martes, 20 de octubre de 2015

DÍA DE LA CULTURA CUBANA



Hoy es el día instituido por Cuba como Día de la Cultura Nacional. Un día como hoy se entonó por primera vez nuestro himno nacional: La Bayamesa. Dondequiera que esté un cubano, es una de las más electrizantes y conmovedoras melodías que pueda escuchar: las notas de nuestro himno... Pero la Cultura no es solo el himno, es todo: nuestra comida, nuestras costumbres, nuestro arte y literatura, nuestra isla y nuestro corazón fuera de ella y, al mismo tiempo, sin desprenderse de ella, del olor a sal, su sol, sus calles y el olor de sus ciudades... Qué orgullosa cada día de ser cubana. Amo a Cuba y a los cubanos.
Creo que nada representa tanto la cubanía como ese himno rebelde, vibrante y estremecedor. Solo la música, las notas de esa marcha contagiosa, anuncian al mundo que es nuestro.
Al citar los versos de nuestro Poeta Mayor: el amor, madre a la Patria/ no es el amor ridículo a la tierra ni a la yerba que pisan nuestras plantas,/ es el odio invencible a quien la oprime, /es el rencor eterno a quien la ataca[…], me siento invadida por un dulce sentimiento de nostalgia. Nostalgia por la luz de nuestras ciudades, por las voces de los pregoneros callejeros que bajan por mi calle cada mañana y se escuchan hasta la hora en que el sol se despide, por las plazas y los parques, por esa conversación cómplice entre el mar y la tierra que recorre hecha murmullo todo el litoral norte de esa ciudad que habita en mi palabra, a pesar de la distancia.
Cuba, sin lugar a dudas, es tierra de poetas. Los decimistas improvisadores son los más genuinos y populares; están los que escriben décima culta y están los poetas de verso más depurado y galante. Sin embargo, alguna vez escuché decir (no recuerdo si fue al Indio Naborí) que los cubanos hablamos en octosílabos. Y es cierto. Todo el que escriba poemas sabe que, inevitablemente, cuando rimamos siempre es ese el metro que acude, fácil y presuroso, al llamado de la página en blanco.
Hay tres poetas cubanos que, además de su genialidad literaria, escribieron profundos y conmovedores poemas a la patria como José Martí y José María Heredia o se consagraron a la lucha y dedicaron su aliento poético y vital a ella,  también Rubén Martínez Villena.
Sin embargo, nadie dudaría en señalar, como el más importante poeta cubano, al apóstol de la independencia, por su versatilidad, su maestría y genial cultivador de diferentes formas estróficas, metros y rimas. Desde la sencillez aparente de sus Versos sencillos, los poemas del Ismaelillo o La Edad de Oro hasta sus Versos libres, que eran, como él pensaba que debía ser el verso que amaba, de […] sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava. El verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el Sol, se rompe en alas. […]
Hoy como nunca pienso que la Patria vive en cada cubano, en el acento que reconocemos sin dudar y en la manera única de reírnos, saborear un café fuerte, hablar alto o sentir como nuestra cada injusticia o dolor de otro ser humano. También recuerdo ahora a ese cubano y repito con él, recordando ese cielo llenito de estrellas casi siempre: Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche…




Dos patrias…

Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. 
¿O son una las dos? No bien retira 
su majestad el sol, con largos velos 
y un clavel en la mano, silenciosa 
Cuba cual viuda triste me aparece. 
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento 
que en la mano le tiembla! Está vacío 
mi pecho, destrozado está y vacío 
en donde estaba el corazón. Ya es hora 
de empezar a morir. La noche es buena 
para decir adiós. La luz estorba 
y la palabra humana. El universo 
habla mejor que el hombre. 
Cual bandera 
que invita a batallar, la llama roja 
de la vela flamea. Las ventanas 
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo 
las hojas del clavel, como una nube 
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa..







