Un
23 de septiembre murió Neruda. Dicho así, a secas, puede parecer que fuera el
texto de aquellos antiguos telegramas que tan bien conocimos y que muchas
veces, en vez de informar, desinformaban, al carecer de signos de puntuación,
conjunciones o preposiciones.
No
es el caso de su muerte física, pues solo dos palabras anunciaron la desolación
de la poesía y de sus lectores, sin signos de puntuación que dejaran lugar a
dudas o conjunciones que pudieran unir los minúsculos fragmentos de las voces
desgarradas que lloramos entonces con la huérfana sensación de que no habría un
nuevo poema y que su obra infinita se extendería solo por las veces que la
leyéramos o invocáramos, como al más poderoso de los conjuros de la emoción.
Una emoción dispar y avasalladora, ora del singular amor a una persona o el
amor general a los humanos…
Chile
y América toda lloró su partida y en Isla Negra se guardó, como una preciada joya,
el espíritu inefable del poeta; pero el poeta atravesó los valles y ascendió
montañas, cruzó a pura palabra las aguas de los ríos impetuosos y los océanos:
traspasó fronteras y se instaló, definitivamente, en esa morada eterna que es
la memoria viva de los hombres.
Perdurable
su verso, habitando más de 40 obras publicadas en vida y alrededor de una
veintena publicadas después de su muerte (entre títulos inéditos y
selecciones), ese que define su poesía como raigal y recia, sin dejar de ser
popular. Siempre se cita su Veinte poemas de amor y una canción desesperada como
uno de sus libros más famosos y conocidos. No sé cuántos hispanohablantes, aun
los que no saben leer, puedan no haber escuchado al menos ese Puedo escribir los versos más tristes esta noche… e imaginarse,
con los ojos cerrados, esas estrellas azules que tiritan allá a lo lejos, a lo lejos.
Por
cada uno de esos 43 años de la pena que causa su viaje al infinito, que no por
dicha se mitiga, un verso, una estrofa o una frase del poeta inmenso, tan
inmenso como lo es su poesía.
(De
Veinte poemas…)
1.- Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la
noche entraba su invasión poderosa.
2.- En ti los
ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo
desees y hacia donde tú quieras.
3.- Innumerable
corazón del viento
latiendo
sobre nuestro silencio enamorado.
4.- Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo
ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy
haciendo de todas un collar infinito
para tus
blancas manos, suaves como las uvas.
5.- Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos
peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas
caían en el agua de tu alma.
6.- Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas
de otoño giraban en tu alma.
7.- Los pájaros nocturnos picotean las primeras
estrellas
que
centellean como mi alma cuando te amo.
8.- Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives
en el tiempo, delgada y silenciosa.
Ah
silenciosa!
9.- Hemos
perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos
vio esta tarde con las manos unidas
mientras
la noche azul caía sobre el mundo.
10.- ¿Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando
me siento triste, y te siento lejana?
11.- Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia
donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
12.- Para mi corazón basta tu pecho,
para tu
libertad bastan mis alas.
13.- Yo desperté y a veces emigran y
huyen
pájaros
que dormían en tu alma.
14.- Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío
mi
corazón se cierra como una flor nocturna.
15.- Poema 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
16.- Me miran
con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo
te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.
17.- Tú juegas con el sol como con un estero
y él te
deja en los ojos dos oscuros remansos.
18.- Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir,
por ejemplo: «La noche está estrellada,
y
tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
19.- Porque en noches como esta la tuve entre mis
brazos,
Mi alma
no se contenta con haberla perdido.
Aunque
este sea el último dolor que ella me causa,
y estos
sean los últimos versos que yo le escribo.
20.- El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
24.- Mi amor se nutre de tu amor, amada,
25.- Yo cambio la primavera
29.- Yo sólo quiero que la luz alumbre,
20.- El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros
pájaros.
Otros poemas
21.- Desde el fondo de ti, y
arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.
un niño triste, como yo, nos mira.
22.- Podrán cortar todas la flores
pero no podrán detener la primavera.
23.- Yo soy el que te espera en la estrellada noche,
sobre las playas áureas, sobre las
rubias eras.
El que cortó jacintos para tu lecho, y
rosas.
Tendido entre las hierbas yo soy el
que te espera!
24.- Mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.
25.- Yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.
26.- Y en un acto de
amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.
27.- Entre sangre y amor cavé mis
versos,
en tierra dura establecí una rosa.
28. -Aprendí de las aves la
sedienta esperanza,
la certidumbre y la verdad del vuelo.
29.- Yo sólo quiero que la luz alumbre,
yo no pido a
la noche explicaciones.
30.- En esta duda yo no sé
si dedicarme a
meditar
o alimentarme de
claveles.
31.- El mundo es más azul y más terrestre
de noche, cuando duermo
enorme, adentro de tus breves manos.
33.- Pero hacia donde vaya
llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi
dolor.
34.- Si de pronto me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.
35.- Cuántas
veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo.
36.- Y sabré acariciar las nuevas flores
porque tú me enseñaste la ternura.
porque tú me enseñaste la ternura.
37.-
Donde la primavera está naciendo,
amor mío, te espero.
38.-
Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla
en el atardecer resonante y muriendo.
39.- En la alta noche mi alma se tuerce y
se destroza.
40.- Mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos.
41.- Tus anchos ojos son la luz que tengo
de las constelaciones derrotadas.
de las constelaciones derrotadas.
42.-
Yo he regresado a ti
desde la incertidumbre con espinas.
43.- Quiero
que lo que amo siga vivo
y a ti te amé y canté sobre todas las cosas,
por eso sigue tú floreciendo, florida,
para que alcances todo lo que mi amor te ordena,
para que se pasee mi sombra por tu pelo,
para que así conozcan la razón de mi canto.
y a ti te amé y canté sobre todas las cosas,
por eso sigue tú floreciendo, florida,
para que alcances todo lo que mi amor te ordena,
para que se pasee mi sombra por tu pelo,
para que así conozcan la razón de mi canto.
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