Hace un tiempo,
siendo la directora de Gente Nueva, escribí un artículo para la revista En
julio como en Enero titulado Una casa con muchas ventanas, donde
hablaba de su historia, creación y cuánto había hecho y continúa haciendo, a lo
largo de su vida, a favor de la lectura.
Hoy cumple 45 años
de creada, simbólicamente, pues en 1967 se creó el Instituto Cubano del Libro y
la entonces Editora Juvenil, fundada por Herminio Almendros y un grupo más de
intelectuales prestigiosos dejó de funcionar y se creó un departamento en la
nueva institución con esos fines. Más adelante fueron creándose las editoriales
independientes, Gente Nueva entre ellas.
Aquel grupo de
intelectuales que trabajaron en la Editora Juvenil, donde también estaba Eliseo
Diego, Cintio y Fina, conocedores de que la cultura (y muy especialmente la
lectura) debe nutrir al ser humano desde la más temprana edad, unieron su
talento e iniciaron ese genial proyecto que devino en la editorial Gente Nueva.
Por azares de la
vida mi primer libro leído publicado por la editorial, a los siete años, fue
una selección de Cuentos de Grimm, realizada por Eliseo Diego. Por fortuna, esa
misma selección se ha seguido editando, renovada en su imagen, pero con el
mismo corazón de palabras.
Estuve en la casona
que alberga a la editorial hace unos días, en plena reconstrucción, para buscar
los ejemplares de mi Talía quiere cambiar el mundo y encontré
todo cambiado. Se reconstruyó la casa con la concepción de instalar en los
bajos una librería, también contará con una ludoteca, salón para actividades y
en general, se ha transformado la planta baja en un sitio de promoción
literaria y cultural. En los momentos en que esto escribo se darán los toques
finales, pues la inauguración de la nueva institución multipropósito está
prevista para las 10 de la mañana y su director, el amigo y escritor Enrique
Pérez Díaz, tuvo la gentileza de enviarme la invitación por correo. No podré
estar allá físicamente, pero le dije que mi alma les acompaña.
Muchas veces tuve
que defender en el seno de la sección de Literatura Infantil y Juvenil de la
UNEAC, a la que pertenezco con orgullo, por qué la editorial Gente Nueva no
podía dedicarse a publicar únicamente libros de autores cubanos, quienes
estaban deseosos de ver sus libros en letra impresa y se cuestionaban la
publicación de autores extranjeros de cualquier país y época, explicando que es
la única editorial cubana especializada en libros para niños y jóvenes que
publica alrededor de un centenar de libros al año, con tiradas superiores a los
5 mil ejemplares y no quiero detenerme a hablar de números, por lealtad al
Principito, pero los niños y jóvenes cubanos de todas las edades, tienen que
disponer de la opción de contar en librerías y bibliotecas con los autores y
obras clásicas de todos los tiempos.
Espero que nunca
pierda el norte la brújula de Gente Nueva en el encrespado mar de las
dificultades diarias y cuestionamientos, de cualquier lugar que vengan. Incluso
ahora, que amplía su función y comparte su casa con talleres, comercio de
libros y otras actividades.
Que en este día se
haga un recordatorio íntimo y humano de los seres que con su trabajo han
construido millones de mundos en imágenes y palabras para despertar la fértil
imaginación de los pequeños y saciar esa hambre del alma de la que hablara
Onelio Jorge Cardoso en los más jóvenes ciudadanos, convirtiéndolos en mejores
personas. Editores, diseñadores, correctores, mecacopistas, ilustradores, y
todos los demás trabajadores que hicieron posible esa utopía, desde los tiempos
de la impresión directa hasta la era digital. Entrañables todos y que no
menciono para evitar caer en olvidos imperdonables, pero que ellos lo saben.
Los escritores tienen su lugar, por supuesto, pues sin ellos no habría libros.
Por mi parte,
durante mi estancia en la editorial, llevo en mi corazón el trabajo incansable,
la ayuda valiosa y la ternura con la que se entregaban a hacer de cada libro
una obra de arte (aunque se imprimiera luego en papel gaceta y con algunos
errores) de personas maravillosas como Mirta Andreu, Janet Rayneri, María Elena
Cicard, Yolanda Borlado, Armando Quintana (a quien llamaba el galán de día),
Alina, Esteban Llorach, Amanda, Odalys, Frank; otros que completaban la tarea,
como las promotoras Lida y Gretel, pendientes de los detalles en la promoción y
en nuestras propias actividades o talleres; Cary, Lichy, Iliana, Amarilis,
Mijail, Yacqueline, Rosa, Tatiana, Carmen, Prima, Mirta, Eduardo, Pedro Julio,
en fin… jamás olvido su entrega y cómo alcanzamos ese grado de integración,
aunque no sin roces y a veces discusiones. Pero gracias al trabajo de todos
fueron muchos y muy buenos libros los que salieron a recorrer esa isla mágica
de punta a punta.
Nuestro buen amigo
y escritor Carlo Frabetti escribió una vez que le encantaba ese hermoso nombre
de la editorial Gente Nueva, no por su significado literal únicamente, sino por
lo que sugiere. Pues yo me uno a todos los niños para pedir que, con 45 años,
siga siendo lo que ha sido para muchos: una casa de páginas abiertas, donde
descubramos, inventemos y leamos historias mágicas, sucesos increíbles, tiernos
versos y toda la mejor literatura que se escriba para quienes han sido y son la
esperanza del mundo.
Una casa de páginas
abiertas donde correteen las letras y las imágenes en feliz conjunción y
algarabía para despertar una y otra vez el alma inquieta de todos los niños y
jóvenes que en este día unimos nuestras voces para formar una sola palabra:
gracias.
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