Por
siempre Ámbar se llamó una novela que trasmitíeron por la
radio cubana en los años en que era yo una estudiante de secundaria (no puedo decir
que ha llovido demasiado desde entonces, pues ha habido terribles épocas de
sequía en Cuba, pero ha pasado bastante tiempo). Recuerdo que escuchaba siempre
la novela de las 2, como se llamaba el espacio, creo que era por Radio
Progreso, y eran casi todas adaptaciones de obras literarias. Los actores y
actrices cubanos de aquellos años trabajaban por igual en la radio y en la
televisión. Es realmente una pena que esa tradición se haya perdido, al menos
no percibo que sea tan masivo como lo era entonces, el seguimiento de las
radionovelas. Incluso por adolescentes, como lo era yo en aquella época.
Solo mucho después supe que For ever Amber, su título en inglés, se
debía a la autoría de Kathleen Winsor, y, por supuesto, es denostada por estar
en la categoría de novela rosa. Jamás he leído la obra literaria, pero no
olvido la radionovela, aunque no recuerdo sus protagonistas. Imagino que
estarían esos grandes que acostumbraban hacerlas: Raúl Selis, Margarita Balboa,
Verónica Lynn, Marta del Río, Ricardo Dantés, Carlos Paulín, Ángel Toraño,
Odalys Fuentes, Enrique Almirante, María de los Ángeles Santana, Miguel
Navarro, Miguel Gutiérrez, José Antonio Coro, Nilda Collado, Hilario Ortega,
Doris García, Parmenia Silva, Alden Knight, Fela Jar, Frank González, Georgina
Almanza, José Corrales, Armando Bianchi, Miriam Mier, Rogelio Leyva, Hilda
Saavedra, Coqui García, Teresita Rúa, y muchos más.
Pero la referencia a esta
novela solo ha sido una mención del recuerdo que me trae el nombre de una
colección de la editorial Gente Nueva: Ámbar, y dentro de la cual se publican
obras de la literatura fantástica (incluyendo fantasía heroica), de ciencia
ficción, policial y hasta de horror. Soy fan de estos subgéneros, aunque en
realidad son temáticas de la novela o el cuento, pero esta literatura ha ido
formando un corpus que definitivamente la distingue.
En la historia editorial
cubana la editorial Arte y Literatura, además de la colección Dragón (que abarcaba
la literatura policial y de ciencia ficción), publicó unos volúmenes bastante
grandes de selecciones de cuentos de horror y misterio, policiales y de ciencia
ficción. Debe haber sido a finales del 60 o en la década del 70. Por ellos
conocí a Isaac Asimov, Karel Cápek, Lovecraft, Chesterton y tantos clásicos del
mundo. La colección Dragón me permitió leer Las
aventuras de Sherlok Holmes, Los crímenes de la calle Morgue, Los espejuelos
oscuros, Arsenio Lupin contra Herlok Sholmes… y muchos más.
El antecedente de esta
colección en Gente Nueva es la “Suspenso”, que tan excelentemente llevara Juan
Carlos Reloba y que se perdió en el silencio editorial de los 90 y cuya esencia
rescatara Gretel Ávila en el 2007, cuando pasó a ser subdirectora y más tarde
editora de esta casa, y quien fuera, por cierto quien editó mi novela La noche en el bolsillo. Le agradezco
mucho el trabajo que hizo con la novela, verdaderamente minucioso.
En la pasada feria del
libro, durante la celebración de la merienda de locos se presentaron varios
títulos publicados en el 2013 dentro de la colección Ámbar. Me vi gratamente
sorprendida, incluso compré otros títulos que vi en Cienfuegos, además de los
que ella gentilmente me obsequiara. Fue mi lectura de esos tres meses en Cuba.
Hacía mucho que no leía novelas o cuentos de mis contemporáneos porque a veces
hasta el mejor lector se cansa de esos experimentos que hacen, donde es común
que traten de impresionar con su pseudo intelectualismo y una siente poco o
ningún placer ante tantos inventos por subvertir las estructuras tradicionales,
el lenguaje o los puntos de vista de la narración. Pues nada, que me sumergí en
la lectura de esos libros (¿diez o doce?), muchos escritos por autores cuyos
nombres me eran desconocidos en su mayoría, los cuales son muy jóvenes y otros
ya publicados como Michel Encinosa o Roberto Bourgeois. Las selecciones Guerras de dragones. Historias del
Altipuerto e Hijos de Korad,
(varios autores); Promesas de la tierra
rota, de Elaine Villar Madruga y Ojos
de lagarto, del mexicano Bernardo Fernández están entre los títulos del
2013. También aparecen La mano sin
cuerpo, de Fernando Vega Villasante y un libro de la autora ecuatoriana
Leonor Bravo: El canto de fuego, un
hermoso canto a la armonía entre todos los seres que habitan nuestro mundo. Al
lado de otros súper conocidos como Yoss (La
voz del abismo), se han publicado en la colección títulos de Charles
Dickens, Lovecraft,Robert Ervin Howard, Jordi I Sierra Fabra, entre otros. Y no
por accidente mencioné a Yoss junto a los clásicos, porque creo que su novela
de ciencia ficción ha abierto en el panorama literario cubano un camino que
ahora recorren esos jóvenes. Su novela La
voz del abismo es, además de ser un
homenaje a Lovecraft y su mítico Cthulhu, original, criolla y está muy
bien narrada.
Este descubrimiento me hizo
feliz por varias razones: porque uno se siente parte de esa apertura al
descubrimiento, a la búsqueda incesante de nuevos caminos y porque nos
demuestra que siempre la vida nos sorprende para bien. Pienso que deben
aumentar el rigor en los procesos editoriales, pues pude apreciar algunos
errores que denotan la falta de especialistas con experiencia en las áreas de
corrección, diseño y edición que restan brillo a los libros.
Pero deseo reconocer el
trabajo de Gretel, quien concibió y alentó la colección, pues la balanza se
inclina por el bien al final. Extraño en la colección algún título de Daína
Chaviano, quien fue de las pioneras en escribir ciencia ficción en Cuba y a
cuyos libros volvemos una y otra vez, deseosa yo de encontrarme con alguno de
los últimos escritos por ella y que no he leído. Jamás olvido Los mundos que amo.
Enhorabuena a Gretel, a Yoss
(pues sé que colabora muy de cerca con este proyecto) y a esos nuevos autores,
porque estoy a favor de difundir la mejor literatura de los clásicos
misteriosos y visionarios, así como de estimular la creación de los escritores
cubanos que, a través de estas obras, nos acercan un poco más a las estrellas.
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