domingo, 29 de marzo de 2015

DESENCUENTROS






En días como estos jugamos a encontrarnos
yo te dejo un mensaje o un aviso
lo lees y respondes con un beso
tal vez un gesto que adivino
desapareces de pronto
vienes, llamas
y se acurruca entre pecho y espalda la nostalgia
-allí donde Benedetti dice que está el alma-
como si nada hubiera más allá de las palabras y tu ausencia
como si acá quedara
solo esa parte mínima y etérea del recuerdo.
Suelo buscarte en las sombras de mis noches
como a un ave nocturna
que callada
viniera hasta el cristal de mi ventana a susurrar caricias.
Pero amanece y el día anuncia un sol de los que abrasa
en este hemisferio de pasiones
dejo la soledad de mis palabras
para seguir el juego de encontrarnos.



sábado, 21 de marzo de 2015

TODOS LOS DIAS SON DE LA POESÍA (A propósito del Día Mundial de la Poesía)



El equinoccio de primavera es el anuncio del universo de que comienza esa época gloriosa y radiante en que la Naturaleza florece y al conjuro de los astros y la Tierra, reverdece el amor en cada rinconcito del planeta.
No por azar es el escogido para celebrar el día mundial de la poesía e inundar el espacio que respiramos con la armonía del verso, inclinando la majestad de la palabra ante el milagro supremo de la vida.
De todos los géneros literarios es la poesía el que acompaña los estados especiales del alma: desde la mínima alegría hasta la más profunda pena caben, sin proponerse un espacio límite, en ese espectro infinito.
Y es que la poesía no está solo en las palabras. Hay poesía en el silencio, en las miradas, en la música que acude y toca cada fibra de nuestro ser, en una puesta de sol, en el mar, allá en lo alto, donde se pierde la vista en las estrellas “interrogadoras”…
Quién duda que la poesía y el amor van de la mano, como una pareja de amantes que no viven el uno sin el otro y, aun en la distancia, se funden en un único ser.
Por eso, porque la poesía nos alienta e inspira, anima y nutre el espíritu inquieto que vaga por el espacio en busca de las utopías, convoca aquí y ahora a varios de esos poetas imprescindibles, esos que habitan en la sangre y se enraízan en nuestros más íntimos sentimientos.

   En un dulce estupor

En un dulce estupor soñando estaba
Con las bellezas de la tierra mía:
Fuera, el invierno lívido gemía,
Y en mi cuarto sin luz el sol brillaba.

La sombra sobre mí centelleaba
Como un diamante negro, y yo sentía
Que la frente soberbia me crecía,
Y que un águila al cielo me encumbraba.

Iba hinchando este gozo el alma oscura,
Cuando me vi de súbito estrechado
Contra el seno fatal de una hermosura:

Y al sentirme en sus brazos apretado,
Me pareció rodar desde una altura
Y rodar por la tierra despeñado.
José Martí

El campanario del silencio

Yo tuve un campanario monumental, en cuyas
campanas di la música de mis anhelos nobles;
aleccioné mis bronces en risas de aleluyas,
ángelus melancólicos y lágrimas de dobles.

 Después la irremediable necesidad del toque
forzó el pregón metálico de mis impulsos bajos;
y de mi torre a vuelo, con el continuo choque,
saltaron las cansadas lenguas de mis badajos.

 y hoy sufro de mis versos volteando en el silencio
campanas mutiladas; no más que yo presencio
la danza de mis bronces en ímpetu insensato;

 y oigo —bajo mis sienes— inexorable y rudo
clamar, en un glorioso vértigo de rebato
¡el toque inverosímil del campanario mudo!
                        Rubén Martínez Villena



Ejercicio de piano con amapola de siete a nueve de la mañana

                                                           Año de 1910

Sobre la quemadura de la amapola
aplícate jazmines ,que eso la cura;
si acaso fuese grave la quemadura
usarás la camelia, pero una sola.

