martes, 31 de diciembre de 2013

NUEVO AÑO, VIDA NUEVA


Es 31 de diciembre y cada año nos parece que los 365 días se acortan un poquito. La intensidad y rapidez con la cual vivimos hace que el tiempo se nos haga más corto y los sueños se alejen a veces un poco.
Acostumbrados a no pensar en lo conseguido, sino en lo que nos falta por alcanzar, perseguimos la luz de las estrellas lejanas y abandonamos las luces de las luciérnagas que merodean por nuestras casas. Así, con solo pensar un poquito nos damos cuenta que se va el 2013 pero hemos logrado alcanzar muchos sueños. En mi caso, mi hijo Alejandro vino a vivir conmigo (algo que parecía casi imposible); junto con el primer año de Diego, se publicó mi libro Nanas para Diego y celebré su cumpleaños con la presentación y un cumpleaños con niños dominicanos en la feria del libro; publiqué mi primer libro de poesía para adultos, Mío es el tiempo y participé en el hermoso festival Grito de Mujer, donde conocí a un excelente grupo de poetas y amigos; pude estar en Cuba casi dos meses de mi tiempo; se graduó mi sobrina en la universidad y tenemos una doctora en la familia; conocí a muchas y buenas personas en el ámbito profesional y afectivo: nuevos amigos que me han llenado de satisfacciones y cariño… creo que la lista sería interminable, pero solo esos hechos bastan para hacerme sentir feliz con este año. Me queda la nostalgia de mi madre, de mi Diego y la linda Esnorquita pero hasta la nostalgia, cuando es por amor, es un dulce sentimiento.
Pude disfrutar de las flores, de los pájaros, del aire… de esa sensación de libertad que nos hace flotar o volar por donde queramos. Leí buenos libros, vi excelentes películas y me reí hasta el cansancio con mis series favoritas. Escuché buena música y me emocioné con intérpretes de todos los tiempos, por lo que fue muy importante la música para mí.
Para el próximo año debo terminar de escribir dos libros que he empezado, emprender nuevos proyectos y cumplir los planes de, al menos, dar unas caminatas al aire libre… Sé que con un año nuevo por delante todo es posible, si la magia del amor nos acompaña y la esperanza anida en nuestra alma.
El año viejo se marcha con su bolsa repleta de recuerdos y el nuevo llega ligero y alegre a iniciar el camino. Nuestro es el tiempo. Hagamos que cada minuto y cada segundo cuente y valga esa alegría. 
Cuando entendamos que el ser humano es una criatura de amor, estaremos salvados y seremos felices. Solo entonces.
Que la vida nos premie con todo el amor.


martes, 24 de diciembre de 2013

CELEBRANDO LA VIDA







Hoy es 24 diciembre y en una buena parte del mundo las personas celebran la Nochebuena. El 25 es la natividad de Jesús y el mundo occidental celebra la Navidad. Todos tenemos costumbres y tradiciones, más o menos extendidas, comprensibles o no.

Para mí estos días del año siempre significaron una fecha para reunirse en familia, incluso durante los años que en Cuba no era celebrada la Navidad, pero en mis recuerdos infantiles persistían aquellos viajes a casa de mi abuela en Yaguajay, donde nos reuníamos y la numerosa familia celebraba, con un lechón asado, la llegada al mundo del niño Jesús. Comíamos manzanas, nueces, avellanas, turrones, todos los que en aquellas fechas aún se vendían en las bodegas.

Cuando esa costumbre desapareció, nos quedó la celebración del Año Nuevo, la despedida del viejo… porque afortunadamente, el 1 de enero era y es una conmemoración patria.

Recuerdo nuestros deseos de tener un arbolito (siendo adolescentes) y cómo pintábamos de colores los bombillos y se colgaban de la mata de granada que mi mamá tenía en el jardín. Desde siempre, los ritos, como dice tan sabiamente el Principito, nos alegran la vida y hacen nacer ilusiones en nuestro corazón, como el insustituible alimento para el espíritu: el que necesitamos para respirar y para que en este mundo tan globalizado y sin alma, sintamos que pertenecemos a una nación, a un grupo, a un pueblo del que nos sentimos orgullosamente parte.

