jueves, 18 de diciembre de 2025

CAMPANA SOBRE CAMPANA (HACIA LAS ESTRELLAS)


Ya casi termina este año 2025, con algunas penas y la gloria inmensa de disfrutar a mi hermosa familia en paz, con salud, después de una recuperación increíble de mi madre y el gusto de haber compartido con ella esos días difíciles, igual que con mis hermanas. Retrocedimos en el tiempo y discutimos como niñas, nos mimamos, disculpamos y volvimos a pelear… El cariño sigue intacto, así que alguna razón tiene ese refrán de que La sangre pesa más que el agua, porque con amigos quizás enseguida renunciáramos, pero con la familia, jamás. 
Llegó un nuevo miembro a la familia, Bastian, otro Tauro que presiento va a tener el carácter de Diego y mío, así que disfruté verlo y jugar con él, salir una mañana juntos a ver las ardillas que saltan en las ramas de los árboles cercanos a su casa y descubrir juntos pequeños lagartos extraños que caminan por la acera. 
Por primera vez hice un viaje en compañía de uno de mis hijos y fue un gusto atravesar aeropuertos y mares en su compañía. Creo que cada día aprecio más estar cerca de mis hijos y la familia que han formado. 
Mi otra tía querida partió hacia las estrellas y me quedó el anhelo de verla nuevamente en ese país alejado al sur, Ecuador, desde donde partió un primo que adoraba, a destiempo, pero su corazón no aguantó la lejanía, el ostracismo, el verse en ese país frío y huraño. Pero sé que están en buen lugar y desde acá, les recuerdo y extraño. Como extraño a mis otros tíos que se fueron antes y me protegen siempre.
No pude terminar de escribir ninguno de los libros que empecé a escribir (son tres), pero ya sé que, sin avisarme, llegará el tiempo y el deseo de terminarlos, quizás en este breve descanso del fin de año. Pero quiero despedir este año haciendo votos de paz y prosperidad. Porque la paz es lo más importante para lograr todo lo que nos importa en la vida. La prosperidad, para poder compartir con otros nuestra suerte. 
Conjuremos a los malos espíritus y a la infame apatía del desinterés y la abulia. Que nuestro umbral esté protegido por la luz de los corazones buenos y el poder de los pensamientos alegres. Mientras existamos en este planeta la apuesta por la vida y el amor sigue en pie, con más fuerza que nunca: Ad Astra per aspera (hacia las estrellas a través de las dificultades), porque el camino será difícil, pero glorioso.

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