El 21 de marzo
fue proclamado por la UNESCO en 1999 como Día Mundial de la Poesía, haciéndolo
coincidir con el equinoccio de primavera en el hemisferio norte. El equinoccio
es el momento en que los dos polos terrestres se encuentran a igual distancia
del sol, lo que iguala la duración del día y de la noche.
Con la
institución del día de la poesía, la organización tiene la intención de
estimular la expresión poética de los pueblos a través de sus diferentes
lenguajes, la vuelta a la oralidad como una forma de unir voluntades y
tradiciones, así como la relación entre esta creación literaria y otras
manifestaciones artísticas como el teatro, la danza, las artes plásticas, la
música…
Hoy es la 3ra
gran liberación de libros anunciada. Dejaré en un parque cercano, cuando sea de
mañana tres de mis libros para niños. No son de poesía, pues se trata de Peruso
y el gato fantasma, más aunque no esté el título dentro de la calificación del
género, tiene la poesía de la aventura, se recrea una leyenda y anida en él,
por sobre todas las cosas, la poesía de la amistad verdadera.
Coincide que
estaré en varias aulas de adolescentes y jóvenes y leeré poemas en cada una de
ellas, de nuestros clásicos y quizás me anime a leer alguno mío. Sé que la
poesía me envolverá en ese mágico manto tejido con palabras y será mi personal
manera de abrir las puertas de la mente y el corazón a la primavera.
No es casual que
el mes de la mujer coincida con el mes de la poesía: la mujer es, ante todo
poesía. Creadora de la vida, anima e impulsa toda la obra humana, y desde
tiempos remotos la imagen de la mujer se asocia con la fecundidad, el renacer,
los inicios y el florecimiento de la belleza (por derecho ganado, como diría un
amigo), hechos todos que convergen en la primavera como estación del tiempo.
Por eso esta
selección de poemas de amor, donde me faltaron poetas: ¡siempre faltan!
Celebremos la
llegada de la primavera en nuestro hemisferio e inundemos al mundo con la mejor
poesía: ser mejores seres humanos, más tolerantes, dignos y sencillos. La vida
es la verdadera poesía del Universo.
ARTE POÉTICA
Poesía
perdóname por
haberte ayudado a comprender
que no estás
hecha solo de palabras.
Roque Dalton
A UNA MUJER
No hay que llorar
porque las plantas crecen en tu balcón, no hay
que estar triste
si una vez más la rubia carrera de las nubes te reitera
lo inmóvil, ese
permanecer en tanta fuga. Porque la nube estará ahí,
constante en su
inconstancia cuando tú, cuando yo -pero por qué nombrar el polvo y la ceniza-.
Sí, nos
equivocábamos creyendo que el paso por el día era lo efímero, el agua que
resbala por las hojas hasta hundirse en la tierra.
Sólo dura la
efímero, esa estúpida planta que ignora la tortuga, esa blanda tortuga que
tantea en la eternidad con ojos huecos, y el sonido sin música, la palabra sin
canto, la cópula sin grito de agonía, las torres del maíz, los ciegos montes.
Nosotros,
maniatados a una conciencia que es el tiempo,no nos movemos del terror y la
delicia, y sus verdugos delicadamente nos arrancan los párpados para dejarnos
ver sin tregua cómo crecen las plantas del balcón, cómo corren las nubes al
futuro.
¿Qué quiere decir
esto? Nada, una taza de té. No hay drama en el murmullo, y tú eres la silueta
de papel que las tijeras van salvando de lo informe: oh vanidad de creer que se
nace o se muere, cuando lo único real es el hueco que queda en el papel, el
golem que nos sigue sollozando en sueños y en olvido.
Julio Cortázar
[CESE, SEÑORA, EL
DUELO…]
Cese, señora, el
duelo en vuestro canto,
¿qué fuera
nuestra vida sin enojos?
¡Vivir es
padecer! ¡sufrir es santo!
¿Cómo fueran tan
bellos vuestros ojos
si alguna vez no
los mojara el llanto?
Romped las
cuerdas del amargo duelo.
Quien sufre como
vos sufrís, señora:
es más que una
mujer, algo del cielo,
que de él huyó y
entre nosotros mora.
José Martí
MUJER, NADA ME
HAS DADO
Nada me has dado
y para ti mi vida
deshoja su rosal
de desconsuelo
porque ves estas
cosas que yo miro,
las mismas
tierras y los mismos cielos,
porque la red de
nervios y de venas
que sostiene tu
ser y tu belleza
se debe
estremecer al beso puro
del sol, del
misino sol que a mí me besa.
Mujer, nada me
has dado y sin embargo
a través de tu
ser siento las cosas:
estoy alegre de
mirar la tierra
en que tu corazón
tiembla y reposa.
