miércoles, 11 de enero de 2012

LA CIUDAD RECORTADA DE MIRTHA, por Alina Iglesias Regueyra, 15 de noviembre de 2010



Mirtha González Gutiérrez es una escritora cubana que ha dedicado a la infancia buena parte de su creación. Y quien se atreve a acometer esta audacia debe, por fuerza, conocer profundamente a ese público, para lograr la meta suprema de ser leído y apreciado por él. Es el destinatario más crítico y sincero, ese que “no tiene pelos en la lengua” a la hora de valorar lo que le dedicamos.
Una de las actividades que más agrada en los primeros años de vida es la de imaginar y recortar. Con mucha frecuencia, nuestros hijos obvian juguetes tridimensionales, de vistosas formas y colores, por sencillas y torpes figuritas realizadas por ellos mismos con auxilio de una tijera despuntada, las cuales suplen las carencias imaginativas de un objeto producido en serie, que puede ser hallado, idéntico, en casa de una amiguita o vecinito, o que, por su complejidad, permite poco margen a la lógica inventiva del juego infantil.
Así las cosas, los menores llegan a poblar de recortes su mundo, en dependencia de sus intereses: vemos a algunos enredarse con vehículos complejos, que han imaginado a partir de sus sueños o sobre la base de curiosidades televisivas; a otros, con familias que tengan los miembros necesarios, pues papá y mamá no bastan y se desea una gran escuela de hermanos; o a otros, que crean animales fantásticos…
Mirtha, al parecer, también aprendió a soñar con tijeras, y el personaje central de su libro La ciudad de los recortes es una pequeña que proyecta toda una urbe con héroes e historias que satisfagan su sagaz imaginación. A partir de esta visión puramente infantil, la autora ―¿sería ella misma este personaje principal, cuando niña?― desarrolla una narración donde convergen aventura, creatividad, combate entre el bien y el mal, emociones positivas y negativas, y, sobre todo, mucho papel. Solo a partir de esta fibra se vive el tema del libro, en medio de un entorno creado exclusivamente para fabular.
Como en los mejores finales, al terminar, ni los lectores ni la protagonista ―y quizás ni siquiera la autora― sabrán si la fantasía es realidad o viceversa, y en esta resolución del pequeño drama radica la magia de esta sencilla y maravillosa obra publicada por la Editorial Gente Nueva en 2008, a manera de pequeño álbum de ilustraciones.
En este sentido, es válido resaltar los valores plásticos presentes en el diseño de la joven y multipremiada santaclareña Iranidis Fundora Alonso, quien imita recorterías de papel en sus imágenes, inmersas en una atmósfera de tonos ocres y textura visual muy singular y apropiada para el tema.
La ciudad de los recortes es parte de la colección Dienteleche, que incluye libros dedicados al niño más pequeño, para ser compartidos con los adultos a su cargo. De ahí que su lenguaje sea adecuado para los infantes de las edades primarias e incluso para los preescolares: al leerlo un adulto, se escucha como una narración oral; y al acercarse a la obra el niño mismo, este lo percibe con total identificación estética y psicológica.
La escritura de Mirtha para la niñez abarca otros títulos, como El acertijo de las conchas, El cuento de los dibujos, La niña que salió a buscar un cuento, y Peruso, original historia en la cual se identifica con un escolar, su hermana y sus amigos, con quienes comparte travesuras y experiencias.
En la actualidad, Mirtha González Gutiérrez, esta cienfueguera de edad madura, licenciada en Derecho, y a quien conocí como directora de la propia Editorial Gente Nueva hace algún tiempo, se desempeña como presidenta de la Cámara del Libro, labor que esperamos siga acompañando con la más auténtica creación para la niñez cubana.

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