miércoles, 20 de marzo de 2019

LA PRIMAVERA SIN ESQUINAS ROTAS, CON BENEDETTI Y PABLO NERUDA



Hoy es el equinoccio de primavera en el hemisferio norte y el de otoño en el hemisferio sur. La palabra latina aequinoctium significa “noche igual”, ya que  la particularidad del equinoccio es que el día dura exactamente igual que la noche.
El equinoccio de primavera ocurre cuando el Sol corta el plano del Ecuador, y en 2019 ocurrirá este 20 de marzo a partir de las 21:58 horas en horario universal.
La inclinación del eje de rotación de la Tierra es de unos 23.5º, y el desplazamiento del planeta por su órbita alrededor del Sol origina las estaciones, con los solsticios y equinoccios como los puntos de cambio.
En realidad, el cambio comienza con el amanecer, pues el Sol en el hemisferio norte, saldrá por el este, para ocultarse por el oeste y el día durará exactamente lo mismo que la noche.
Este año el equinoccio de primavera precede al Día Mundial de la Poesía, que será mañana 21.
En la primavera la naturaleza despierta del letargo que significa el invierno: las diferentes mitologías con sus creencias mágicas en dioses que encarnan, también, las estaciones, nos anuncian que en esta época, Perséfone vuelve al mundo de los vivos y deja que Hades, su esposo, la extrañe hasta que se marchiten las flores y los frutos que nacen con la primavera; para los celtas, es el encuentro entre la diosa Oestara u Ostaray el dios niño, siendo los símbolos la luna nueva, las larvas, los huevos de los pájaros y las guaridas de las liebres; los nórdicos realizaban sacrificios a la diosa Idunn para invocar buenas cosechas, mientras que los chinos celebran que en este momento, las energías yin y yang alcanzan un equilibrio en Tierra y dentro de nuestros cuerpos.

¿Y qué mejor para celebrar la primavera que leyendo hermosos poemas de amor? Porque, en primer lugar, la primavera nos recuerda que no podemos darnos el lujo de perder la saludable costumbre de la esperanza, Benedetti.

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo... - 

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo, 
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura, 
en regiones contrarias, en un mediodía quemante: 
eras sólo el aroma de los cereales que amo. 

Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa 
en Angola, a la luz de la luna de Junio, 
o eras tú la cintura de aquella guitarra 
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido. 

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria. 
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato. 
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto 

mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida: 
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas. 
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.
Pablo Neruda


Por qué cantamos
Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

usted preguntará por qué cantamos

si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza

usted preguntará por qué cantamos

si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro

usted preguntará por qué cantamos

cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta

cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.
Mario Benedetti




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