Cuando el cielo en verano se tornasola
y ni una nube vaga de cruel blancura,
y el hastío te invade como una impura
serpiente que te aprieta y asfixia y viola,

búscate una muchacha que toque viola,
siempre que de ella sea la partitura,
y quémala tú mismo con amapola;

una muchacha fresca, sonriente y pura
y dale una camelia, pero una sola,
si acaso fuese grave la quemadura...
Nicolás Guillén


viernes, 20 de marzo de 2015

APUNTES PERSONALES E HISTÓRICOS DE UN MECENAS MUY ESPECIAL





Casi al ir a dormir he recibido un mensaje de Dulce, una promotora cienfueguera con quien no trabajé en mis años de estancia en esa provincia, pero con la que he trabajado durante mi asistencia a las sucesivas ediciones de la feria del libro de la provincia a las que gentilmente me han invitado.
Ahora ya hace justamente un año que estuve en la feria del 2014 y presenté allá mi libro Nanas para Diego. No creo que las palabras alcancen para expresar los sentimientos que me agitan cuando menciono, me hablan o estoy en Cienfuegos. Una parte muy importante de mí se quedó allá. Llegué con mi hija de un año apenas, mi hijo nació allá y quince años viví, amé y trabajé en esa hermosa ciudad que baña el mar Caribe y que nos hace sentirnos, con más razón aún, que somos parte de una isla. Esa insularidad que nos marca y define, cobra especial significación en Cienfuegos. Allí publiqué mi primer libro, eduqué a mis hijos y me llené de un amor que es imposible describir por muchos seres y lugares. Tengo tantas personas queridas y admiradas en  ese rinconcito del planeta, que no sucede igual con La Habana, donde he vivido más años.
Ahora Dulce, quien se cree en el deber de darme detalles para que la recuerde, me escribe para pedirme que le hable de mis años en la editorial Mecenas. Su hijo pequeño es un oyente y ahora casi lector (pues ella me dice que está aprendiendo a leer) de mi cuento La ciudad de los recortes, lo cual me causa siempre que lo dice, una alegría inmensa.
Mi primer encuentro con la editorial Mecenas fue en el año 1996 cuando obtuve el premio de la ciudad con mi noveleta El acertijo de las conchas, que editara luego Grisel Gómez e ilustrada su cubierta por Adrián Rumbaut. No es una edición de lujo, pero es entrañable para mí, por ser la primera. Tuve el privilegio de que, en aquellos años de excesiva escasez y pocas publicaciones, imprimieran tres cuentos míos bajo el título El cuento de los dibujos (al decir de Excilia Saldaña, mi cuento antológico) en una edición sumamente modesta, con ilustraciones para colorear de Yalili Mora, el cual contó con una tirada de 100 mil ejemplares. Mi mayor recompensa con ese libro se presentó un día, estando como directora en Gente Nueva, en la figura de un joven director de teatro de la Isla de la Juventud que me pidió permiso para adaptar para la escena el cuento Papirusa, incluido en él. No supe luego si llegó a hacerlo, pero el solo hecho de parecerle bueno y que, gracias a aquella edición de Mecenas me buscara, es un acontecimiento. En aquellos tiempos (1997-1998) ni siquiera había una computadora en el Centro del Libro. Recuerdo que Grisel iba a digitalizar a la Biblioteca Provincial, a la Sala Especial, donde trabajaba Jose. En medio de aquella precariedad celebro que hubiera incluso la voluntad de publicar. Se imprimía en  el poligráfico 5 de septiembre, en Geocuba y hasta en el poligráfico de Villa Clara.
En enero de 1999 empecé a trabajar como directora del centro del libro y, por consiguiente, de la editorial Mecenas. La única editora era Grisel, no había ningún otro personal y se contrataban el diseño y la ilustración. Un importante movimiento plástico cienfueguero del momento fue un soporte muy útil para la editorial en el momento en que se amplió su plan de publicaciones. 
En ese año entonces se compraron los equipos indispensables para producir libros: una computadora, una impresora y una fotocopiadora. Nos dimos entre todos a la tarea de fortalecer la editorial. Estaba Carlos Díaz de director provincial, quien se empeñó a fondo para lograr que la demanda de los escritores de la provincia encontrara una respuesta institucional, aunque no se consiguiera del todo y perduraran muchas insatisfacciones.
Comenzamos por organizar un consejo editorial en el cual se encontraban José Díaz Roque, Doris Era, Jesús Fuentes, Jacomino, Ian Rodríguez, Sotolongo, Mirtha Luisa, Mariano Ferrer, Lourdes Díaz Canto. Establecimos relaciones más estrechas con la UNEAC y la AHS, con las universidades de Cienfuegos, con la emisora provincial Radio Ciudad del Mar, el periódico 5 de septiembre y las demás instituciones culturales. Fundamos el Centro de Promoción Literaria Florentino Morales y se rediseñó la revista Ariel en una nueva época, que es parte fundamental de la historia de Mecenas. El primer plan de publicaciones que hicimos fue de 8 títulos. De acuerdo con el presupuesto, era lo alcanzable. En algún lugar debe estar ese plan, o quizás lo recordará Grisel. Gracias a Carlos recuperamos la vieja imprenta de la calzada de Dolores, con la ayuda de Isel, quien transformó aquel panorama. Nos unimos a Reina del Mar Editores para colaborar con la publicación de su premio. En ese año fue también René Coyra a trabajar en la editorial. Impulsó el diseño del perfil de las colecciones, con formatos diferentes, se pautaron los detalles de cada una, ya que antes se diseñaban bastante arbitrariamente. De los nombres recuerdo el que se le puso a la infantil, Pelícano lunar, Musa, a la de poesía y Caminante a la de narrativa.
