Si supieras cómo
me inunda la paz cuando me hablas
tuvieras al aire
de emisario
para que nunca
faltaran en mi oído;
tejerías una
cuerda con tu voz
que atravesara la
ciudad y me siguiera
a cada sitio
donde mi cuerpo habita
envolviendo el
aire que respiro
con el aroma de
un ¿es verdad?
o mi nombre
pronunciado por tus labios.
Ay, si supieras
cuánto necesito, amor
al menos
escucharte decir palabras intrascendentes
banana, encuesta,
mar, agua, mediodía,
callejón, sentir,
oficina o escritorio,
cualquier palabra
dicha por ti lleva la magia de tu boca
el recuerdo de tu
nariz y tus abrazos.
Si supieras
cuánto amo tus palabras
tu nariz, tu boca
y los abrazos
que recorren mi
piel cuando me hablas
sobrarían las
frases y tendría tus manos en mi cuerpo.
Pero añoro palabras
que no llegan
como amor, deseo,
hola, verte,
palabras que han
huido presurosas
quién sabe a cuál
rincón del universo.
Solo sé que la
vida es un círculo que gira y mientras tanto
escucho tu voz en
el silencio callado de las horas
y en la tenue
quietud del día y de la noche
me invento esas palabras
y te espero.
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