Me limitan en
vano mis sentidos
-dulces flores
que se abren en el viento-
porque adivino el
pájaro que pasa
y que mojó de
azul tu sentimiento.
Y sin embargo no
me has dado nada,
no se florecen
para mí tus años,
la cascada de
cobre de tu risa
no apagará la sed
de mis rebaños.
Hostia que no
probó tu boca fina,
amador del amado
que te llame,
saldré al camino
con mi amor al brazo
como un vaso de
miel para el que ames.
Ya ves, noche
estrellada, canto y copa
en que bebes el
agua que yo bebo,
vivo en tu vida,
vives en mi vida,
nada me has dado
y todo te lo debo.
Pablo Neruda
UNA MUJER DESNUDA
Y EN LO OSCURO
Una mujer desnuda
y en lo oscuro
tiene una
claridad que nos alumbra
de modo que si
ocurre un desconsuelo
un apagón o una
noche sin luna
es conveniente y
hasta imprescindible
tener a mano una
mujer desnuda.
Una mujer desnuda
y en lo oscuro
genera un
resplandor que da confianza
entonces
dominguea el almanaque
vibran en su
rincón las telarañas
y los ojos
felices y felinos
miran y de mirar
nunca se cansan.
Una mujer desnuda
y en lo oscuro
es una vocación
para las manos
para los labios
es casi un destino
y para el corazón
un despilfarro
una mujer desnuda
es un enigma
y siempre es una
fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda
y en lo oscuro
genera una luz
propia y nos enciende
el cielo raso se
convierte en cielo
y es una gloria
no ser inocente
una mujer querida
o vislumbrada
desbarata por una
vez la muerte.
Mario Benedetti
AMOR DE TARDE
Es una lástima
que no estés conmigo
cuando miro el
reloj y son las cuatro
y acabo la
planilla y pienso diez minutos
y estiro las
piernas como todas las tardes
y hago así con
los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los
dedos y les saco mentiras.
Es una lástima
que no estés conmigo
cuando miro el
reloj y son las cinco
y soy una manija
que calcula intereses
o dos manos que
saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que
escucha como ladra el teléfono
o un tipo que
hace números y les saca verdades.
Es una lástima
que no estés conmigo
cuando miro el
reloj y son las seis.
Podrías acercarte
de sorpresa
y decirme
"¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha
roja de tus labios
tú con el tizne
azul de mi carbónico.
Mario Benedetti
TE DOY CLAUDIA
ESTOS VERSOS
Te doy Claudia,
estos versos, porque tú eres su dueña.
Los he escrito
sencillos para que tú los entiendas.
Son para ti
solamente, pero si a ti no te interesan,
un día se
divulgarán, tal vez por toda Hispanoamérica.
Y si al amor que
los dictó, tú también lo desprecias,
otras soñarán con
este amor que no fue para ellas.
Y tal vez verás,
Claudia, que estos poemas,
(escritos para
conquistarte a ti) despiertan
en otras parejas
enamoradas que los lean
los besos que en
ti no despertó el poeta.
Ernesto Cardenal
Balada del amor
tardío
Amor que llegas
tarde,
tráeme al menos
la paz:
Amor de
atardecer, ¿por qué extraviado
camino llegas a
mi soledad?
Amor que me has
buscado sin buscarte,
no sé qué vale
más:
la palabra que
vas a decirme
o la que yo no
digo ya…
Amor… ¿No sientes
frío? Soy la luna:
Tengo la muerte
blanca y la verdad
lejana… No me des
tus rosas frescas;
soy grave para
rosas. Dame el mar…
Amor que llegas
tarde, no me viste
ayer cuando
cantaba en el trigal…
Amor de mi
silencio y mi cansancio,
hoy no me hagas
llorar.
Dulce María
Loynaz
CÓMO NO SER
ROMÁNTICO Y SIGLO XIX
Cómo no ser
romántico y siglo XIX,
no me da pena,
cómo no ser
Musset
viéndola esta
tarde
tendida casi
exangüe,
hablando desde
lejos,
lejos de allá del
fondo de ella misma,
de cosas leves,
suaves, tristes.
Los shorts bien
shorts
permiten ver sus
detenidos muslos
casi poderosos,
pero su enferma
blusa pulmonar
convaleciente
tanto como su
cuello-fino-Modigliani,
tanto como su
piel-margarita-trigo-claro,
Margarita de
nuevo ( así preciso ),
en la
chaise-longue ocasional tendida
ocasional junto
al teléfono,
me devuelven un
busto transparente
(Nada, no más un
poco de cansancio).
Es sábado en la
calle, pero en vano.
Ay, cómo amarla
de manera
que no se me
quebrara
de tan espuma tan
soneto y madrigal,
me voy no quiero
verla,
de tan Musset y
siglo XIX
cómo no ser
romántico.