Mi abuela primero, luego mis tías y mi madre, ahora también nosotros con nuestros hijos, conservamos las comidas acostumbradas en esta fecha, los mensajes, las visitas, sin olvidar la sonrisa luminosa en el rostro. Acomodamos a los gustos esa tradición: en vez de lechón asado prefiero las masas de puerco fritas, el congrí mejor que el arroz blanco con los frijoles negros, la yuca con mojo, la ensalada de lechuga y tomate (verde y roja, colores de la Navidad), los turrones (sobre todo el de yema, preferencia heredada por mis hijos), el vino tinto y los buñuelos, aunque ya no moldeo los números del año que viene, como solía hacer cuando era muy joven y me encargaba de hacer buñuelos para la cena.

Soy una apasionada del mago Merlín y de la leyenda del Rey Arturo. No es casual que en la leyenda arturiana se haya escogido el 25 de diciembre para el nacimiento de este gran rey de la Bretaña. O sea, mis ancestros celtas tienen sus celebraciones paganas y hermosas también en esta fecha.
En lo personal siempre en estos días trazo una frontera espiritual en mi vida: un antes y un después… es como despojarme de la piel que vestí durante el año, abandonar los lastres y las negatividades y aprestarme a recibir el año nuevo llena de ilusión y buenos deseos, porque el futuro es de esperanzas. Si algún dolor sentí, si sufrí decepciones o desengaños, eso queda abandonado en el camino, con los idus del año que termina.
Celebremos la vida, el más precioso don que recibimos, con el corazón cálido y tierno. Seremos capaces de recibir lo que entregamos. Prodiguemos entonces la sonrisa, el gesto amable y la confianza en lo mejor del corazón del hombre y abramos de par en par las puertas de nuestro propio corazón para que lleguen, en armonioso conciliábulo, el amor y la felicidad. Solo quienes aman serán amados. Y de ellos ha de ser siempre el reino de la Tierra.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