viernes, 16 de octubre de 2015

LA ISLA DE NUNCA JAMÁS Y PETER PAN





Desde que a principios del siglo pasado el escocés J. M. Barrie creó la historia del chico que se negó a crecer, Peter Pan, sus personajes y la historia desarrollada en el país de Nunca Jamás han cautivado a suficientes generaciones como para que Hollywood siga interesado en idear nuevas versiones fílmicas.
La cinta Peter Pan, bajo la dirección de Joe Wright, el realizador tras Orgullo y prejuicio y Expiación, deseo y pecado. En esta precuela, Wright toma el guión de Jason Fuchs, el joven co-guionista del éxito de taquilla La era de hielo 4, quien parte contando la historia de la madre de Peter (Amanda Seyfried) dejándolo a las afueras del orfanato donde Peter (Levi Miller) vivirá sus primeros 12 años. 
Es ahí, durante la Segunda Guerra Mundial, donde el chico comprenderá que hay mayores peligros que la madre superiora del lugar. Peter y su mejor amigo Nibs (Lewis MacDougall) notan  que los niños comienzan a desaparecer: son raptados por el pirata Barbanegra (Hugh Jackman) para llevarlos al país de Nunca Jamás. En ese lugar buscarán el pixum o polvo de hadas, en minas donde Peter conoce a un joven James Hook, (Garrett Hedlund), quien se convertirá en su aliado una vez que encuentran a los nativos de la isla -como Tigrilla (Rooney Mara)-, quienes son perseguidos por Barbanegra. La cinta posee una estética colorida y una banda sonora con covers de Blitzkrieg bop de Ramones y Smells like teen spirit de Nirvana. Si bien Wright admitió a Variety que se sintió abrumado por hacer una megaproducción, dijo: “El desafío que me puse fue hacer una película que satisfaciera todas las expectativas de una gran producción de acción y aventuras, pero con un núcleo muy fuerte y emocional”.
Más de Peter Pan
El habitante más famoso de Nunca Jamás tiene una relación de larga data con el cine. Esta parte con Peter Pan, de 1924, cinta muda que toma como referencia la obra de teatro de Barrie y  donde el personaje principal es interpretado por una mujer: Betty Bronson.  
Luego está la que quizás es más universalmente conocida: Peter Pan (1953), en versión animada de Disney, es la más exitosa en términos de taquilla: ajustando la inflación, recaudó sobre US$ 382 millones sólo en Estados Unidos.
Y está Peter Pan  de 2003,  con Jason Isaacs como Garfio y a Jeremy Sumpter como Peter. 
Además, de esas adaptaciones a la obra de Barrie, están las historias inspiradas en el personaje y su mundo, como Hook (1991), de Steven Spielberg. Robin Williams interpretaba a un Peter ya adulto que había dejado atrás su vida en Nunca Jamás, pero debe volver a este lugar para rescatar a sus hijos del Capitán Garfio (Dustin Hoffman). Julia Roberts encarnaba a Campanita.  
También está Regreso a Nunca jamás (2002) Casi cinco décadas separan esta secuela animada de la original. En ella se contó la historia de Wendy ya adulta: está casada y es madre de dos hijos. La cinta logró un éxito moderado en taquilla.
Y todavía queda material y ganas: Peter and Wendy, sin fecha clara de estreno, es una película británica anunciada en mayo, con Stanley Tucci como Garfio y a la cantante Paloma Faith como Campanita. Esta vez, la narración parte en la época actual desde el punto de vista de la joven Lucy Rose (Hazel Doupe, quien también interpreta a Wendy), quien lee la historia de Pan y vive una ensoñación entre su vida y la obra de Barrie.
(Tomado de La Tercera)

