Para nadie es un secreto que
cada pueblo (véase que digo pueblo y no país) tiene sus dicharachos, sus frases
propias, palabras con significados peculiares y, en el caso de las naciones de
habla hispana, de cuando en cuando la Real Academia de la Lengua, esa que fija,
brilla y da esplendor, las santifica e incluye en su diccionario con un
adjetivo alusivo al lugar donde se usa. Así podemos ver que en la prestigiosa
obra mencionada aparece la definición de las que se incorporan en Cuba, y
transcribo literalmente su primera acepción, ya que es palabra polisémica, con
otros dos significados: «cubanismo 1. m. Palabra o uso propios del español hablado en Cuba».
Creo que los cubanos (y cualquiera que haya vivido en
Cuba o nos conozca lo suficiente, sabe que además del registro formal y el
coloquial, existen en el habla diaria del cubano común una cantidad de
palabras, interjecciones, frases, que solo nosotros y Dios conocemos qué
quieren decir, pues en nada se parece al significado original del término. De
ello dan cuenta los textos que navegan por el mar infinito de Internet
aclarando para qué usamos uno u otro vocablo, en qué situaciones, para nombrar
qué objetos, definir un estado de ánimo, etc.
Ese es el caso del verbo bailar. ¡Y mira que a
todos nos gusta bailar! Y los que podemos ser «patones» en Cuba, nos damos
cuenta en el extranjero que no, que eso de no saber es un espejismo de nuestra
amada isla, que se mueve al compás de los tambores, el son, la salsa y el
chachachá, regalándonos un ritmo que llevamos en la sangre.
Pues para nadie es un secreto que en Cuba, no sé por qué
extraña razón, también se usa este verbo como sinónimo de eliminar,
emparentándolo con el famoso echar, en cuyo caso le encuentro más
lógica por desechar, echar en algún lugar y cito entonces las cinco primeras
acepciones que aparecen de echar en el diccionario de la lengua,
el cual a veces es transitivo y otras, intransitivo.
echar
Del lat.
iactāre.
1. tr. Hacer
que algo vaya a parar a alguna
parte,
dándole impulso. Echar mercancías al mar. Echar basura
la calle.
2. tr. Despedir de sí algo.
Echar olor, sangre,
chispas.
3. tr. Hacer que algo caiga
en sitio determinado. Echar
dinero en un saco. Echar una carta
al buzón.
4. .tr. Hacer salir a alguien
de algún lugar, apartarle con
violencia, por desprecio, castigo, etc.
5.tr. Deponer a alguien de
su empleo o dignidad,
impidiéndole el ejercicio de ellos.
O sea, que todos entendemos cuando alguien nos dice: «¿Viste
lo que le pasó a fulano? ¡Se lo echaron!» y ahí vienen las expresiones de
lamento o alegría, según nos caiga la noticia. Que, por supuesto se conjuga en
todos los tiempos y modos verbales. Debo aclarar que este giro del idioma
pertenece a la jerga más popular y no pertenece al registro formal y me
atrevería a decir que ni siquiera al coloquial.
Ahora veamos bailar. Es igual a echar,
o sea, se usa más o menos igual en Cuba, aunque no se recoge igual en el
diccionario de la RAE. Allí dice:
bailar
Quizá
del lat. tardío ballāre,
y este quizá del gr. πάλλειν pállein 'agitar', 'bailar'.
Conjug. modelo.
1. intr. Ejecutar
movimientos acompasados con el cuerpo,
brazos y pies. U. t. c. tr. Bailar una polca.
2. intr. Dicho de una cosa:
Moverse sin salir de un
espacio determinado. Le baila un diente.
El vaso baila en
la vitrina.
Y son muchas las acepciones, así que me detengo en dos
cubanismos aceptados:
10. Cuba. robar (tomar para sí o hurtar).
11. coloq. Cuba. Dicho de una persona: Tener
relación sexual con otra.
Pero falta la que establece una sinonimia natural entre bailar
y echar,
como cuando decimos, utilizamos el ejemplo anterior: «¿Viste lo que le pasó a
fulano? ¡Se lo bailaron!»
Y aquí llegamos a la Academia Sueca y al Premio Nobel de
Literatura otorgado en el 2016 y que ha hecho historia, porque en buen cubano
la susodicha academia se bailó la Literatura y, que conste, se la bailó en
inglés y al ritmo de Bob Dylan. Tendríamos que averiguar con cuál de sus temas
y géneros decidió la augusta academia bailársela, comparándolo con Homero (que
Dios los perdone y los ampare de que se los baile a ellos el ángel terrible por
el sacrilegio).
¿Cuál fue la verdadera razón detrás de todos los
argumentos? Digámoslo con palabras del laureado, tomadas de una de sus más
antiguas y famosas canciones, la cual, por demás, me encanta, porque lo
considero genial (Blowing in the wind):
The
answer, my friend, is blowing in the wind. Parafraseando a Lennon, si es que puede existir
alguna razón, si es que acaso pueda no haberse detenido, en este caso, el
viento.
De todas maneras, lo dicho: el 13 de octubre de 2016,
pasará a la historia como el día que la Academia Sueca decidió bailarse la
literatura.
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