domingo, 10 de abril de 2016

CANCIÓN DE CUNA QUE HABLA DE DIOS

La Gloria o Adoración del Nombre de Dios, Francisco de Goya



Este es el más reciente poema escrito por Pedro Alberto Assef que he leído (con la emoción aún de que me lo dedicó) porque esta es una mañana limpia de las que habla; porque he publicado primero la otra entrada con más poemas suyos (esos geniales que titula Poemas del hambre entre ellos); porque le pregunto —me pregunto—: ¿qué tiene el cielo de Texas, sus aguas, o la luna de sus noches para inspirarte así? ¿Qué sublime experiencia te susurra esos versos y los deja escapar entre los dedos de la noche para que suban todos a acompañar a las estrellas en la noche más clara?
Pero sé la respuesta, porque no es Texas. Ah, el alma del poeta se nutrió de la magia de cierta isla con olor a salitre en cada calle. Lleva en la sangre la nostalgia y la pena de su tierra y eso también ha hecho mejor su poesía, más testimonial y más profunda, si es que eso es posible.
Gracias por tu amistad y esa inefable manera de hacernos sentir inmortales en tu palabra… gracias por tu poesía.

Canción de cuna que habla de Dios / para Mirtha González Gutiérrez

Poesía no es otro asunto
que una mañana limpia
de esas que Dios propuso
primero, antes que el humo
que la niebla, que el viento
nos trajera la gloria
y el relente el olvido.
Dicen que Dios fue un niño
precoz, que pronunció temprano
los nombres de la vida
que a esto le puso sombra
y luz al otro lado
secreto de las sombras
y señaló los bosques, los caminos, la tierra
los charcos que son lágrimas
las vastas lejanías
el hielo, el polvo, la nostalgia
y cuando ya fue un hombre
que pensaba otras cosas
una vez y otra vez como suele pasar.
Se durmió con la vida
se abrazó de la muerte
en su trono de cielo
entre el cielo y el mar.

Pedro A. Assef
Texas, 2016



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