El año 99 fue muy difícil, pero luminoso, como toda etapa fundacional.
No olvido que como se cumplía el centenario de Villena, armamos un pequeño volumen con poemas suyos (del cual no conservo ninguno, espero que esté al menos en la biblioteca provincial) y lo hicimos todo a mano, trescientos ejemplares de Con el párpado abierto. Sus sonetos hermosos, aquel impulso torvo y el anhelo sagrado, junto a su Hexaedro Rosa.
Se rediseñó el sistema de selección de las obras y el proceso de lectura, aprobación, edición y publicación. En medio de estos afanes, en el año 2000, se entregó el módulo de impresión a las editoriales provinciales: una duplicadora Riso, la computadora acoplada a ella, la presilladora, la guillotina y el famoso Piaggio. La intención fue dotar  a las provincias de un equipo básico de impresión para publicar la obra de los autores de la localidad, priorizando los temas referidos al territorio, la historia y recuperación de su patrimonio intangible, entre otros.
Este hecho creo que ha sido, en materia del libro y las publicaciones en Cuba, uno de los más llevados y traídos. Sin entrar en disquisiciones filosóficas, fue un paso de avance para Mecenas, aunque las publicaciones no fueran una maravilla editorial ni gráfica. Comenzando porque no existía el personal capacitado para desempeñar el trabajo. Así fue como el primer operador de la Riso fue Yuri, el digitalizador Alexis, Coyra el editor y Carmen Capdevila la diseñadora.
Se crearon consejos editoriales en los municipios, convocamos varios talleres de edición (con Coyra y con Llorach); de preceptiva literaria (recuerdo los que impartió Michel en la Sala Mecenas); fortalecimos el Premio de la Ciudad, el cual se nombró Premio Fernandina de Jagua a partir del año 2000; aumentamos la cuantía y nos comprometimos a publicar el libro premiado dentro del año. Se creó el premio Segur de reseñas críticas escritas por cienfuegueros o sobre obras de autores cienfuegueros. Segur  era el nombre de la revista del grupo Ariel.
Recibimos en ese año 2000 casi un centenar de títulos de los consejos municipales. El consejo provincial seleccionó y nuestro plan editorial del año, si mal no recuerdo, quedó integrado por 36 títulos y se hicieron 36 o 37, de los más variados temas.  Entre esos primeros títulos recuerdo José Martí: Para una ascensión  constante del llanto redimido, de José Díaz Roque; Los aborígenes de Jagua, de Marcos Rodríguez Matamoros; La nganga africana, de Jesús Fuentes; En la cola del aire, de Ana Teresa Guillemí; Rehilete, papalote y carrusel, de Lourdes Díaz Canto; Pinceles ¡a la salsa!, de Antonio Alfonso Roque; un libro de Aida Peñarroche que resultó premio de ensayo, cuyo nombre no recuerdo ahora… y muchos más.
Desvelos, madrugadas, acuerdos sin cesar con muchas personas para lograr que los libros salieran adelante. Recuerdo que le dieron el Premio de edición  de Holguín a El deshollinador, de Alexis García Somodevilla, como mejor libro publicado por una editorial provincial. También en el 2000 le fue entregado a Mecenas el Premio Abril.
Fueron creados espacios nuevos de teoría, lectura, charlas y encuentros con escritores del territorio y de otras provincias, ampliamos las fronteras de Mecenas, hicimos causa común y tripartita con las otras provincias centrales vecinas, Villa Clara y Sancti Spiritus. En aquellos tiempos fue decisiva la participación de los escritores en el proyecto común, de la UNEAC, con Orlandito, Jose y Cañellas, de la AHS, con Ian Rodríguez (quien luego sería el director de Mecenas en dos ocasiones), de la dirección de cultura en las personas de Carlos Díaz y Rodolfo Castillo.
En el centro del libro, que era también la editorial, había un equipo muy colaborador: Maritza Pino, Mayito, Grisel, Coyra, Jesús Candelario, Michel, Beatriz, el equipo de Economía y el del área comercial. Fue una etapa de trabajo intensa y fértil.
Por eso creo que, aunque la editorial ya existía desde antes, a partir de esa época cobró fuerzas y contribuyó a la promoción de la obra de los autores cienfuegueros, lo cual se puede comprobar con los resultados actuales. Hubo un intercambio con los escritores de otros territorios que comenzaron a asistir a actividades en la provincia, a los premios, a las ferias provinciales del libro, que enriquecieron y lograron sacar del ostracismo a las letras cienfuegueras.
Recuerdo que en aquel momento, al comenzar mi trabajo allí, un escritor y funcionario del Instituto Cubano del Libro me preguntó: ¿cómo piensas que la provincia y la editorial prosperen y publiquen si en Cienfuegos no hay escritores? Creo que ahora no estará diciéndolo y es una muestra más de la importancia de unir voluntades, fundar espacios y ver en la creación el acto mayor de libertad y expresión del talento del ser humano.


