martes, 27 de septiembre de 2022

Y SIN EMBARGO, EL OTOÑO

 

Paisaje de otoño, Vincent Van Gogh

Casi termina septiembre y en el alma, se instala un poco de ese sombrío humor del otoño, ese que cala nuestros huesos y se nos vuelve una hoja seca que danza en el viento antes de caer a tierra.

Si la primavera es la estación del reverdecimiento y cuando la naturaleza florece bajo la atenta brillantez del sol, el otoño tiñe los días de esa melancolía tenue que deshace el tiempo lentamente, como segundos condenados a desaparecer.

Entonces, es la estación de la melancolía. Más que el invierno, el otoño anuncia la llegada de los días grises y esa incertidumbre nos conmueve.

Por eso la poesía llega también y anida en las horas más silenciosas de la madrugada.

Acá he recordado y traigo este poema de Roque Dalton, porque de pronto es el otoño una época parecida a la ceniza.

Y sin embargo, amor

Y sin embargo, amor, a través de las lágrimas,
yo sabía que al fin iba a quedarme
desnudo en la ribera de la risa.
 
 Aquí,
hoy,
digo:
siempre recordaré tu desnudez en mis manos,
tu olor a disfrutada madera de sándalo
clavada junto al sol de la mañana;
tu risa de muchacha,
o de arroyo,
o de pájaro;
tus manos largas y amantes
como un lirio traidor a sus antiguos colores;
tu voz,
tus ojos,
lo de abarcable en ti que entre mis pasos
pensaba sostener con las palabras.
 
Pero ya no habrá tiempo de llorar.
 
Ha terminado
la hora de la ceniza para mi corazón.
 
Hace frío sin ti,
pero se vive.
Roque Dalton

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