, guardándola dentro de mi boca.
—No le saco la lengua al espejo —respondo—. Hago ejercicios con ella para que se mantenga viva. ¿O prefieres que después la mía esté entre todas esas lenguas muertas de las que habla tu amiga Carmen?
Casi no oye el final de lo que digo ya que empieza a reírse ¡de una manera! Si fuera por ella, mañana mismo pudiera dedicarme a ser payasa del circo, porque se dobla de la risa y no puede parar.
—¿Qué es lo gracioso? —le pregunto—. Más bien es triste que trate de salvar a mi lengua de la muerte y eso te parezca cómico — le digo un poco, o mejor, bastante brava.
Ella deja de reírse y responde:
—Conociéndote como te conozco, debí explicarte mejor anoche, Talía —y me explica—: una lengua muerta es un idioma que deja de usarse por las personas. Mira, para que entiendas, una lengua muerta es el latín, que se usaba en la antigüedad, pero ahora solo se utilizan algunas palabras y no siempre.
Como ve que sigo moviendo la lengua dentro de la boca cerrada, dice:
—Puedes dejar tu lengua tranquila, que no va a morirse.
La miro y, aunque no comprendo bien lo que me explica, entiendo que no tengo que hacer ejercicios con mi lengua para que siga viva. Hace un gesto para que me apure y aprovecho para volver al espejo. La saco de nuevo: se ve rosadita y parece estar bien.
—Ya sabes — le digo en voz alta a mi lengua—, que estás viva pero, por si acaso, no voy a dejarte de usar hoy en ningún momento. De verdad, yo no sé qué haría si mi lengua se convierte en una lengua muerta.

jueves, 5 de abril de 2012

BLANCANIEVES: SI HABLAN DE ESTATURA Y LA NIEVE DEL AMOR



(Tomado de diariofemenino.com)
No puede verse el mundo como una enorme manzana envenenada. En él aún habitan cazadores que perdonan, bosques acogedores y siete pequeñas razones para creer en el amor.
El tamaño de las razones escapa a las unidades de medida, igual que los suspiros y la esperanza.
La estatura exacta de los sentimientos es una quimera, inasible cual la brisa que agita los negros cabellos de la princesa blanca como la nieve.
Es difícil convencer sin hablar de números —eso ya lo descubrió un pequeño príncipe perdido en el desierto—, pero cuantificar el tamaño nada tiene que ver con la bondad y el acto de excavar en las profundidades humanas hasta encontrar el diamante luminoso del amor. Con amor se amansan tempestades, una mirada de amor resucita el espíritu dormido en la sima del alma.
Creer en el amor cuando estás de vuelta del llanto y el engaño, creer a pesar de los espejos: búscalo una y otra vez, deshace los hechizos y encuéntralo, en el lugar que nunca sospechaste.

miércoles, 4 de abril de 2012

MOMO: SOBRE EL TIEMPO


(Tomado de airamhesse.blogspot.com)

En el corazón de la negra flor nocturna late el tiempo. Su ritmo es ajeno a combinaciones y hombres grises. Tiene millones de esclavos en el mundo que lo igualan al oro y le erigen un altar a cada paso.
Debemos buscar todos los Girolamos que aún existan. Quizás la palabra sea un conjuro más poderoso que el tiempo. Lástima, los hacedores de cuentos escasean. Momo se sienta en el gran anfiteatro del mundo y confía. Nos sentamos a su lado para confiar también. Nada sabemos de este momento. Si es tiempo todavía o espejismo.
Juntemos en el espacio las palabras. La vida siempre hace despertar la flor del tiempo.

martes, 3 de abril de 2012

CONSEJO



(Tomado de miradadearcoiris.blogspot.com)

Es imposible no seguir al conejo. Se puede empequeñecer o crecer con cada mordedura del destino. Debe encontrarse la estatura apropiada cada vez en la tierra maravillosa de las Alicias. Lo grande y lo pequeño son simples paradojas.

Quién sabe qué ocurrirá en la opípara merienda de la cordura, delante de una taza vacía de té. Hay que recordar sin falta al sombrerero, aun si no usamos sombrero aparente. Los buenos sombreros son aquellos que ocultan las ideas de los fisgones.

