jueves, 17 de marzo de 2016

SAN PATRICIO: EL SANTO MILAGROSO DE LOS IRLANDESES



En mis ancestros lejanos deben figurar los celtas. Mi pasión por su cultura, sus mitos y costumbres están enraizadas en mi ser de una manera que solo explico porque las haya heredado de algún antepasado (o toda una rama familiar) que haya crecido en la mítica tierra de Irlanda. Me son afines sus paisajes, sus dioses, las tradiciones y leyendas que ansiosamente busco. Imagino que sea por la parte materna, con ese abuelo ibérico, pues es sabido que los celtas habitaron en casi toda Europa. No se suelen citar desde el punto de vista étnico, sino cultural, a partir de las lenguas que hablaban, pues ello originó una cultura. Los historiadores concuerdan en que su presencia se concentró en las islas británicas y así, llegamos a Irlanda.
Con el correr de los años hay costumbres o leyendas que se pierden en la bruma del tiempo y se retoman por entusiastas que especulan y amplían las tradiciones orales que nos llegan, veladas por la magia.
Sin embargo, con la celebración de San Patricio, conocido como el patrón o apóstol de Irlanda, ocurre algo curioso. Los cultos y creencias irlandesas anteriores a él eran paganos y (tal vez por esa razón) muy fuertemente asentados en toda la región de la Bretaña, siendo la adoración de tales dioses y la práctica de la religión por parte de los druidas, un elemento de resistencia contra la ocupación romana. Los estudiosos coinciden en que los celtas tenían determinadas características personales, entre las que se incluía una rebeldía innata. Pues bien, según la historia, a Patricio lo robaron unos piratas irlandeses cuando tenía 16 años y lo llevaron a Irlanda, pues era escocés de nacimiento, donde lo vendieron como esclavo. Se dice que su padre era un oficial romano; según las historias, logró fugarse a Francia, después de unos años, y se ordenó sacerdote.
Los datos refieren que regresó a Irlanda en el año 433, a los 46 años de edad, con la idea de evangelizarla. Allí vivió hasta su muerte, el 17 de marzo de 461. Introdujo y predicó el cristianismo. Por ello, en esta fecha se conmemora la adopción del cristianismo como religión por los irlandeses, en cualquier lugar del mundo en el que se encuentren.
Aunque inicialmente se le relacionaba con el color azul, pasó a ser el verde su divisa, asociado al hecho de que San Patricio explicaba la idea de la Santísima Trinidad a partir de la hoja de trébol: tres hojas con un mismo tronco. El trébol se convirtió en símbolo del nacionalismo a partir de la rebelión de 1798, aunque es posible que esté relacionado también con el epíteto dado a Irlanda de Isla esmeralda por el verdor de sus campos.
Lo cierto es que el Día de San Patricio el color verde tiñe las ciudades donde los irlandeses celebran a su santo patrón, incluso las aguas de los ríos; se hacen desfiles y festivales, siendo el mayor el que es celebrado en Nueva York, donde fue realizado el primero que se recuerda, en 1776. También es celebrado en Dublín y Belfast, Manchester, París, Londres, Boston, Chicago, Kansas, Montreal, Toronto y Buenos Aires. Recordemos que en estas ciudades hay importantes asentamientos de irlandeses, la mayoría emigrados durante la hambruna de la papa ocurrida entre 1845 y 1849. Solo que es peculiar el hecho de que el primer desfile en Nueva York es anterior a esta fecha.
Hay costumbres asociadas a la celebración en cuanto a las actividades y la vestimenta: vestirse de verde, si es posible a la usanza del duende Leprechaun con sombrero de copa y barba postiza (preferentemente roja, que es el color del cabello típicamente irlandés) y beber cerveza.
En el blog La Casa Victoriana aparece esta reseña de los duendes:

Los duendes son pequeños seres de no más de tres pies de alto, de carácter reservado, hosco y solitario, que son unos de los símbolos irlandeses por excelencia. Zapateros de profesión, van siempre vestidos de verde con un llamativo sombrero y con dos monedas de oro fuertemente agarradas en sus manos. En una mano llevan una moneda mágica que aunque se gaste siempre vuelve a aparecer en la palma de la mano, la otra moneda se convierte en cenizas al ser gastada.
La elección de los duendes como símbolo irlandés es que ellos eran considerados como los guardianes de los tesoros de las Hadas. Los Leprechauns esconden una gran olla llena de oro al final del arco iris, cambiándola de arco iris constantemente para evitar que sea descubierta.
La tradición dice que si se ve a uno de estos duendes verdes no hay que perderlos de vista pues así encontraremos el tesoro al final del arco iris.