MI SOBRINA ANA CARLA Y SUS AMIGOS: DOCTORES DE LA VIDA

Leine, Daisy y Ana Carla

Hoy es 24 de noviembre y es el cumpleaños de un amigo muy querido por mí, por mis hijos y por mi familia: Justo Luis Pérez. Es cierto que los amigos son la familia que uno escoge, como recordó muy sabiamente una joven ayer en su discurso de graduación de la universidad donde mi sobrina, ella y un grupo de excelentes muchachos se graduaron de doctores en Medicina.
En su pasado cumpleaños escribí sobre nuestra amistad y he aquí que doce meses más tarde la amistad me conmueve nuevamente, la amistad entre muchachos muy jóvenes, que han comprendido el valor de ese noble sentimiento que, como el amor de pareja, no tiene edad.
Y decidí escribir unas palabras para el blog, porque mi sobrina Ana Carla -hermosa, inteligente y cariñosa como todos mis sobrinos y sobrinas- acaba de recibir su diploma como Doctora en Medicina por la Universidad Unibe, con honores, y sé que sus padres y muchas personas, a quien ella muy justamente recordaba ayer en el brindis íntimo de la familia, la han acompañado en el recorrido pero su tesón y esfuerzo han sido los que le han permitido llegar a la meta. Y también sé que será una doctora que cumplirá fielmente con el juramento de Hipócrates y aliviará el dolor del cuerpo, curará, consolará y sanará. Solo pido al Universo y a Dios que la guíe y la conduzca por el camino que ha elegido, dándole la fortaleza necesaria para el éxito.
Empecé hablando de amigos y no fue por azar, sino por razones poderosas, esas que hacen de la amistad un sentimiento que rompe barreras de idiomas, costumbres y fronteras; estoy hablando de la amistad porque ayer, en la graduación, me regocijé en ver cómo un equipo de amigos llegaba a la primera etapa de su carrera luego de haber compartido de forma generosa por cinco años, sus preocupaciones, malos ratos, tristezas e inquietudes, pero también su felicidad, sus alegrías y amor. Únicamente la magia del amor y la buena fe los ha mantenido unidos, les ha permitido sortear obstáculos, hacerse parte indispensable de la vida de los otros y compartir su tiempo para multiplicarlo en pro del objetivo común.
¿Qué decir de Any, Leine y Daysi? De Ana Carla, a quien conozco desde que nació, ya he dicho quién es y puedo decir que es mi segunda hija, pues Alejandro llegó un poco después. Reímos mucho cuando recordamos anécdotas de la infancia de ellos que si quisiera citar, harían interminables estas palabras. Leine y Daysi, sus inseparables, son mis sobrinas adoptivas: hay una afinidad y familiaridad difícil de describir. No me asombra que sean hermosas físicamente y tengan esa alma tan noble, pues su presencia proyecta la belleza que tienen dentro. Los muchachos son más callados que ellas: Frank Luis, Luismi (Luis Miguel) y Arfry, pero nobles, caballerosos, definitivamente hermosos. Recuerdo otros estudiantes que han estado cerca, como Ernesto o Jefferson (quien no terminó con ellos), en las sesiones de estudio en la casa o en sus tertulias y fiestas. Ayer volví a ver a Saddam, quien me cuidó durante una madrugada del pasado mes de julio que estuve interna en la Plaza de la Salud… como un hijo más.
Se dijeron verdades como un templo en ese día. Entre ellas, que no estamos dejando a nuestros hijos un mundo como para que ellos puedan hacer sus nobles obras sin obstáculos. Pero a esos jóvenes sus padres cierta vez les entregaron la vida, los trajeron al mundo y con sus desvelos los han visto crecer y hacerse hombres y mujeres de bien. El don de la vida no tiene precio: es el de mayor valor en el Universo. Ahora también estará en el talento y las manos de estos doctores que se gradúan. Que para bien de la Humanidad sea. Pronuncio entonces, para ellas y ellos, las tres bendiciones celtas:

-Que Dios te dé siempre un rayo de sol para calentarte, un rayo de luna para encantarte, un ángel protector para que nada te dañe. Risa para animarte; amigos para consolarte y los oídos abiertos del cielo para, con cada plegaria, escucharte.

-Que Dios te dé por cada tormenta un arco iris, por cada lagrima una sonrisa, por cada preocupación una promesa y por cada prueba una bendición. Que por cada problema que traiga la vida, haya un amigo leal con quien compartirlo; que por cada suspiro haya una dulce canción y una repuesta por cada oración.

 -Que puedas tener la sabiduría para saber de dónde vienes, a dónde vas y cuando ya es hora de parar.



Aquí cito el juramento de Hipócrates:


JURAMENTO HIPOCRÁTICO
(Versión original)
Versión latina de Hipócrates. Opera Omnia. Edic. de Radicius. Venecia, 1736. Tomo I.
(Se transcribe literalmente de: Escardó, F. “El Alma del Médico”, pp 61-63. Editorial Alessandri. Córdoba, Argentina, 1954).

