martes, 20 de octubre de 2015

DÍA DE LA CULTURA CUBANA



Hoy es el día instituido por Cuba como Día de la Cultura Nacional. Un día como hoy se entonó por primera vez nuestro himno nacional: La Bayamesa. Dondequiera que esté un cubano, es una de las más electrizantes y conmovedoras melodías que pueda escuchar: las notas de nuestro himno... Pero la Cultura no es solo el himno, es todo: nuestra comida, nuestras costumbres, nuestro arte y literatura, nuestra isla y nuestro corazón fuera de ella y, al mismo tiempo, sin desprenderse de ella, del olor a sal, su sol, sus calles y el olor de sus ciudades... Qué orgullosa cada día de ser cubana. Amo a Cuba y a los cubanos.
Creo que nada representa tanto la cubanía como ese himno rebelde, vibrante y estremecedor. Solo la música, las notas de esa marcha contagiosa, anuncian al mundo que es nuestro.
Al citar los versos de nuestro Poeta Mayor: el amor, madre a la Patria/ no es el amor ridículo a la tierra ni a la yerba que pisan nuestras plantas,/ es el odio invencible a quien la oprime, /es el rencor eterno a quien la ataca[…], me siento invadida por un dulce sentimiento de nostalgia. Nostalgia por la luz de nuestras ciudades, por las voces de los pregoneros callejeros que bajan por mi calle cada mañana y se escuchan hasta la hora en que el sol se despide, por las plazas y los parques, por esa conversación cómplice entre el mar y la tierra que recorre hecha murmullo todo el litoral norte de esa ciudad que habita en mi palabra, a pesar de la distancia.
Cuba, sin lugar a dudas, es tierra de poetas. Los decimistas improvisadores son los más genuinos y populares; están los que escriben décima culta y están los poetas de verso más depurado y galante. Sin embargo, alguna vez escuché decir (no recuerdo si fue al Indio Naborí) que los cubanos hablamos en octosílabos. Y es cierto. Todo el que escriba poemas sabe que, inevitablemente, cuando rimamos siempre es ese el metro que acude, fácil y presuroso, al llamado de la página en blanco.
Hay tres poetas cubanos que, además de su genialidad literaria, escribieron profundos y conmovedores poemas a la patria como José Martí y José María Heredia o se consagraron a la lucha y dedicaron su aliento poético y vital a ella,  también Rubén Martínez Villena.
Sin embargo, nadie dudaría en señalar, como el más importante poeta cubano, al apóstol de la independencia, por su versatilidad, su maestría y genial cultivador de diferentes formas estróficas, metros y rimas. Desde la sencillez aparente de sus Versos sencillos, los poemas del Ismaelillo o La Edad de Oro hasta sus Versos libres, que eran, como él pensaba que debía ser el verso que amaba, de […] sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava. El verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el Sol, se rompe en alas. […]
Hoy como nunca pienso que la Patria vive en cada cubano, en el acento que reconocemos sin dudar y en la manera única de reírnos, saborear un café fuerte, hablar alto o sentir como nuestra cada injusticia o dolor de otro ser humano. También recuerdo ahora a ese cubano y repito con él, recordando ese cielo llenito de estrellas casi siempre: Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche…




Dos patrias…

Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. 
¿O son una las dos? No bien retira 
su majestad el sol, con largos velos 
y un clavel en la mano, silenciosa 
Cuba cual viuda triste me aparece. 
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento 
que en la mano le tiembla! Está vacío 
mi pecho, destrozado está y vacío 
en donde estaba el corazón. Ya es hora 
de empezar a morir. La noche es buena 
para decir adiós. La luz estorba 
y la palabra humana. El universo 
habla mejor que el hombre. 
Cual bandera 
que invita a batallar, la llama roja 
de la vela flamea. Las ventanas 
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo 
las hojas del clavel, como una nube 
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa..







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