miércoles, 14 de octubre de 2015

TENEMOS VIENTO A FAVOR, VIKINGO JOSÉ MANUEL ESPINO




Hablar de la obra de José Manuel Espino Ortega es adentrarse en un mundo onírico y fantástico pues, hasta las más terrestres criaturas alcanzan un aura de ensueño nada más ser tocadas por su palabra. Y es que este colombino de nacimiento y vocación nació para escribir poesía, para marcar un antes y un después en la literatura cubana que se le dedica a los “locos bajitos”.
Su creación poética tiene un sello inconfundible. Primero, porque ha retomado las formas tradicionales estróficas de la poesía española, pero siempre renovada en su forma y lenguaje, logrando una cadencia que no responde solo a la rima del final del verso, pues también la armoniza con un ritmo interno que alcanza con las repeticiones o encabalgamientos que tan magistralmente hace.
Ni qué decir que resulta muy propio de su poesía armar con los versos las figuras del tema. Ya habían aparecido en Laberinto, (que le abrió el camino de los premios La Edad de Oro que suman nada más y nada menos que ¡9! en su haber) sus Sombreros, sus Lunas, la Lluvia y Gotas… recurso que ha sostenido en la obra posterior. Y es que creo, a pesar de llegar a este libro de 1995 con dos premios Ismaelillo y un David, este es el que teje las alas de la poesía que hará volar sobre las páginas y nuestros ojos, ávidos de maravillas, desde entonces y por muchos años más.
Ya en él aparece la recurrencia-homenaje a los poetas que será una constante en su obra (Lorca, Charlot, su propio coterráneo Aramís Quintero, Dora Alonso…); los temas del circo, la magia, la mar y la naturaleza; la intertextualidad con clásicos como Peter Pan y Wendy, Alí Babá y los cuarenta ladrones, El principito…  Y a partir de ese laberinto de la ternura nos internamos en ese bosque inabarcable de su poesía que es, además, un juego interminable entre el autor y sus lectores.
A pesar de conocer su Magia Blanca, El próximo circo y adentrarme en su Laberinto, no fui absolutamente seducida hasta conocer El libro de Nunca Jamás. Creo que este es su libro fetiche, su talismán contra las tormentas de la vida y la expresión más fiel de su vida y de su obra.
Quien conozca a Espino sabe que es el habitante per se de la isla de Nunca Jamás: jamás y nunca será un adulto hecho y deshecho. Desde que abrió los ojos a la poesía, Peter Pan cosió a él su sombra y así será hasta el fin de los tiempos. Aunque se vaya un tiempo con Alí Babá, encienda las candilejas junto a Chico para reverenciar al cine mudo y su Charlot o pinte el teatro de Verde que te quiero verde, mientras narra sus Cuentos de gallos de día y de noche o abandone su bosque encantado para ir al circo a decir Pasen, señores, pasen… su corazón anda revoloteando, con las alas de Campanilla, por la isla siempre encontrada de su infancia.
“Sin dudas, es un hallazgo inquietante”, anuncia el autor en su cuaderno de bitácora sobre el libro capturado en la red y el mapa de Nunca-Jamás, así que solo podemos darle la razón cuando empezamos a leer. Y entonces incluyo ese breve poema que canta Wendy y, por muchas razones, es mi elegido del libro:

Copla

A veces pido un dedal,
para que me den un beso.
Coso la sombra al travieso
niño que no tiene igual.
Y doy un viaje total
a su isla sin regreso.
Para que me den un beso,
a veces pido un dedal.