Nicolás Guillén
Hexaedro Rosa
I
¡Te amo!...
A tu lado, o en
tu ausencia; en la realidad o en el sueño; en la intimidad del rincón amable o
ante el formidable arrullo del mar; en la noche lunada o negra y punteada de
estrellas interrogadoras; en el momento maravilloso y tierno del amanecer; en
el estupor meridiano del día o en el pensativo crepúsculo de oro... En todos
los sitios y a todas las horas te he dicho ya las palabras que creí no iba a
pronunciar jamás.
II
Tu amor irrumpió
en mi vida como se cuela una ráfaga por una ventana abierta. Todos mis papeles
se alborotaron y en un vuelo de espanto se deslizaron bajo los muebles y hacia
los rincones. ¿Qué has hecho revoltosa?... ¿Cómo penetras sin permiso?...No
quieras irte. He cerrado cuidadosamente la ventana y no te dejaré hasta que
arregles lo que desordenó tu travesura. ¡A ver si recoges aquel recuerdo mío y
me traes esas cuartillas de la historia triste y el cuento ese que aún no he
terminado, y aquella esperanza que germinaba bajo mi frente cargada hace un
instante por estos pensamientos que han quedado aquí a mis pies, truncos y
revueltos¡ ¡Qué maremágnum has ocasionado con tu entrada¡. ¡Anda, obedece¡...
Y mientras te
digo todo esto tú estás ahí, de pie, en el medio de mi alma, con mi más vieja
tristeza bajo el tacón de tu zapato, diciendo a mi severidad con una sonrisa
divina: -Indudablemente, nada hay más descortés que un rayo de sol.... Y lo
peor del caso -¡atrevida!- es que pareces muy satisfecha de que haya cerrado mi
ventana.
III
Tú dices que eres
triste. Yo sé que comprendes mis tristezas. Pero a pesar de ti misma, tú eres
alegre, alegre como la luz, como la flor, como el trino. Lo raro es que tu
alegría es producida por mi amor. Proviene tu alegría del amor del hombre
taciturno, obsedido por el Misterio y por el Arte, envenenado por la filosofía
y por el Mundo.-Como yo conozco ese milagro, temo que se produzca en mí. Temo
el contagio de tu celeste y poderoso júbilo. ¡Oh amada! No me arrebate tu
alegría lo que me enorgullece y me define. ¡No vuelva el tiempo ingenuo de la
poesía meliflua y desastrosa! En mi gravedad de crepúsculo tendré, para ti
sola, luces y flores y trinos. Déjame la palabra amarga. la tristeza y la
cólera son mías. Pero mi ternura sabrá mecer tu jovialidad de niña en un
columpio de arrullos.
IV
Será un día
cualquiera... Habrá rostros graves y rostros sonrientes. Todo ocurrirá como en
un sueño y tú no sabrás qué pasa... (Tu alma será una dulce angustia y una
expectación de aurora.) --¿Por qué me visten así? ¿Por qué me coronan de
flores? ¿Por qué lloran y ríen? -me preguntarás. Y yo permaneceré silencioso,
para no romper con mi voz el sonambulismo del momento. Pero cuando las amigas
te hayan estrujado, cuando te hayan quitado los polvos a besos, cuando tú
también derrames una lágrima límpida, entonces, rodearé tu cintura con mi brazo
y te diré en una palabra: Vamos...
V
Puedes venir
desnuda a mi fiesta de amor. Yo te vestiré de caricias.
Música la de mis
palabras; perfume es de mis versos; Corona, mis lágrimas sobre tu cabellera.
¿Qué mejor
cinturón para tu talle, que cinturón más tierno, más fuerte y más justo que el
que te darán mis brazos?... Para tu seno ¿qué mejor ceñidor que mis manos
amorosas? ¿Qué mejor pulsera para tus muñecas que la que formen mis dedos al
tomarlas para llevar tus manos a mi boca?
Una solo
mordedura, cálida y suave, a un lado de tu pecho, será un broche único para
sujetar a tu cuerpo la clámide ceñida y maravillosa de mis dedos. Puedes venir
desnuda a mi fiesta de amor, Yo te vestiré de caricias.
VI
Entonces...
Cuando en tu
cuerpo, rendido, no vibre ya el temblor elástico de los miembros; cuando tus
labios no tengan fuerzas para besar; cuando tu brazo fatigado se extienda en
reposo lánguido, y en un gesto débil y esquivo de negación agites la cabellera
trémula...
Entonces...
Cuando tus ojos estén borrachos de adormideras sutiles, cuando los parpados te
pesen y se caigan, quemados por la mirada ardiente de toda la noche...
Entonces, a través de la fina malla de tus pestañas, verás todavía alargarse en
mis pupilas ávidas un desperezamiento de panteras...
Rubén Martínez Villena
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