El 23 de septiembre recibiremos el otoño en el hemisferio norte, mientras que el sur, dará la bienvenida a la primavera. Nuestra vida toda está llena de paradojas, así que el planeta Tierra no será la excepción. Las hojas se aprestan al norte del ecuador para abandonar las ramas y al sur, las flores despertarán de su sueño de invierno, como la margarita blanca, para lucir sus colores bajo la lluvia o el sol.
La poesía, esa inquieta ave del alma, florece en primavera o languidece melancólicamente en el otoño. Nosotros, bebemos de esa fuente inagotable de sentimientos para vivir cada instante con intensidad.
Leamos poemas primaverales entonces, que nos abran las puertas para soñar con el amor y la luz eterna de nuestro mundo. Que el sur del planeta vibre con la luz primaveral, mientras el norte celebra, calladamente, la llegada de la estación otoñal.
La primavera besaba
La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi las hojas temblando
Primavera
Es la hora de la sangre
y del clamor.
ahí donde vibraban
los viejos clarines,
allí donde sonaban
los viejos sonetos,
vibran y suenan
los días oscuros
del tiempo y del amor.
Los muertos esperan
felices los truenos
pacientes,
y los ríos congelados
aguardan la llegada
del verano.
Verano, viejo sólido,
nada podrás contra
la ardiente tiranía
de la primavera.
Javier Héraud
Canción
¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(yo, muriendo.)
Y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril.
¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(no soy tanto.)
En cambio, ¡qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!
¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(yo, muriendo).
Nicolás Guillén.
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