La literatura, decía Camila Henríquez Ureña en su Invitación a la lectura, solo es verdadera cuando logra conmover, de manera que si leemos un texto y no conmueve puede ser cualquier cosa excepto literatura. Entonces estamos ante una real LITERATURA, así en mayúsculas porque jamás la obra de José Manuel Espino nos dejará indiferentes. Esa ingenuidad que rezuman sus versos, la travesura del lenguaje, su desenfado para contar cuentos y hasta escribir su novela inédita en el más actual espíritu tecnológico, su fantasía y siempre sorprendente imaginación cautivan a quienes lo leemos.
Si me pidieran que con una sola palabra definiera su obra en cuanto a la forma diría Maestría. Si debo calificar el alma de su creación, para niños, adultos y en cualquiera de los géneros (teatro, cuento, novela o poesía) digo Ternura. Porque además de escribir con soltura de escritor avezado en cualquiera de los géneros literarios, el rasgo que lo define, su esencia, es la poesía. Están escritos con poesía, desde la poesía y con una vocación poética increíble.
Esto solo no podrá entenderlo quien no lo conozca. Quien haya visto su espacio iluminado, por segundos al menos, por la sonrisa niña de este poeta, haya apreciado su bondad, absoluto desinterés por sobresalir, esa innata modestia y sencillez con las que se alegra (y se sonroja) por un halago, sabrá de qué hablo.
Excelente trabajador, compañero de todos, hijo amante y devoto… sensible a la poesía y a las historias. Cariñoso, amable, risueño y como dijera yo de Peruso: amigo de sus amigos, y en esa categoría de amigos entran los tomeguines y las palomas, los cocuyos de luces verdes, las gaviotas, los poetas, los deshollinadores de nubes, los niños perdidos y los encontrados, las hadas, los piratas, los cuenteros, las madres todas y cualquier ser que, cuando respire, sueñe.
Es un incansable promotor cultural de los valores de sus coterráneos matanceros, no sé sabe cuántos talentos han florecido en los talleres literarios a los que ha dedicado tanto tiempo; febril activista de las editoriales Aldabón, Matanzas y Vigía; colaborador siempre, amigo y admirador primero de la obra hermosa de cualquier autor. Organizador de eventos, actividades, colaborador de publicaciones… un ser multifacético e imprescindible. Mucho animó y dejó para la posteridad en esa excelente columna de El cañonazo de la feria del libro en la Cabaña los sucesos del pabellón infantil, bajo el nombre mágico de Nunca Jamás. Allí reseñó obras, entrevistó autores, opinó y deslumbró, demostrando que el periodismo se puede hermanar con la poesía.
En su cuaderno de bitácora apunta un 31 de agosto que no puede asegurar que esa isla de Nunca-Jamás no sea un sueño de marinero romántico. Anota que ha crecido, que no podrá ser como Wendy, el capitán Garfio o el propio Peter Pan, pero esta es una de las trampas de su juego en la que no podremos caer, so pena de que nos perdamos, aunque tengamos a mano el mapa, las coordenadas de la isla y hasta la brújula. Y como allí también dice que alguna vez se atrevería a dar la orden de buscar esa isla, que tendría el viento a favor y le sería permitido escribir con el alborozo de quien todavía no está demasiado lejano del niño, sabemos que sí, se ha atrevido y sigue atreviéndose porque tenemos el viento a favor. Y ahora ese viento lo ha llevado lejos, muy lejos… hasta un asteroide al que han llamado B612 pero, lo más notable, es que hay allí un principito y una rosa que, según la experiencia de cierto zorro, lo tiene absolutamente domesticado.
Agradezcamos al Poeta que se haya atrevido, al viento de la creación, que ha hinchado las velas de su bajel vikingo para llevarlo hasta la isla de Nunca-Jamás y entonces, con la eterna complicidad de los niños perdidos hagámosle un regalo que es el mayor tesoro y el que tiene una riqueza distinta al decir del otro Poeta, genio y figura del andaluz, ese que “tiene la música de las palabras, no despierta la envidia de los avariciosos y, sobre todo, se puede compartir, pero nadie te lo puede quitar”: un poema.
Y como en el momento en que se haga este homenaje no estaré presente, le envío un dedal con cada palabra:

Mensaje a Peter Pan

Tu sombra Peter Pan,
con la aguja de sueños
que los niños me dan,
he cosido al recuerdo
con hilo y un dedal.
 
Inventa un talismán
mientras fabricas versos
y Garfio, el capitán,
sale a robar los cuentos
y se encuentra un dedal.
 
Te digo, Peter Pan
que si por tu regreso
algún tesoro dan
no voy a darte un beso:
yo te daré un dedal.






