Te
he traído un sable
como un día largo:
su estuche es de oro;
su filo, plateado.
Puedes ser Arturo
el gran rey britano
con su espada fuego
que Merlín le ha dado.
Si quieres, Iskander,
-el magno Alejandro-
quien llegó hasta Persia
en su fiel caballo.
Te quiero Bebé
y que tu regalo
sea para quienes
juegan a tu lado.
Y el sable te crece
en todas las manos,
volviéndote príncipe
aunque estés descalzo.
.
1 comentario:
Este poema se lo escribí a mi hijo, siendo pequeño, un dia que le compré un sable de juguete y él andaba disfrazado de zorro, con su flamante espada plástica.
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