Hay una poderosa oración de San Patricio, conocida como La coraza de San Patricio, la cual es una poderosa Oración de Protección  ante las distintas  adversidades de la vida cotidiana y los combates espirituales, que reza: 

  
 "Me envuelvo hoy día y ato a mí una fuerza poderosa, la invocación a la Trinidad, la fe en las Tres Personas, la confesión de la Unidad del Creador del Universo.

Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza del Cristo con su Bautismo, 
la fuerza de su Crucifixión, la fuerza de su Resurrección y Ascensión, 
la fuerza de su venida de el día del Juicio.

Me levanto hoy por la fuerza de Dios que me guía,
- por el poder de Dios que me sostiene, 
- por la inteligencia de Dios que me conduce, 
- por el ojo de Dios que mira delante de mí, 
- por el oído de Dios que me escucha,
- por la palabra de Dios que habla conmigo, 
- por la mano de Dios que me guarda, 
- por el camino de Dios que me precede, 
- por el escudo de Dios que me protege, 
- por el ejército de Dios que me salva de las redes del demonio.
- de las seducciones, de los vicios, 
- de las inclinaciones. de la naturaleza, 
- de todos los hombres que me desean el mal, 
- de lejos y de cerca, en la soledad y en la multitud.

Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza del amor de los querubines,
 la obediencia de los ángeles, el servicio de los arcángeles,
 la esperanza de la resurrección para el premio,
 las oraciones de los patriarcas, las profecías de los profetas,
 las predicaciones de los apóstoles, la fe de los mártires,
 la inocencia de las santas vírgenes y las buenas obras de los confesores.

Me envuelvo hoy día y ato a mí el poder del Cielo, la luz del sol,
 el brillo de la luna, el resplandor del fuego, la velocidad del rayo,
 la rapidez del viento, la profundidad del mar, la firmeza de la tierra,
 la solidez de la roca.

Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza de Dios para orientarme, 
el poder de Dios para sostenerme, la sabiduría de Dios para guiarme, 
el ojo de Dios para prevenirme, el oído de Dios para escucharme,
 la palabra de Dios para apoyarme, la mano de Dios para defenderme, 
el camino de Dios para recibir mis pasos, el escudo de Dios para protegerme,
 los ejércitos de Dios para darme seguridad:
-Contra las trampas de los demonios.
-Contra las tentaciones de los vicios.
-Contra las inclinaciones de la naturaleza.
Contra todos aquellos que desean el mal de lejos y de cerca, estando yo solo o en la multitud.
Convoco hoy día a todas esas fuerzas poderosas que están contra nosotros. 
Contra las encantaciones de los falsos profetas.
Contra las leyes negras del paganismo.
Contra las leyes falsas de los herejes.
Contra la astucia de la idolatría.

Invoco a Cristo que me proteja hoy día del veneno,  el incendio, el ahogo, las heridas.
 Para que yo pueda alcanzar la abundancia de premio.

Cristo conmigo, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí,
Cristo en mí, Cristo bajo mí, 
Cristo sobre mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda,
Cristo alrededor de mí.

Cristo en la anchura, 
Cristo en la longitud, 
Cristo en la altura, 
Cristo en la profundidad de mi corazón. 
Cristo en el corazón y la mente de todos los hombres que piensan en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablan de mi,
Cristo en todo ojo que me ve, 
Cristo en todo oído que me escucha.

Nos envolvemos hoy día en una fuerza poderosa,
la invocación de la Trinidad,
 la fe en las Tres Personas,
 la confesión de la unidad del Creador del Universo.
¡Amén!


Entonces, en este día de San Patricio, digo en gaélico una de las frases que se usa durante la celebración: Lá fhéile Pádraig sona dhuit! (Feliz Día de San Patricio); o mejor aún, Beannachtaí na Féile Pádraig oraibh: Que el Día de San Patricio los bendiga.



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