El 20
de enero de 1925 nace en la Granada, de Nicaragua, el poeta Ernesto Cardenal. Coincidencia es
que nazca en una ciudad homónima a la de Federico (el único Federico cuando se
habla de poesía hispanoamericana), aunque Lorca naciera en Fuente Vaqueros, perteneciente a Granada.
Increíblemente
ha cumplido 88 años. Cuando lo vi, hace 5 años, tenía 83. Conversamos (Esteban
y yo con él), alrededor de dos horas y con infinita paciencia nos dejó hablar,
sonriendo siempre, sin prisas, como si nada esperara por él. Pensé que en su
infinita sabiduría había aprendido la lección del principito y dejaba correr el
tiempo como el agua de una fuente, para dar de beber a sus dos viajeros
sedientos de su voz baja y armoniosa. Nos
lo volvimos a encontrar en el aeropuerto con sus pantalones cortos, sus
sandalias, la boina eterna, como si fuera un adolescente: vital y casi
inadvertido en el tumulto de viajeros que deambulaban por las salas de espera
de la terminal de Managua. Iba rumbo a Chile, a un festival de poesía, nos
confesó con una sonrisa cómplice.
Estaba
absorto en la lectura y no quise ser indiscreta, así que no logré ver cuál era
el título que tenía entre sus manos. Nos despedimos con un apretón de manos. Lo
vimos recoger un ligero equipaje de mano e ir despacio hacia la puerta de
salida cuando se escuchó la salida de su vuelo a Santiago.
¿Qué este
hombre tiene más de 80 años?, pensé yo al verlo y recordar su vida, la azarosa
militancia sandinista, su sacerdocio, la dedicación al proyecto de vida que ha
sido para él Solentiname… Es cierto que solo un alma noble, desbordada y
entregada a los demás puede andar por la vida con ese paso casi etéreo y seguir
siendo un joven que escribe poemas de todas las formas posibles, en todo
momento: cada palabra o acto suyo es un verso.
Hoy
25 es el cumpleaños de mi hermana María Elvira, a quien no le gusta del todo su
primer nombre pero a quien mi madre, hija de español e intérprete (con muy
buena voz y timbre, por cierto) de canciones españolas famosas, le cantaba una
que decía “Granada, calle de Elvira…”, y luego descubrí que es un poema de Lorca musicalizado, así que tenemos de vuelta a Granada, por
tercera vez.
Por
eso a ella, quien comparte conmigo la estancia en este hermoso país dominicano,
quiero dedicarle un poema de ese poeta de la vida, a quien admiro y respeto
hasta la veneración, para que le llegue mi amor desde la poesía, que es el
lenguaje más delicado del alma.
Para
los dos, larga vida y mi amor, el más profundo y sincero. Aquí les dedico el fragmento
final de ese insondable
Canto cósmico
[…]
Y los
objetos celestes más azules al acercarse
y más
rojos si se alejan.
Por
qué es negra la noche...
Es
negra por la expansión del universo.
Si
no, todo el cielo brillaría como el sol.
Y no
habría ninguno para ver esa noche.
¿Y
las galaxias hacia dónde van?
En
expansión como el humo dispersado por el viento.
La
segunda ley de la termodinámica:
Este
constante fluir de la luz a las tinieblas.
Del
amor al olvido.
Él
tenía 20 años, ella 150 cumpliendo 16.
Iluminación
en las calles y en el cielo. El cielo
el de
Granada.
Fue
el último adiós, y fue cuando él le recitó a Neruda:
«...
los versos más tristes esta noche».
«La
noche está estrellada
y
tiritan azules los astros a lo lejos».
Dos
seres se separaron para siempre.
No
hubo ningún testigo en aquel adiós.
Las
dos direcciones cada vez más divergentes
como
estrellas desplazándose hacia el rojo.
He
pensado otra vez en vos, porque la noche está estrellada
y
miro temblar los astros a lo lejos con su luz azulosa.
Tren
más agudo al acercarse.
Y este es el enlace de la canción Granada, calle de Elvira (http://youtu.be/L5rX-E_fFo0) interpretada por Enrique Morente.
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