Concierto de Buena Fe en Hard Rock Cafe, Santo Domingo, 19 de octubre 2016 |
Cuando la tierra gira y
amanece este día que se cuenta como 20 de octubre, es el Día de la Cultura
Cubana y me viene a la mente, como una suave e inefable música el verso del
Maestro: se enciende, como a fiesta,
el aire claro, porque todo cobra un color diferente y el aroma de las
mariposas inunda el aire que me envuelve y en el universo todo vibra para
celebrar, en mágica y gigante celebración, esta fecha.
Podrán
existir dulces nostalgias, pero sin dudas la nostalgia por la patria es una de esas
que jamás nos abandonan cuando estamos fuera de ella, aunque no esté tan lejos,
aunque, como dicen en nuestros campos, “esté al cantío de un gallo”. Ay, pero
si en esta fecha, o en vísperas, rayando las 12 de la noche hemos estado
escuchando a dos excelentes cantantes que nos traen las palabras y la voz de la
tierra cubana hasta nosotros, pues la isla canta y danza en cada acorde o nota
que escuchamos.
Porque
este concierto de Buena Fe la noche del 19 de octubre es algo más que un
concierto: ha sido una cita íntima y plural con la verde isla que nos acompaña.
A ratos, jocosa, risueña, dolorosa o tierna, pero siempre nuestra y universal,
raíz y esencia.
Y
es que entonces otros piensan que nos creemos mejores o que alardeamos de lo
nuestro y creemos que el paraíso existe aquí, en este planeta azul, tiene un
nombre y se localiza en el Caribe, a la entrada del Golfo de México. No es eso,
es que desde que el Padre Varela nos enseñó a pensar, desde que la nacionalidad
cubana se fraguó con la sangre y el sudor esclavo de negros y chinos, con el salero
español que trajo su aire morisco a despertar al criollo y hacer crecer, en la
fusión de razas y costumbres un país recio y nuevo, tenemos un credo y una
voluntad que nos define, más allá del nombre.
Y
si repasamos la historia, si rememoramos ese 10 de octubre que hizo posible que
el 20 se cantara el himno signo de cubanía y valor, inflamando el corazón de
los patriotas, nos damos cuenta de que la Patria no es un puñado de tierra,
como anunciara el apóstol en su Abdala. La Patria vive en cada uno de sus
hijos, en cada verso, en un pregón, en el viento que agita las palmeras, en la
mano solidaria que sostiene al que vacila y la que seca la lágrima después de
un huracán arrasador… la Patria es una voz y todas las voces; una sonrisa, la
mirada inocente de un niño, la caricia suave de las olas en la playa, el humor
y la risa, la calle por donde caminamos saludando a esos rostros de toda la
vida, el dolor que nos hermana en la distancia…
Por
eso es, Buena Fe, que la Patria vino en sus voces, la teníamos acá en el
corazón, la compartimos durante esas horas en una cita de sueños que cantamos
en voz alta para atraerlos a la vida.
Gracias
por ser parte de esta cultura que es la de todos. Por sus letras, por compartir
su talento y su sencillez de siempre. Como tanto decimos, pero es importante:
por ser y por estar.
Por
decir de una manera hermosa lo que pensamos todos:
De tu raíz a tu país
una
canción te lleva
de
regreso a donde un beso
simple
y cierto te espera.
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