 

lunes, 12 de octubre de 2015

EL CUENTO DE LOS DIBUJOS





La tía de Andrés le regaló una caja de lápices de colores y un cuaderno para llenarlo de nubes, lomas, papalotes y flores.
Un día, el niño se puso a dibujar paisajes y barcos de vela. Se entusiasmó tanto que cuando vino a darse cuenta sólo quedaba una hoja en blanco.
Pensó que hacía tiempo quería  tener un perro de mucho pelo y rabo corto. Entonces cogió el lápiz rojo y lo dibujó. No se parecía a ningún otro perro conocido pero a fin de cuentas, era como le gustaba.  Seguro que sus amiguitos de la escuela lo iban a querer. Ahora tendrían un perro distinto y si uno sabe que tiene algo lindo, es feliz.
Tendría que cuidarlo y buscarle un hueso todas las mañanas. Pequeño, sí, porque este perro es pequeño y se llama Garabato. El niño lo dibujó así de travieso: cuando ladraba en el cuaderno las matas  de coco temblaban mientras los cocuyos apagaban sus luces verdes.
Pero entre todos los habitantes del lugar no había quien pudiera  correr con Garabato por los valles sembrados de flores. Por eso Andrés dibujó a la perra Amiga. No la pintó de rojo, sino de azul, para diferenciarla bien de Garabato.
Ahora sí se divertían. Corrían sin cansarse desde la primera hasta la última página.
Casi todas las semanas cambiaban de casa. Primero vivieron en una loma que tenía sus lados medio jorobados porque, precisamente al dibujarla Andrés, una mosca le hizo cosquillas en la nariz.  Después  se mudaron para una nube de los más simpática, pero la abandonaron un día a causa de sus continuos estornudos.
Una tarde muy calurosa, Garabato y Amiga decidieron bañarse en la playa. Todo fue de maravillas hasta que vieron a Velero. Se mecía suavemente en las olas azules y parecía invitarlos a dar un paseo. No lo pensaron dos veces; subieron al barco de vela y ¡a navegar se ha dicho! Al principio les fue bien, pero llegaron al final de la hoja y tuvieron que detenerse porque ya se acababa el mar.
Ahí mismo empezó la tristeza. Apenas si correteaban y la nube se extrañaba de no escuchar sus alegres ladridos asustando a las otras figuras.
Andrés se apenó mucho al verlos así y se dispuso a ayudarlos. Al conocer el deseo de sus amigos no supo qué hacer. No podía alargar la hoja y el cuaderno se había terminado. Probó a pegar con goma un pedazo de hoja al final de la página. Después dibujó más olas. Garabato y Amiga salieron a pasear en barco, pero el agua de mar despegó el trozo del dibujo y estuvieron a punto de naufragar.
Pensó en llevarlos a navegar al río pero la corriente podría arrastrarlos lejos y ¡sentiría tanto separarse de Amiga y Garabato! Andrés estaba preocupado. Esa noche soñó que andaba volando con los perritos.
Por fin decidió algo. Salió al patio con su cuaderno para dibujar. Andrés se reían contento, sin importarle que la lluvia cayera y mojara su cara. Cuando el agua llegó hasta donde estaba el cuaderno, el niño había tenido tiempo para dibujarse en la hoja y los tres: Garabato, Amiga y él, se alejaron a bordo de Velero por el canal que formaba la lluvia junto a la calle.


domingo, 11 de octubre de 2015

NANA DE ABRIL




Arrorró mi Diego
que debes dormir
la luna se asoma
y te trae a ti
un nuevo lucero
nacido en abril.

Me dice la tarde
que te vio venir
y pidió una estrella
parecida a ti
para que alumbrara
la noche de abril.

