sábado, 17 de diciembre de 2016

RITOS DE AÑO NUEVO



Casi termina el año. Estaré en Cuba y desde allá no tengo acceso a Internet para escribir en el blog, así que llevaré la noche en el bolsillo junto a mi corazón, contemplaré las estrellas en el cielo de mi patria y, por unos días, respiraré el olor a salitre y azúcar de mi isla.
Debo confesar que, como todos, siempre pienso en qué nuevo proyecto emprender en el año que nace, qué aspectos negativos combatir… pero este año no me viene a la cabeza nada que quisiera cambiar, salvo poder estar cerca de mis tres piratas del caribe, como les digo a los hijos que tengo en Cuba y a mi precioso Jake.
Reconozco que cuando va a empezar el año pienso en los rituales tradicionales para tener buena fortuna, salud, o amor en el año que se reciba. Amiga de lo esotérico y de ese mundo misterioso (y real) de la astrología, reviso las predicciones y leo rituales y consejos para estas celebraciones.
Creo que son muchas, y como el año nuevo celta o Sanhaim es el 31 de octubre, me vuelvo a la tradición de comer las doce uvas a las doce de la noche, aunque no todos pueden comerlas, por razones obvias; brindar con una la primera copa del año que comienza en la que haya un anillo de oro; hacer una lista de lo negativo del año y quemarla, arrojando sus cenizas luego en un agua que corra; regalar muérdago para la prosperidad y muchos rituales más, complejos o más sencillos.
He encontrado en http://comohacerpara.com unos rituales para Año Nuevo con velas, que les copio.

"Encender velas para rituales en Año Nuevo es una manera genial de atraer las energías positivas, la prosperidad y la abundancia al nuevo ciclo que comienza. Pero no todas son iguales, ni persiguen los mismos objetivos. Por eso, hoy te contamos las mejores opciones en velas para la Nochevieja, para que llenes el espacio de la luz más apropiada para tus propósitos de Año Nuevo.

El color de las velas para Rituales de fin de Año

El color de las velas para los rituales Año Nuevo es por demás importante, mucho más que su tamaño o forma. Ten en cuenta estos conceptos para elegirlas:
  • Las velas amarillas son geniales para llamar a nuevos negocios, proyectos y actividades desafiantes, en el plano laboral u otros que te propongas.
  • Las velas azules son las idóneas para alcanzar tus nuevas metas profesionales y laborales, si buscas un mejor puesto en el año que comienza, ese es tu color.
  • Las velas blancas son las de sanación, curación física y emocional, son las velas para rituales de Año Nuevo que querrás encender para tener un año lleno de paz y armonía.
  • Las velas doradas son las más apropiadas para atraer el dinero y la abundancia (más bien material) a tu vida.
  • Las velas rojas son las que necesitas para reactivar la pasión en tu vida, y atraer el amor o fortalecer la unión con tu pareja.
  • Las velas rosadas son las ideales para encontrar un nuevo amor, o para renovarlo en tu vida.
  • Las velas para rituales de fin de año verdes son las que necesitas para atraer y fomentar la salud y el bienestar en la familia y los presentes.
  • Las velas violetas (lilas, moradas) son las que querrás encender para transmutar lo negativo en positivo, y para alejar las malas energías de tu vida.
Ten en cuenta el color de tus velas para el Año Nuevo y, al encenderlas, di palabras positivas, teniendo en mente (o enunciando en voz alta, si quieres) ese objetivo que quieres lograr en el año que comienza. Algo tan simple como encender velas para rituales de Fin de Año, tantas como quieras y de los colores que necesites, hará un cambio positivo y benéfico en cada aspecto de tu vida".


viernes, 16 de diciembre de 2016

CUANDO CAE LA NOCHE





Cuando la noche cae y salen las estrellas, hay un silencio enorme que cubre el Universo. Me faltan tus palabras, tus ojos, tu sonrisa… ven y anima las sombras con la luz de tus ojos. Ven y tráeme la luna de plata entre tus manos. La tomaré despacio para dejar que alumbre el instante fugaz de tu presencia y note que contigo se terminan las sombras.

(Imagen tomada de http://fotosmundo.net/)