“Juro por Apolo médico, por Esculapio, Higia y Panacea y pongo por testigos a todos los dioses y a todas las diosas, cumplir según mis posibilidades y razón el siguiente Juramento:
Estimaré como a mis padres a aquel que me enseñó este arte, haré vida común con él y si es necesario partiré con él mis bienes; consideraré a sus hijos como hermanos míos y les enseñaré este arte sin retribución ni promesa escrita, si necesitan aprenderlo. Comunicaré los principios, lecciones y todo lo demás de la enseñanza a mis hijos, a los del maestro que me ha instruido, a los discípulos regularmente inscriptos y jurados según los reglamentos, pero a nadie más.
Aplicaré los regímenes en bien de los enfermos según mi saber y entender y nunca para mal de nadie. No daré a nadie, por complacencia, un remedio mortal o un consejo que lo induzca a su pérdida. Tampoco daré a una mujer un pesario que pueda dañar la vida del feto. Conservaré puros mi vida y mi arte. No extraeré cálculo manifiesto, dejaré esta operación a quienes saben practicar la cirugía.
En cualquier casa en que penetre, lo haré para el bien de los enfermos, evitando todo daño voluntario y toda corrupción, absteniéndome del placer del amor con las mujeres y los hombres, los libres y los esclavos. Todo lo que viere u oyere en el ejercicio de la profesión y en el comercio de la vida común y que no deba divulgarse lo conservaré como secreto.

Si cumplo íntegramente con este Juramento, que pueda gozar dichosamente de mi vida y mi arte y disfrutar de perenne gloria entre los hombres. Si lo quebranto, que me suceda lo contrario.” 


miércoles, 23 de octubre de 2013

HOY DIEGO CUMPLE UN AÑO Y MEDIO


Lo vi hace poco: el 15 de septiembre me despidió cuando venía para acá, con sus padres. Se levantó temprano, madrugador por esencia se despertó sin necesidad de mucho zarandeo y sus grandes ojos azules contemplaban los preparativos del viaje.
Esa mirada me acompañó en todo el viaje de regreso. Miento. Me acompaña todavía. A veces dormimos juntos, y me despertaba porque tenía su mirada fija en mí, sin proferir un sonido o una palabra. Me miraba en silencio, contemplándome, con sus grandes ojos interrogadores.
Cuando me quedaba en su casa salíamos temprano él y yo a ver todos los pajaritos que tienen sus nidos en los framboyanes de la escuela que está frente a su casa. En esos árboles, curiosamente y sin saber quién, colocaron casitas de maderas para pajaritos en las ramas, debe haber como una veintena o más y cuando amanece hay una fiesta de alas, donde se escucha el vuelo de los alborotadores y sus cantos. Lo mismo hay gorriones que azulejos, pájaros carpinteros, totíes o tomeguines… es una vecindad increíblemente armoniosa.
Allí en la acera, debajo de los framboyanes, alzábamos los ojos a las ramas e íbamos descubriendo a los que volaban de un lado a otro: “¡Allí, míralos allí, Diego, como revolotean!,  y nos mirábamos y sonreíamos como dos buenos compinches que se alegran de compartir un secreto. El secreto, en nuestro caso y los pájaros, era el placer de asomarnos a su mágico mundo. Reíamos, él me señalaba con su dedito los que veía, mientras chasqueaba los dedos de su manita en señal de llamada. No nos importaba que nos hicieran caso: solo poder mirarlos y sentir la brisa del framboyán y la sinfonía de trinos y batir de alas.


Diego crecerá y seguramente no recuerde nuestros amaneceres, bajo los framboyanes florecidos, en esa calle del poblado de Jaimanitas, pero yo jamás olvidaré su sonrisa y alegría cuando contemplaba a los pájaros alborotar y gorjeaba, junto con ellos, una canción alegre de verano. Porque esa historia comenzó un 23 de octubre de hace treinta años y aunque el tiempo y el olvido hayan dejado su huella, Diego me recuerda que del amor solo nace más amor, y nada seríamos sin las flores, el canto de los pájaros y los amaneceres del verano, cuando una manita pequeña señala los nidos colocados en la rama para ir a escuchar esa sinfonía de pura vida. 

CUANDO ME AMÉ DE VERDAD (Charles Chaplin)


Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre: Autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es: Autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama: Madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es: Respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama: Amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es: Simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí: La humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama: Plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es: Saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

Nota: No sé si ciertamente está escrito por Charles Chaplin, pues circulan por la red textos con firmas que no son tales, pero esta reflexión se corresponde con su filosofía de vida, así que si no lo escribió, bien que pudo haberlo escrito.

miércoles, 2 de octubre de 2013

LOS ABUELOS SON LOS MAGOS Y HADAS DE LA FAMILIA

Abuela y nieto en el cumple de mi hijo en enero del 2013.



