viernes, 21 de septiembre de 2018

EL EQUINOCCIO DE OTOÑO Y LOS CELTAS




Sabemos que la cultura celta nos ha legado, culturalmente, mitos y tradiciones tan extendidas como su presencia en el continente europeo. Es curioso ver cómo, cuando investigamos alrededor de tradiciones como Halloween, las celebraciones de las estaciones y otras fiestas o costumbres como la de la noche de San Juan, nos salen al paso los ancestros celtas.
Con el otoño sucede igual. Los celtas celebraban, entre el 22 y 23 de septiembre, un banquete de agradecimiento a los dioses por la cosecha y la vida (rasgo común con otras festividades). Con la magnanimidad de la fiesta sagrada buscaban asegurar un invierno benévolo y corto.
La caída de las hojas de los árboles simbolizaba la muerte necesaria para renacer, así los humanos debían desprenderse de las cargas pesadas y entrar purificados al tiempo de preparación del Samhain.
Actualmente a la celebración se le llama Mabon por wiccanos y neopaganos, agregada a las grandes celebraciones de la Rueda del Año, aunque también se le atribuyen otros nombres, ya que tiene como símbolos la cornucopia para representar la abundancia y el manzano, que era el árbol de la inmortalidad para los celtas.
Prefiero imaginarme a los celtas celebrando esta fecha en que el otoño prepara al universo para la entrada del invierno, la más cruda y difícil de las estaciones del año, invocando a sus dioses para que les fuera concedida la gracia de la vida y la abundancia. Por ello tienen varios rituales, algunos ya publicados en este blog como 
El equinoccio de otoño sucede cuando el Sol cruza el Ecuador. Llamado Mabon por la reina celta de las hadas, Mab. Esta festividad representa la cosecha. La promesa hecha en el verano y ahora convertida en realidad. La madre tierra dando a sus hijos los nutrientes y la abundancia, los elementos necesarios para sobrevivir el invierno por venir. Pero al mismo tiempo, simboliza la concepción de la muerte de las plantas convirtiéndose en renacimiento a través del misterio de las semillas.

Hoy traemos aquí para celebrar el equinoccio de este 22 de septiembre, el ritual del vino, encontrado en el blog http://cometamagico.com.ar a quien le pedimos disculpas por incluirlo acá.
RITUAL DEL VINO


Mabon festeja la cosecha de frutos y bayas que nos alimentan durante los oscuros días de invierno que están próximos. Unos de los rituales característicos es el ritual del vino. 
PROCEDIMIENTO: 
Se necesitan 5 vasos de vino de bayas y un lugar a campo abierto donde estos puedan ser vertidos al suelo. Lo óptimo es hacer este ritual al anochecer o al amanecer, cuando la luz y la oscuridad parecen estar en perfecto equilibrio, al igual que lo están en las 24 horas del período del equinoccio.

Dibuje un círculo a su alrededor y ponga un vaso en cada uno de los puntos cardinales: Norte (tierra), Este (aire), Sur (Fuego), y Oeste (agua). Ponga al otro vaso en el centro.

Empezando en cualquier lugar del círculo, comience a moverse en el sentido contrario a las agujas del reloj, derramando el vino en el suelo para rendir un homenaje a los espíritus de la naturaleza y a los elementales que guardan la tierra mientras esta se prepara para su siesta invernal.
Por último, beba el vaso de vino del centro como ofrenda y brinde por la Diosa, que ahora descansa tras haber dado a luz la cosecha.

(Tomado de cometamágico.com)



Recibamos entonces el equinoccio de otoño (y el de primavera también), con la esperanza de iniciar una estación de abundancia y paz.
Esperemos el sábado encendiendo una vela de agradecimiento, por nuestra propia cosecha de alegría y felicidad, amigos, amores… Agradecimiento por la vida, por nuestro ser y existir.






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