La paloma de la paz (Pablo Picasso) |
Casi todos los días la humanidad consagra la jornada a
enaltecer u honrar una profesión, confirmar un derecho o expresar una
esperanza. Justo eso es el Día Internacional por la Paz: enviar al Universo el
deseo de que la paz sea una realidad y no la utopía de poetas, músicos,
artistas y de todas las personas buenas que habitan el planeta.
Los humanos nos comunicamos gracias a los signos, a los
símbolos, los cuales pueden ser expresados por gestos, palabras, sonidos o
imágenes. La imagen que en la cultura occidental se asocia con la paz es la de
una paloma blanca con una rama de olivo en el pico, encarnando no solo la paz,
sino también la pureza: pureza de intenciones, de sentimientos, de nuestra
manera de actuar.
En el Antiguo Testamento aparece que la emisaria de Noé,
después del diluvio, para ir en busca de tierra firme fue una paloma, y esta
regresó al Arca con una rama de olivo en su pico.
En el diccionario de Wikipedia aparece descrita la paloma como el símbolo del candor, la sencillez y la
inocencia, y especialmente de la paz y la armonía.
Es curioso: entre los antiguos la
paloma se consagraba a Venus y, según Homero, unas palomas alimentaron a Zeus.
El simbolismo trascendió las eras,
llegó a nuestros días. Cuando vemos una bandada de palomas en una plaza, el
primer sentimiento que nos invade es un sentimiento de paz interior, de
tranquilidad.
Pero la paz no puede ser sinónimo de
tranquilidad. Tranquilidad tienen los niños que mueren cada día de hambre o
enfermedades curables en todos los países pobres del mundo, pero que mueran
tranquilos debería atormentar a todos los que en el mundo explotan a otros para
derrochar en banalidades su dinero mientras hay personas y personitas que
carecen hasta de un pedazo de pan o un vaso de agua no contaminada, que deben
vivir a la intemperie, que no saben leer ni escribir, mientras la industria del
espectáculo produce películas en 3D. Ninguna de las partes de esa inquietante
realidad tiene que ver con la paz.
La paz también tiene que ver con la
igualdad, con el respeto a la vida y a la dignidad humana. Desde el
inicio de los tiempos ha existido la guerra y la usurpación de los derechos de
los otros. Benito Juárez definió magistralmente que “Entre los individuos, como
entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” aunque, como es sabido,
también se discute la paternidad de la frase queriendo atribuírsela a Kant o a Benjamín
Constant.
Más allá de la propiedad de la frase, es una realidad
indiscutible y una verdad como un templo, como diría mi madre con una de sus
sentencias favoritas.
Se simboliza la paz con la blanca paloma: blanca como la
pureza, con alas para volar al horizonte y encontrar la armonía. Retomo el
final de mi Nana, modificándolo un
poquito: Descansa y sueña, linda paloma blanca, que nosotros/haremos cuanto podamos por salvarte.