Ser abuela o abuelo es un estado de gracia especial. Es saber que ha llegado al universo una criatura que es dos veces nuestro hijo: hijo del hijo. Lo supe cuando mi hija trajo al mundo a mi nieto. Y sentí no poder estar más cerca de él y durante más tiempo. Solo un mes apenas después de nacido. Y en la distancia amarlo, extrañarlo y dedicarle poemas. Esos atardeceres en los que hay una campanita dentro del pecho que resuena y nos recuerda a los seres entrañables que están lejos. Ansiar verlo y escucharlo cuando empiezan a decir sus primeras palabras. Querer que nos vean y sepan que somos padres de sus padres: en mi caso, la madre de su mamá. Entonces, ponerse como una tonta a repetirles abue, abu, a ver si me dice al menos las primeras sílabas de abuela… alegrarme cuando tiende sus brazos para que lo cargue, lo lleve a ver los pajaritos que revolotean alrededor de sus nidos en el framboyán de enfrente de su casa, o me siente en el piso del portal a pasarnos la pelota… Por eso hoy descubrí este artículo en facebook, lo copié y me animé a traerlo al blog, luego de un inmenso letargo.
Por todo eso que dice este pediatra a quien no conocía hasta hoy, los abuelos somos los magos y las hadas de las familias y, casi siempre, los preferidos por los nietos.
«Los abuelos no solo cuidan de la familia extendida, aportan algo que los padres no siempre vislumbran: pertenencia e identidad. En los últimos 50 años, nuestro estilo de vida familiar cambió drásticamente como consecuencia de un nuevo sistema de producción. La inclusión de la mujer en el circuito laboral llevó a que ambos padres se ausenten del hogar por largos períodos creando como consecuencia el llamado “síndrome de la casa vacía”. El nuevo paradigma implicó que muchos niños quedaran a cargo de personas ajenas al hogar o en instituciones. Esta tercerización de la crianza se extendió y naturalizó en muchos hogares. Algunos afortunados todavía pueden contar con sus abuelos para cubrir muchas tareas: la protección, los traslados, la alimentación, el descanso y hasta las consultas médicas. Estos privilegiados chicos tienen padres de padres, y lo celebran eligiendo todos los apelativos posibles: abu, abuela/o nona/o bobe, zeide, tata, yaya/o opi, oma, baba, abue, lala, babi, o por su nombre, cuando la coquetería lo exige. Los abuelos no sólo cuidan, son el tronco de la familia extendida, la que aporta algo que los padres no siempre vislumbran: pertenencia e identidad, factores indispensables en los nuevos brotes. La mayoría de los abuelos siente adoración por sus nietos. Es fácil ver que las fotos de los hijos van siendo reemplazadas por las de estos. Con esta señal, los padres descubren dos verdades: que no están solos en la tarea, y que han entrado en su madurez. El abuelazgo constituye una forma contundente de comprender el paso del tiempo, de aceptar la edad y la esperable vejez. Lejos de apenarse, sienten al mismo tiempo otra certeza que supera a las anteriores: los nietos significan que es posible la inmortalidad. Porque al ampliar la familia, ellos prolongan los rasgos, los gestos: extienden la vida. La batalla contra la finitud no está perdida, se ilusionan. Los abuelos miran diferente. Como suelen no ver bien, usan los ojos para otras cosas. Para opinar, por ejemplo. O para recordar. Como siempre están pensando en algo, se les humedece la mirada; a veces tienen miedo de no poder decir todo lo que quieren. La mayoría tiene las manos suaves y las mueven con cuidado. Aprendieron que un abrazo enseña más que toda una biblioteca. Los abuelos tienen el tiempo que se les perdió a los padres; de alguna manera pudieron recuperarlo. Leen libros sin apuro o cuentan historias de cuando ellos eran chicos. Con cada palabra, las raíces se hacen más profundas; la identidad, más probable. Los abuelos construyen infancias, en silencio y cada día. Son incomparables cómplices de secretos. Malcrían profesionalmente porque no tienen que dar cuenta a nadie de sus actos. Consideran, con autoridad, que la memoria es la capacidad de olvidar algunas cosas. Por eso no recuerdan que las mismas gracias de sus nietos las hicieron sus hijos. Pero entonces, no las veían, de tan preocupados que estaban por educarlos. Algunos todavía saben jugar a cosas que no se enchufan. Son personas expertas en disolver angustias cuando, por una discusión de los padres, el niño siente que el mundo se derrumba. La comida que ellos sirven es la más rica; incluso la comprada. Los abuelos huelen siempre a abuelo. No es por el perfume que usan, ellos son así. ¿O no recordamos su aroma para siempre? Los chicos que tienen abuelos están mucho más cerca de la felicidad. Los que los tienen lejos, deberían procurarse uno (siempre hay buena gente disponible). FINALMENTE Y PARA QUE SEPAN LOS DESCREÍDOS: LOS ABUELOS NUNCA MUEREN, SOLO SE HACEN INVISIBLES».

