El
mundo actual se rige por el calendario gregoriano desde el año 1582, al cual se
fueron agregando países hasta 1923 (Grecia), aunque existen dudas sobre las
fechas en que lo adoptaron China y Turquía (entre 1912 y 1929), siendo Hong
Kong el último territorio que lo adoptó, pues utilizó el calendario lunar hasta
hace pocos años.
En
casi todos los que pertenecen a la cultura occidental es celebrada la Navidad
el 25 de diciembre, fijada la fecha como el nacimiento del niño Jesús y reforzada
gracias a la parafernalia consumista que la rodea.
Más
allá de la intención oportunista de crear demandas en el mercado para obtener
ventajosas ganancias con los artículos que la identifican, en el plano
espiritual se ha establecido como una fecha para la reunión familiar y para la
celebración de los logros de un año próximo a terminar, por su cercanía al fin
del año.
Muchos
son los que se han dedicado al análisis de los textos bíblicos para demostrar
que Jesús no nació en el mes de diciembre, sino a principios del otoño, lo cual
tratan de demostrar con las citas alusivas a los pastores y rebaños, ambiente
que no podría ser real en medio de la crudeza de un invierno, cuyo inicio en el
hemisferio norte ocurre con el solsticio del 21.
Dentro
de todos los emblemas o símbolos navideños, no cabe dudas de que el árbol de
navidad es el más importante, habiéndose comprobado por todas las vías posibles
que tuvo un origen pagano y que la religión cristiana lo adoptó y transformó en
una tradición con un fuerte matiz religioso.
Hay
quienes sitúan el origen del árbol de Navidad en el lejano Egipto, aunque la
mayoría lo ubica en el norte europeo, fundamentalmente en los territorios
alemán o sueco y vinculado a los dioses y la mitología nórdica.
Recuerdo
que en el año 1995, trabajando en la Biblioteca Pública de Cienfuegos, debimos
buscar en nuestros fondos bibliográficos un texto que confirmara nuestra
defensa del origen no religioso del árbol en sí, para adornar uno en la Sala
General de la biblioteca y acompañar así la presentación de un grupo de ballet
infantil que interpretó el Vals de las flores del Cascanueces, de Tchaikovski.
En aquel momento, con la bibliografía
existente (y que lamentablemente no puedo citar textualmente) conocimos que,
siendo diciembre el mes más oscuro y frío de esas regiones del norte de Europa,
se adquirió la costumbre de colgar luces de los árboles para que los viajeros
pudieran orientarse y no perder el camino. Pero esta es solo una de las tantas
leyendas alrededor de su origen.
El 25
de diciembre coincidía con el inicio del festival pagano que celebraban los
romanos en honor de Saturno y llamaban Saturnalia ,
durante el cual era costumbre adornar los hogares con verdor y luces, además de
hacer regalos a los niños y a las personas pobres. Empezaba ese festival el 17
de diciembre y se extendía hasta el 24, celebrándose el 25 de diciembre el nacimiento
del sol invicto (natalis solis invicti).
El
festival se dedicaba a Saturno, dios de la agricultura y las cosechas y se
adoraba el sol para invocar su regreso a la tierra después del invierno, con la
próxima primavera.
En
general, por la fuerte influencia de los celtas (por el vasto territorio que habitaron
en toda Europa), es difícil encontrar alguna de las modernas tradiciones
universales que no tenga alguna relación con esta cultura. El árbol de Navidad
no es la excepción.
«La Enciclopedia Americana declara: “El acebo, el
muérdago, el tronco navideño… son reliquias de tiempos pre-cristianos”. En
otras palabras, ¡paganismo! El tronco navideño era usado comúnmente en un rito
de adoración de naturaleza teutónica.
»Frederick
Haskin afirma además: “Las autoridades creen que el uso de la guirnalda navideña puede rastrearse
hasta la costumbre pagana de decorar los edificios y lugares de
adoración para la fiesta que tenía lugar al mismo tiempo que nuestra Navidad”.
»La Enciclopedia Británica, bajo “Celastrales”, expone el
origen de la guirnalda de flores: “los paganos europeos traían ramilletes de
acebo a sus hogares, y las ofrecían a las hadas de los bosques, como refugios
del severo clima invernal. Durante la Saturnalia, el
festival romano de invierno, ramas de acebo eran
intercambiadas como símbolo de amistad. Los más antiguos cristianos romanos
aparentemente usaban el acebo como una decoración en la temporada navideña”.
»Hay docenas
de tipos distintos de acebo. Virtualmente todos vienen en variedades masculinas y femeninas tales como
“Príncipe azul y Princesa azul” o “muchacho azul y muchacha azul” o “muchacho
chino y muchacha china”. Las plantas femeninas de acebo no pueden tener bayas a
menos que una planta masculina contigua las polinice. Es fácil ver por qué las
guirnaldas de acebo encontraron su camino en los rituales paganos, ¡como un
símbolo de amistad y fertilidad!
»La
Navidad está incompleta para muchos, a menos que incluya “besarse bajo el
muérdago”. Esta costumbre pagana era natural en una noche que involucraba mucho
jolgorio, hecha en el espíritu de orgías embriagadas. Al igual que hoy, el
“beso” usualmente ocurría al comienzo de la celebración de Saturnalia/Navidad.
Jamás olvidaré tener que besar siempre a las madres de mis amigos al entrar a cada una de sus casas cada Navidad. Era lo
primero que hacíamos. Yo lo detestaba pero era algo que “debía hacer”. Se
consideraba que el muérdago tenía poderes especiales de sanación para aquellos
que se “regocijaran” bajo él.
»La Enciclopedia Británica, bajo “Santalales”, afirma: “Se
cree que el muérdago europeo había tenido un significado ritual especial en las
ceremonias druidas y vive en el folklore de hoy, con su estatus especial como
el muérdago navideño habiendo venido de épocas anglosajonas”. El muérdago es un
parásito que vive en los robles. (Recuerde que los druidas adoraban en bosques
de roble). Los antiguos celtas (asociados con los druidas) solían dar el
muérdago, como un remedio herbal, a los animales estériles para hacerlos fértiles. Y aún se le conoce como “sanador de todo” en celta.
»Al
igual que el muérdago, las frutas navideñas también eran consideradas sagradas
para el dios sol. El “tronco del sol” [del inglés “sun log”] vino a ser llamado
“tronco navideño” [del inglés “yule log”]. Como nota, en inglés a la Navidad
también se le llama “Yule”. Esto simplemente significa “rueda”, lo cual ha sido
por mucho tiempo la representación del sol. Por eso las personas hoy en día
comúnmente hablan de la llamada “temporada sagrada de yule” »¹.
Con
origen pagano, sin determinar dónde verdaderamente comenzó o por qué, lo cierto
es que todos esperamos con ansiedad que se acerque la fecha para adornar el
nuestro en casa, en oficinas, tiendas, iglesias y cualquier lugar habitado.
Se ha
ido adoptando como fechas para montarlo el Día de Acción de Gracias
que celebran en los Estados Unidos y quitarlo el Día de Reyes, que es el día en
que los tres reyes magos (Gaspar, Melchor y Baltasar) honran al niño Jesús con
sus obsequios de oro, incienso y mirra.
En
países en que se celebra el 8 de diciembre como el día de la virgen (México, la
Virgen de Guadalupe), es costumbre colocarlo ese día.
Para
mí es una fiesta contemplar un árbol de Navidad: me parece que está hecho de
luces y sueños. Siempre le pido un deseo. Este año le pedí el milagro de estar más
tiempo con mis hijos y mi precioso Diego. Solo espero que me lo conceda.
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