Tampoco puede faltar la liebre, invitémosla en marzo si es posible. Que aparezca la liebre y desaparezca el gato, colgando la última pregunta en su risa sin rostro.

No es de temer la reina. Nadie sabe en cuál lugar del camino dejó olvidada la cabeza. Nada importa el camino. Importa llegar a ninguna parte. Entonces comprendemos lo sabio de llevar la cabeza en el bolsillo, junto a la llave de la primera puerta.

Lo que vale es nuestra fe en el sinsentido. 

En este reino de cuerdos, es la única forma de salvarnos.

lunes, 2 de abril de 2012

HANS CHRISTIAN ANDERSEN: MODESTO HOMENAJE


Cuentan que cuentan

Hubo una vez un niño que, en cierta ciudad danesa llamada Odense, empezó a vivir un cuento que tituló más tarde El cuento de mi vida, cuando los años pasaron y ya había escrito muchos de los cuentos por los cuales lo recordamos hoy, dedicando el día de su nacimiento a la celebración del Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil.

Pero aunque creció hasta parecernos incluso demasiado alto, escribió y actuó en el teatro, viajó por muchos países y fue aplaudido en las cortes europeas, conservó su corazón de niño y con increíble arte creó cuentos que han sido narrados y leídos durante más de dos siglos por niños y jóvenes de todo el mundo.

Recuerdo que en mi país se transmitía una serie llamada El narrador de cuentos, en la que ese personaje comenzaba por decir que desde siempre, los hombres recordaban su pasado a través de los cuentos, vivían su presente y adivinaban su futuro, gracias a los cuentos. Y concluía la introducción del programa diciendo: “…el mejor lugar junto al fuego era para el narrador de cuentos”. Y quiero aprovechar esas hermosas palabras para agradecer a todas las personas que escriben, narran o hacen los libros para niños y jóvenes por estar en nuestro pasado, presente y futuro; para decir a Andersen que siempre tiene y tendrá el mejor lugar junto al fuego de los corazones de todos nosotros, que hemos dado la mano a El patito feo, nuestras voces a La Sirenita y hemos comprado todas las cerillas de La vendedora de fósforos para dar calor al corazón de todos los niños, quienes nunca jamás serán atrapados por La reina de las nieves pues están defendidos por El soldadito de plomo y su linda bailarina en esa danza interminable de palabras que es el contar de los contares.