(Enrique Orschanski. 19/01/2013).

Enrique Orschanski es un pediatra cordobés muy reconocido, y éste es un artículo que publicó en uno de los diarios de Córdoba.

domingo, 23 de junio de 2013

LA LUNA DE SAN JUAN



Los solsticios y equinoccios ejercen cierta fascinación en mí. Pienso que son momentos especiales del año, en el que los astros tienen una disposición favorable a los humanos, sobre todo el sol. Al menos, así sucede en mi imaginación. A pesar de que quise escribir sobre el solsticio de verano, no salían las palabras atadas a mí por ese hilo invisible que les impide salir al mundo y mostrarse.
Hoy, un hecho o conmemoración, las ha despertado de su letargo. Esta noche habrá luna llena. Y no será cualquiera, sino que ocurrirá un epigeo, lo cual quiere decir que estará a la mínima distancia de la Tierra que es posible, aunque el 6 de mayo del 2012 estuvo un poquito más cerca de lo que estará en este 2013. Será la luna llena más grande y más brillante del año: es algo que no podemos perdernos.
Según un artículo publicado por Miguel Gilarte, en ABC. es, en su sección de Ciencia:
En realidad, el fenómeno de la superluna, máxima aproximación de la Luna a la Tierra, tiene lugar cada 15 o 18 años. La última fue la del 6 de mayo de 2012, y la siguiente la de 2028. Pero entre tanto, la Luna cumple cada año con un máximo de aproximación a la Tierra. En este caso, la noche del 23 de junio de 2013, cuando nuestro satélite se acerque a la Tierra a la corta distancia de 356.991 km, lo que hará que la veamos aproximadamente un 12% más grande que cuando adquiere el menor tamaño posible. La superluna del 6 de mayo de 2012, se acercó a la Tierra hasta los 355.126 km. Tendrá que llegar el año 2028 para ver algo similar, cuando el 10 de febrero se aproxime hasta los 356.677 km”.
Lo mágico que tiene para mí esta súper luna es que ocurrirá en la noche del 23 de junio, víspera del día de San Juan, mientras que la del año 2012 fue la víspera de mi cumpleaños. Creo que no es nada casual que durante estos dos años seguidos, haya súper lunas en fechas con determinado simbolismo para mí. Han sido años de cambios importantes en mi vida y creo que seguirán ocurriendo. Además, me prueba que no es casual esa preferencia lunar mía. Me considero Hija de la noche, y en especial, de la luna.
Haré mis pedidos al Universo esta noche. Será un momento mágico y trascendente. Ese embrujo por la luna le imprime un sello especial a mi literatura, desde siempre, y a mi vida. Además, por ser 23, Diego cumple 14 meses: no sé si esta noche dormirá bien, porque la luna ha sido testigo de mis nanas y de mi amor por él. Quién sabe si esa luna llena de hoy también significará un cambio para él. En todo caso, también sus ojos me mirarán desde la redondez brillante de esta noche.
Seguiré con esa luna por norte y como símbolo de la magia y el misterio insondable del amor y el Universo. Porque vivimos por amor y con amor, entonces vivimos también por la luna y con la luna. Por siempre y para siempre.