Y yo que miraba
tus ojos abrir
supe que un lucero
debía venir
con luz de tus ojos
la noche de abril.


sábado, 10 de octubre de 2015

CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES Y LA POESÍA




Hoy es 10 de octubre y es un día sagrado en la historia patria. En un gesto increíblemente altruista y valiente, en el año 1868, el hacendado criollo Carlos Manuel de Céspedes le dio la libertad a sus esclavos y se alzó en armas, en el central La Demajagua, en una de las zonas más prósperas y asentamiento de ricas familias de la época en la siempre fidelísima isla de Cuba, epíteto que le diera la colonia al país antillano. Invitó a sus esclavos a unirse a la lucha contra la metrópoli y muchos lo siguieron a los campos de batalla.
Había nacido el 18 de abril de 1819 en Bayamo, ciudad que protagonizaría durante la guerra de los diez años el memorable acto de prenderle fuego al lugar para que no cayera en manos españolas. Su estirpe era de los indomables. Fue Mayor General del Ejército Libertador y el primer Presidente de la República en Armas.
De familia adinerada, su padre era bayamés y su madre de Puerto Príncipe; estudió en dos conventos primero y, más tarde, se educó en La Habana, en el Real y Conciliar Colegio de San Carlos y San Ambrosio. Se licenció en Derecho y luego obtuvo su doctorado en la Universidad de Barcelona.
Habiendo salido de España por participar en una insurrección recorre Francia, Inglaterra, Suiza, Turquía, Grecia, Alemania e Italia y al regresar a Cuba dominaba el inglés, el francés y el italiano. Ya desde niño había aprendido griego y latín.
Esto explica su cultura vasta, su inclinación por las letras y el que una vez en Bayamo, cuando abrió su bufete de abogados, escribiera poesía y una obra de teatro. Junto a Francisco Castillo Moreno compuso la música de La Bayamesa, cuya letra escribió José Fornaris y que inicialmente fue una canción de amor y devino luego en canción patriótica.
Por sus actividades independentistas estuvo preso tres veces y también fue desterrado. En su prisión escribe poemas y hace traducciones. Era un hombre de letras, abogado y terrateniente quien, además, practicaba la equitación, la esgrima y el ajedrez.
En 1867 compra el ingenio La Demajagua, en Manzanillo. En Bayamo crean una logia masónica donde Francisco Vicente Aguilera es nombrado Venerable Maestro, pero en realidad conspiraban en contra de España y preparaban las acciones independentistas. Luego Céspedes funda otra logia, en la cual es él Venerable Maestro con el mismo objetivo.
Habiendo organizado el levantamiento para diciembre, tienen que adelantar la fecha pues el Capitán General Valmaseda se entera de los planes independentistas y ordena la detención del cubano. El 10 de octubre de 1868, en el ingenio La Demajagua, se alzó en armas, y al grito de ¡Viva Cuba Libre!, llamado Grito de Yara, proclamó la independencia de Cuba y dio la libertad a sus esclavos. Encabeza la insurrección al mando de 147 hombres y poco a poco va creciendo el número de partidarios que lo siguen, llegando a tener cerca de 17,000 hombres.
El 18 de octubre, junto con Aguilera y Marcano, toman la Ciudad de Bayamo, donde se interpretaría el 20 de octubre, el Himno  Nacional, durante la toma de Bayamo.
A Carlos Manuel Céspedes se le asigna el título de Capitán General de la Cuba Libre en la Iglesia parroquial  y dirige un emocionado discurso, declarando la libertad de todos los esclavos insurrectos.
Desde esa fecha,  hasta su destitución como presidente y su muerte en San Lorenzo, en 1874 son muchas las injusticias que debe vivir quien ha sido nombrado, con toda justicia, el Padre de la Patria.
Lo que no se conoce es que fue un poeta ante todo, íntegro, cabal, a quien su poesía lo hizo un ser humano sensible y justo. El prócer de la independencia fue un lúcido intelectual que pensó y soñó la independencia con alma de artista y temple de guerrero.
He aquí algunos de sus poemas.

Al Cauto

Naces, ¡oh, Cauto!, en empinadas lomas;
bello, desciendes por el valle ufano;
saltas y bulles, juguetón, lozano,
peinando lirios y regando aromas.

Luego, el arranque fervoroso domas,
y, hondo, lento, callado, por el llano
te vas a sumergir en el Océano;
tu nombre pierdes y sus aguas tomas.