sábado, 14 de marzo de 2015

PATRIA: UNIÓN, LUCHA Y AMOR.







El 14 de marzo de 1892 vio la luz el primer número del periódico Patria. Su fundador y director fue José Martí, quien vio así cumplido uno de sus más caros anhelos, pues este daría voz a los cubanos patriotas en la lucha por la independencia.
Entre sus colaboradores se encontraban Tomás Estrada Palma, Manuel Sanguily, Gonzalo de Quesada, Manuel de la Cruz y Federico Sánchez. Su administración corrió a cargo de J. A. Agramonte, Gonzalo de Quesada, Enrique José Varona y Manuel Moré. Por estos nombres puede deducirse bajo qué auspicios de preclaro talento y honorabilidad nació.
"Si a José Martí –apuntó el conocido crítico cubano José Antonio Portuondo- le hubieran pedido que llenara uno de esos innumerables y larguísimos formularios que todos tenemos que llenar a cada rato, y tuviera que especificar su "profesión", hubiera puesto, indudablemente, "periodista". Porque esa fue, en definitiva, su más constante profesión, su labor profesional, el trabajo de pan ganar".
El 14 de marzo de 1892 surge Patria. Apareció cada sábado, inicialmente, al precio de cinco centavos, aunque al lado del precio se insertaba la siguiente aclaración: "Los productos del periódico se destinan a su mantenimiento". Constaba de cuatro páginas a cuatro columnas, con un tamaño poco usual en la actualidad (52 x 36 cm). Se distribuía principalmente por correo. Quienes contribuyeron financieramente para la aparición y sostenimiento de esta publicación fueron los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso, e intelectuales cubanos y puertorriqueños que vivían en Nueva York.
En su primer número, la nota principal es la reproducción de las "Bases del Partido Revolucionario Cubano", partido fundado con el objetivo de alcanzar la independencia de Cuba y Puerto Rico. Casi un mes después del nacimiento de Patria se proclama formalmente la constitución del partido.
En ese número, publica el apóstol un artículo  titulado "A nuestra prensa" sobre el papel que le corresponde en la batalla por la independencia y la libertad. Y, en tal sentido, escribe: "Nace este periódico, a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden".
Con la muerte del apóstol, el periódico dedicó un número a su figura, y en lugar de él ocupó la dirección Enrique José Varona. A partir del número 176 fue Órgano Oficial del Partido Revolucionario Cubano.
Su último número es el 522 del 31 de diciembre de 1898. Desde la aparición de "Patria", acariciado sueño de Martí, hecho a la medida de su genio político y literario, todos los cubanos que amaban a Cuba lo vieron como su periódico, el órgano que desde el primer número les hablaba de la unión y de la guerra necesaria. "Patria" vio la luz como un soldado de la libertad y eso lo reafirmaba el Apóstol en el editorial: "Lo que el enemigo ha de oír no es más que la propia voz de ataque…Eso es Patria en la prensa. Es un soldado". Para honrar la fecha de aparición de este importante periódico, en su centenario, se acordó instituir el 14 de marzo como Día de la Prensa Cubana.
Como titula Juan Marrero su artículo en Rebelión, es realmente un periódico para juntar. Toda la obra del Maestro tuvo ese fin.
Gracias a radio Santa Cruz y a este artículo en momentos de tiempo escaso, para no pasar por alto este aniversario.
La Patria, para Martí, fue siempre -como debe ser para todos los cubanos- fuente de unión, lucha y amor.

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