Homenaje de Google

domingo, 1 de abril de 2012

TALÍA ES UNA MUJER


(es.123rf.com)
Sí que a veces las cosas se me ponen difíciles. Hoy es uno de esos días en que necesito buscar en mi memoria todo lo que he aprendido hasta ahora, que estoy en cuarto grado, para encontrar respuestas.
Cuando mami me despierta y voy a desayunar, encuentro un bonito jarrón con flores encima de la mesa. ¡Qué lindas! ¡Y tienen un olor! Son mariposas. Las preferidas por mamá. ¿Cómo, tan temprano, ya mamá tiene un ramo de flores? Alguien debe haberlas traído. Antes de poder preguntar, ella me da un beso en la mejilla y dice con su mirada más cariñosa:
—¡Felicidades!
Pero si hoy no es mi cumpleaños, ¿por qué será que mamá me felicita?
Entonces ella anuncia que hoy es el Día Internacional de la Mujer, y aunque soy chiquita todavía, soy mujer.
—¿Por eso te regalaron esas flores? —pregunto.
Mamá ríe con los ojos y con la boca, coge mi mano y dice que sí, aunque las flores son para las dos.
—Las trajo tu tío, pero iba camino al trabajo y no podía demorarse —explica—. Te dejó las flores y un beso.
Yo miro al lado del florero, hasta lo levanto y después le pregunto por el beso, porque no lo veo.
—¡Ay, Talía! Es una forma de decirle a alguien que se le quiere dar un beso, pero el beso no es como las flores, que pueden dejarse.
Entonces viene y me da otro beso.
—Este es el beso que dejó tu tío —dice.
Callo porque no quiero molestarla, pero si mi tío le dio dos besos: uno para ella y otro para mí, ¿cómo sé que el beso no se le confundió de verdad me está el que dejó para mí?
Mejor no se lo pregunto, porque me gusta verla así de contenta, y sé que se alegra mucho con las flores. Cuando trabaje y tenga dinero, le voy a llenar la casa con ellas, para que siempre esté riendo.
En eso pienso durante el viaje a la escuela y voy felicitando a mis amigas según llegan, hasta que entramos al aula. La maestra empieza a hablar de los seres vivos. Así me entero que no solo las personas y los animales son seres vivos. Las plantas también lo son: incluso respiran, como nosotros.
—¿También son seres vivos las flores? —pregunto.
—Claro que sí, Talía —responde ella—. Las flores son plantas, aunque las hay muy diferentes.
Enseña grandes láminas en las cuales aparecen muchas flores: margaritas, rosas, claveles, embelesos, orquídeas, jazmines y mariposas. Aprendo que las flores se usan para fabricar perfumes y jabones.
Como las plantas son seres vivos, necesitan agua, la luz del sol, que se les remueva la tierra y abono para crecer. Oigo muy atenta la explicación. También escucho que algunas “especies” son más delicadas, mientras otras crecen silvestres, porque nadie las siembra ni las cultiva, pero nacen y se desarrollan, buscando ellas mismas cómo alimentarse y, a veces, alimentan a otros seres como los pájaros, las mariposas y hasta animales grandes que comen yerba. Las abejas fabrican su miel gracias a las flores, y cuando liban de campanillas silvestres la hacen amarillo dorada que es tan rica como bonita.
Eso me recuerda mi conversación de hoy. Le pregunto a la maestra qué es mujer. A veces ella nos pide buscar el significado de palabras en el diccionario y ahora aprovecha mi pregunta para ponernos una tarea. Debemos buscar qué significa mujer, flor, vivo, delicada, miel, silvestre…
—Después, hagan una oración con alguna de esas palabras, para ver si entendieron su significado —nos dice.
Dejo la palabra mujer para el final y busco las otras. Escribo con cuidado en mi libreta cada “vocablo”, como le dice la maestra a las palabras. Luego leo en el diccionario: Mujer: 1 Persona del sexo femenino. Después viene una oración que habla de la fortaleza de la mujer. Esto me asombra, porque las fortalezas son esos edificios hechos de piedra, como el Castillo de la Fuerza, para defenderse de piratas y corsarios, y que yo sepa, solo la Giraldilla que está en la torre era una mujer. Sigo leyendo: 2 Persona adulta del sexo femenino o que ha llegado a la pubertad. Esto se pone peor. 3 Conjunto de seres humanos del sexo femenino. ¿No suena a mucha matemática eso de conjunto?, aunque pensándolo bien, a mi mamá la oigo decir que es una experta en sacar cuentas para que el dinero le alcance todo el mes. Debe ser por eso. El ejemplo que ponen es de una conferencia que trata sobre la defensa de los derechos de la mujer. ¿Por qué harán esa tal conferencia? ¿Acaso los hombres tienen una conferencia así? Y otra pregunta, ¿de quién se defiende la mujer? ¿De los hombres? Vuelvo a lo que leí en el número 1, ¿será que las mujeres necesitan una fortaleza de piedra para defenderse? Pero como dice en el diccionario fortaleza de espíritu, ¿será que necesita defenderse también de su espíritu, o sea, de ella misma? Son demasiadas preguntas, a las que no puedo encontrar respuestas aquí, así que déjame terminar. 4 Persona del sexo femenino respecto a su pareja. Esto me parece que lo entiendo. Todavía me falta la oración.
La maestra pide que leamos las oraciones. Leo lo que escribí y veo cómo su cara se pone rosada, rosada hasta que llega a roja. Cuando termino solo dice:
—Eso es un párrafo, no una oración.
—Es que una oración no me cabía todo lo que tenía que decir, maestra —le respondo.
—Talía —contesta ella muy brava—, hasta que no lo escribas en una sola oración no puedes irte.
Por eso mami ha venido a buscarme, porque la maestra no entiende que una oración es muy chiquita para decir lo que significa la palabra mujer. Las veo hablando y mami me hace una seña para irnos. Trato de explicarle que la maestra no entiende lo que escribo. Llegamos a la casa y ella pide mi libreta. Veo que sonríe mientras lee:
La mujer es igual a una flor silvestre, que no solo busca su alimento sino el de otros seres vivos. Es delicada como una mariposa, puede ser tan fuerte como las piedras y, gracias a ella, la miel es dorada como el sol.



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