Así es el hombre. Entre caricias nace;
risueño, el mundo al goce le convida;
todo es amor, y movimiento y vida.

Mas el tiempo sus ímpetus deshace,
Y, grave, serio, silencioso, umbrío,
baja y se esconde en el sepulcro frío.
Palma Soriano, 1852.

Mi deseo

Un techo pobre, escondido,
dadme al pie de la colina,
donde el viento en vano amague,
y que allí el suave zumbido
de una colmena vecina
por la mañana me halague.

Un cristalino arroyuelo,
de blancos lirios sembrado,
de una fuente pura brote,
y salte en quebrado suelo
y bajando apresurado
las duras rocas azote.

La ligera golondrina,
do las pajas de mi choza,
de la tierra forme nido
y cuando el sinsonte trina
al placer que la alboroza
lance su alegre chirrido.

El errante peregrino,
triste, desnudo y hambriento,
llame a mi puerta afanoso
y olvidado del camino
halle en mi mesa sustento,
halle en mi lecho reposo.

Una arenosa avenida
donde perfumadas flores
beban gotas de rocío,
parezca que me convida
del verano en los ardores
a un fresco bosque sombrío.

Y allí arrullándome el sueño,
en los brazos de Carmela,
goce puros regocijos,
mientras con rostro risueño,
porque el placer los desvela,
juegan en torno mis hijos.

Desde allí mi vista errante
mire un pardo campanario,
tras la colina frondosa
y el alma recuerde amante
que es el templo solitario
donde la llamé mi esposa.

Bayamo, 1852.

Amor callado

Más bella es la mañana,
un sol más puro el horizonte dora,
cuando ligera, ufana,
gentil y seductora,
al prado vas, lindísima cubana.

Tu rostro peregrino,
tu talle esbelto que la brisa ondea,
ese fuego divino
que vivo centellea
en tus ojos al rayo matutino:

Y ese pie que liviano
la verde yerba y margaritas huella,
y tu artística mano
la gracia que destella
todo tu ser, querube americano;

Esa aureola ardiente
que en torno te rodea esplendorosa
¡oh, estrella refulgente!
¡oh, purpurina rosa!
¡oh, azucena del trópico inocente!

Cual palma en la pradera,
flexible, airosa, tu cintura meces:
de nuestra edad primera
una ilusión pareces:
¿quién no ha de amarte, virgen hechicera?

¿Quién al ver tu mirada,
quién al oír tu voz pudo ser yelo?
De todos adorada
Cruzar el triste suelo:
¡a todos seas como a mí sagrada!

Yo te amo delirante:
eres mi bien, mi dicha, mi tesoro:
vuelve a mí tu semblante:
las penas que devoro,
no aflijan más a tu infeliz amante.

Mas si mi amor fogoso
pudiera acaso envenenar tu suerte...
¡oh! pase silencioso,
y sufra yo la muerte,
y sea tu caro porvenir dichoso.

Pisa feliz la yerba
sin encontrar la sierpe allí escondida:
risueña te conserva:
la senda de la vida
floreo tan sólo para ti reserva.

Pero insensible y varia,
cuando el bullicio de la corte vuelva,
no olvides que en la selva
por ti eleva de amor una plegaria.
Bayamo, 1852


Los traidores

No es posible, ¡por Dios!, que sean cubanos
los que arrastrando servidumbre impía,
van al baile, a la valla y a la orgía,
insultando el dolor de sus hermanos.

Tan horrible abyección, tales villanos,
tan negra afrenta y tanta bastardía
fruto no han sido de la patria mía;
tanta mengua no cabe en mis paisanos.

Esos que veis a la cadena uncidos,
lamiendo, ¡infames!, afrentoso yugo,
son traidores, sin patria, envilecidos,
que halagan por temor a su verdugo;
son aborto del Báratro profundo
para afrentar la humanidad y el mundo.

Campos de Cuba Libre, 1868.


  

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