(Tomado de bujinkansankaidojo.wordpress.com ) |
Esos malos pensamientos le vienen a la mente
ahora mientras pasea por el parque de diversiones, casi a medianoche. Su única
tranquilidad es que a esta hora esos pequeños monstruos no están aquí.
Se sienta debajo de un roble, junto al arroyo, para mirar
al cielo llenito de estrellas. Siente el sonido de unas pisadas suaves muy
cerca de él y ve a un perro. El chucho lo mira y sigue su camino, Oye pisadas
otra vez y es un niño quien viene. El ogro se esconde atrás del tronco del
árbol para que no lo vea. ¡Qué mala suerte! El niño se sienta en el mismo lugar
donde él estaba momentos antes y Miguel oye un ruido extraño. ¡El niño está
llorando! Miguel mira a todos lados. ¿Será que lo vienen persiguiendo? No se ve
a nadie ni se escucha otro sonido que el del llanto. ¿Por qué será que llora? El
niño se levanta y empieza a gritar mientras camina:
—¡Canelo! Ven aquí, Canelo, no seas malo.
Entonces el ogro entiende que el niño llora
porque se ha perdido su perro. Esto sí es extraño. Miguel está asombradísimo.
¿Un niño que llora por su perro? Una esperanza se abre paso en su cabezota de
ogro: ¿este niño no será de los que matan canarios o tiran piedras? Habla
bajito, para que el otro no lo oiga.
—Si llora, no puede ser malo. Quiere al perro,
así que debe tener buen corazón —se dice, tratando de convencerse.
Unas ramas se rompen debajo de sus patas y el
niño lo descubre.
—Buenas noches. ¿Ha visto un perro carmelita por
aquí?
Al ogro le parece que sueña. ¿De verdad le dijo
buenas noches ese niño, y lo trató con respeto? Se rasca los ojos con una pata.
Está despierto, así que le responde:
—Buenas noches. Yo vi a un perro correr hacia
allá —señala hacia unos matorrales.
El niño corre y enseguida regresa con el perro en brazos.
—Lo encontré, muchas gracias —dice y le tiende su mano
para agradecerle. El ogro la aprieta y piensa que muchas cosas van a
cambiar a partir de ahora.
Cuando se es amigo de un niño que ama a su perro y es
capaz de llorar por él, la vida es maravillosa, por muy ogro que se haya nacido.
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