CACHORROS AL RESCATE






Carlos Alberto tiene una perra que se llama Loba porque, si uno la ve de noche, con esa pelambre gris que parecen hilos de plata, piensa que es un lobo. Eso, por no decir que si enseña los colmillos, da tremendo miedo.
Loba empezó a engordar y la panza le creció mucho. Su papá y él la llevaron al veterinario y resulta que la perra no estaba enferma, solo iba a ser madre.
Esa noche hubo un desfile de amigas y amigos por la casa: todos querían ver la barriga de Loba. Ella estaba echada muy tranquila, encima de una alfombra que le puso mamá Irene para que no durmiera en el suelo frío.
A Pedrito se le ocurrió una idea muy original y, pidiendo permiso a los demás, la consultó bajito con Carlos Alberto. Cuando terminaron, el dueño de Loba anunció:
—Si todos están de acuerdo, les pondremos nuestros nombres a los perritos cuando nazcan.
Papá Pedro salió cuando sintió la gritería, pues pensó que sucedía algo, pero ellos le explicaron. El señor se rascó la cabeza, preocupado.
—Estoy pensando que ustedes son ocho. No sabemos cuántos perros nacerán, si serán machos o hembras…
Entonces, Carlos Alberto dijo que ya tenía a Loba y acordaron que harían una lista de sus nombres, en orden alfabético, para nombrar a los cachorros. También hicieron un pacto: cada cual se llevaría el suyo para cuidarlo como su mascota.
Al cabo de un mes, los miembros del grupo (al que los padres de Carlos Alberto nombraron Cachorros al rescate) recibieron una llamada de emergencia: ¡estaban naciendo los perritos!
Enseguida llegaron todos al nacimiento, con sus padres o abuelos. La casa parecía un campamento, con tremenda algarabía. Loba, cuando se dio cuenta de que sus hijitos nacerían, se había metido debajo de la cama de Carlos Alberto. Él y Lía estaban agachados, con una linterna, mirando los cachorros que nacían y contando. A cada rato, salía Lía y anunciaba:
—¡Nació otro!
En total, nacieron 6 perritos. Esa noche no se decidió ningún nombre. Había que esperar poder acercarse a la perra sin peligro de ser mordido.
Al otro día, al salir de la escuela, fueron a conocerlos. Nacieron cuatro hembras y dos machos, así que revisaron la lista de nombres. Allí estaban: Ana, Diana, Frank, Iliana, Lía, Paula y Yovani.
De todos, solo faltó Paula, así que Ana propuso ponerle los dos nombres y la cachorrita Ana Paula se pasaría un tiempo con cada una.

UN CUENTO EUROPEO



Desandando por Google he encontrado este cuento popular europeo, muy parecido al de la sopa de piedras, conocido gracias a ese magnífico programa de Jim Henson llamado El narrador de cuentos.
Ahora, que estamos cerca de la Navidad, quiero publicarlo en el blog. Mi esperanza es que en este invierno navideño todos tengan un pan para alimentarse y un hogar donde protegerse del frío o el sereno.

La sopa de clavo

Una gallina estaba en la cocina de su casa nueva y suspiraba. Tenía delante noventa y ocho cajas de cartón repletas de objetos. Abrió una y encontró una cazuela para hacer sopa y ¡un clavo oxidado!
De pronto, oyó una voz:
—¡Hola! ¿Hay alguien en casa?
La gallina corrió a la puerta. En la entrada había un zorro esquelético.
—¡Buenas! —dijo él—. Me pregunto si le gustaría cenar.
Ella iba a contestar cuando el zorro la agarró y gritó:
—¡Prepara algo sencillo! Tú, en una olla hirviendo a fuego lento.
La gallina se puso a pensar rápidamente y dijo:
—Claro, pero ¿por qué no toma primero una sopa de clavo?
—¿Sopa de clavo? —preguntó el zorro, extrañado.
—¡Es riquísima! —comentó la gallina—. Si quiere, yo la preparo. Mientras, ¿podría desempaquetar algunas cosas?
El zorro empezó a abrir cajas. Cuando terminó de abrir las noventa y siete cajas que quedaban, la gallina le dio a probar una cucharada de sopa.
—¡Buaf! ¡Es agua caliente de color rojo! —protestó el zorro.
—A ver… Sí —dijo la gallina—. Le echaré sal. Mientras, ¿puede pintar la sala?
El zorro se fue a la sala gruñendo y se puso a pintar.
Cuando acabó, la gallina llegó con otra cucharada de sopa.
—¡Sigue malísima! —exclamó el zorro.
—Es posible —reconoció la gallina—. Le echaré apio, papas y perejil. Entretanto, ¿podría montarme unos muebles?
El zorro miró malhumorado a la gallina, pero se puso a trabajar.
Al terminar, la gallina lo hizo probar la sopa otra vez.
—Mmmm…, está mejor —dijo—. Vamos a tomarla ya.
—Un momento —lo detuvo la gallina—. Le faltan algunas hierbas: cilantro, orégano, y fideos… ¿Qué le parece si corta un poco de leña y enciende la chimenea?
El fuego ya chisporroteaba y el zorro dormía junto a él cuando la gallina se acercó con una cazuela rebosante de sopa.
—¡Está muy sabrosa! —exclamó él comiendo sopa sin parar—. ¡Quién hubiera dicho que un clavo supiera tan bien! ¡Qué pena no poder tomar ni una cucharada más!
—Pues ahora ya puede comerme —dijo la gallina segura de que el zorro no podría seguir comiendo.
Entonces, el zorro, al darse cuenta de que le había tomado el pelo, se marchó furioso.

(Ilustración de  https://www.dreamstime.com/royalty-free-stock-photos-bike-crash-image9635898)



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