jueves, 30 de mayo de 2019

ADIÓS A MAYO





Casi termina el mes de mayo de 2019, un mes lleno de emociones, por estar dedicado a las madres en diferentes días y porque cumplí un ciclo de vida muy interesante: cinco veces doce. Y no es casual que lo señale así, es que cierra un ciclo del horóscopo chino en que vuelve a ser este, luego de 60 años, el dedicado al jabalí o cerdo de Tierra, mi signo en esa ancestral rueda astrológica que representa los doce animales que recibieron a Buda y los cinco elementos: madera, agua, tierra, fuego y metal. Por eso para que vuelva nuestro signo de nacimiento a coincidir en el animal y su elemento deben transcurrir cinco ciclos de doce años.
Los auspicios para este aniversario fueron muy buenos y me colmaron de esperanzas, las cuales empezaron a hacerse realidad desde antes con la llegada de mi hija y mi nieto Diego.
Ya Diego sabe leer y sorprende por su extraordinaria madurez y ese talento increíble para comprenderlo todo de una pasada, rasgos que van unidos a una exquisita sensibilidad que lo hace anticipar preocupaciones y angustias que quisiéramos evitarle.
Verdaderamente he encontrado gente maravillosa este año ya conocidas, pero redescubiertas; en la antesala de mayo, abril, pude asistir a la celebración por los doscientos años de fundada la ciudad de Cienfuegos, originalmente colonia Fernandina de Jagua y reencontrar a tantas y tantas personas queridas, respirar su aire, el suave frescor de su mar y de sus calles.
A veces creo que la vida es dadivosa cuando se trata de cumplir mis sueños, porque se dan de una manera delicada y casi sin que aparentemente me empeñe. Pero si insisto podré ver el esfuerzo callado y la joroba del obstáculo asomando por detrás de cualquiera de los pasos o caminos.
Lo importante ha sido vencerlos.
Por eso quiero hacer en este mes una galería de fotos de estos dos meses gloriosos; de mi visita a Cuba, en la que me reencontré con mis queridas amigas Esperanza y Milagros, 44 años después de terminar nuestra secundaria en Alquízar; encuentro en el mítico Jaimanitas de mi adolescencia, adonde acudía incansablemente a la playa, a su biblioteca pública (donde leí toda la colección que allí había de Enid Blyton) y a sus sábados en el salón del Marcelo para bailar con grupos musicales y admirar de reojo a los hermosos muchachos remeros que iban asiduamente allí; de mi cumple, del Día de las Madres y del Festival de Cine del colegio Loyola, que cierra magistralmente un ciclo de tiempo de mucha felicidad.
Pidiendo a Dios y al universo que el resto del año sea tan feliz como lo he sido en abril y mayo, aunque mañana vuelva a escribir sobre un hecho trascendental e íntimamente significativo: el aniversario de Gente Nueva.
Namaste.

Fefa, Carmen Rosa, Carmen Capdevila y Maritza Pino, Parque Martí de Cienfuegos, 22 de abril de 2019


Heri y yo en Parque Martí de Cienfuegos, 22 de abril de 2019


Marta, de Fondos raros y yo, Parque Martí de Cienfuegos, 22 de abril de 2019

Irán Millán y yo, Parque Martí de Cienfuegos, 22 de abril de 2019


Luis Ramírez, Maritza Pino y yo, en el patio de la UNEAC de Cienfuegos, 22 de abril de 2019




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