(Tomado de vxv.com) |
Es triste que te traigan al mundo,
real o imaginado, solo para mostrar que la maldad acecha y no se puede confiar
en los extraños, armados con colmillos de lobo y astucia suficiente para
indicar falsos caminos.
Ni una voz se alza para comprenderte. Si algo llega a
alzarse es el hacha del leñador para señalar tu salida de escena. Es el mundo
un teatro donde no te ofrecen flores ni pasteles. Tu personaje no lleva en el
vestuario ni una sola caperuza para cubrir la pelambre de bandido. Estás solo
en el bosque y en el escenario. No tienes amigos ni caminos. Tu hacedor apenas
te concedió el beneficio de la duda. No sabemos quién es la verdadera víctima.
El final del acto no es la muerte. Detrás del telón de páginas te aguarda la
soledad, oculta en su cabaña.
1 comentario:
Es muy curioso lo que me ha sucedido con este texto. En varias ocasiones le he enviado el cuaderno donde apareció publicado (El contar de los contares) a varias personas y al preguntarles cuál escogerían, me señalan este. Creo que este hecho delata su estado de ánimo, como si fuera un test: la soledad.
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