viernes, 14 de junio de 2013

UNA SIMPLE PROMESA DE AMOR (al día viernes)


 
Nacimiento de Venus, Boticelli



Toda la culpa es tuya
toda.
Un viernes recibí su llamado
y no sabía
cuántos viernes después podría amarlo.

Lo dije sin saber lo que decía
sin darme cuenta le entregué mi vida
aquel viernes
con solo responder un hola
que me llevó a sus brazos en instantes.

Es tan fugaz la vida
el amor
los sueños
verte y tenerte
tan fugaz
que este viernes brindo con mi copa de luna
por tenerlo otra vez
reír su risa nueva
confundir nuestros cuerpos...
gracias
viernes de todas mis suertes
por traerlo de vuelta:
haré que cada noche de viernes
se enciendan los cocuyos azules que imaginé por él
y sus luces iluminen mi piel toda
al calor de sus manos.

Esta es una promesa de viernes en la noche
universal y nuestra
una simple promesa de amor.

Viernes 22


jueves, 13 de junio de 2013

PETICIÓN A JÚPITER

Dios Zeus pintado por Jean Auguste Dominique Ingres (1811). Titulado Zeus y Tetis.


Hoy es el día de Júpiter
confieso
que el Dios Todopoderoso del Olimpo
me distingue
y envía a Hermes para que me devuelva la sonrisa.

Más mi sonrisa escapa y se disipa
como las nubes leves del verano
dejando tu sabor entre mis labios
vacíos sin los tuyos.

Tus besos no necesitan mensajero
ni tus ojos
tampoco tus manos impacientes
dejan de acariciarme en la penumbra de esta noche sin estrellas.

¿Qué suerte puede augurarme un jueves
si la única que ansío es poder verte
respirar apretada por tus brazos
y abandonarme al goce de tu cuerpo
en un desbordamiento del deseo?

!Oh, Júpiter o Zeus!
Te ofrendo todos los jueves de mi vida
por un minuto de su boca
y un breve instante de su piel contra la mía.

Y si no es mucho pedir
sin ser impía
quiero mirarme un jueves en sus ojos
y descubrir de nuevo
ese raro temblor que me estremece
cuando sus manos me recorren.

Jueves 25


martes, 11 de junio de 2013

NANAS PARA DIEGO


NANAS PARA DIEGO


El amor inspira las cosas más hermosas del mundo, y sin dudas este libro es una de ellas.
Una abuela escritora, Mirtha González Gutiérrez, estrena el cariño hacia su nieto con un libro de nanas.
El volumen va desde la primera nana que escribió para Diego el día de su nacimiento, hasta la fecha de la publicación de los poemas: el día en que el niño cumplía su primer añito.
Mirtha me sorprende siempre por su enorme carisma, por su amor hacia todos y por su extrema sensibilidad como mujer, que se convierte en sensibilidad de escritora y de poeta.
Esta cubana es autora de varios textos para niños,y desde su blog La noche en el bolsillo, nos mantiene al tanto de sus creaciones.
En esta compilación de poesía nos muestra su alma: podemos ver a la abuela dedicada, aquella que recitará todos los poemas que conoce, cantará todas las canciones de cuna que recuerda, y llegará a componer un sinfín de nanas, con tal de hacer que el nieto pequeño duerma.
Eso es para mí Mirtha González Gutiérrez: una gran mujer, que puede con sus palabras cruzar el mar y llegar hasta la cuna de un bebé para arrullarlo.
(Publicado en Wena Literatura por Saimi)

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