Hoy es el equinoccio de primavera
en el hemisferio norte y el de otoño en el hemisferio sur. La palabra latina aequinoctium significa “noche igual”, ya
que la particularidad del equinoccio es que el día dura
exactamente igual que la noche.
El equinoccio de primavera ocurre
cuando el Sol corta el plano del Ecuador, y en 2019 ocurrirá este 20 de marzo a
partir de las 21:58 horas en horario universal.
La inclinación del eje de rotación
de la Tierra es de unos 23.5º, y el desplazamiento del planeta por su órbita
alrededor del Sol origina las estaciones, con los solsticios y equinoccios como
los puntos de cambio.
En realidad, el cambio comienza con
el amanecer, pues el Sol en el hemisferio norte, saldrá por el este, para
ocultarse por el oeste y el día durará exactamente lo mismo que la noche.
Este año el equinoccio de primavera
precede al Día Mundial de la Poesía, que será mañana 21.
En la primavera la naturaleza despierta del
letargo que significa el invierno: las diferentes mitologías con sus creencias
mágicas en dioses que encarnan, también, las estaciones, nos anuncian que en
esta época, Perséfone vuelve al mundo de los vivos y deja que Hades, su esposo,
la extrañe hasta que se marchiten las flores y los frutos que nacen con la
primavera; para los celtas, es el encuentro entre la diosa Oestara u Ostaray el
dios niño, siendo los símbolos la luna nueva, las larvas, los huevos de los
pájaros y las guaridas de las liebres; los nórdicos realizaban sacrificios a la
diosa Idunn para invocar buenas cosechas, mientras que los chinos celebran que
en
este momento, las energías yin y yang alcanzan un equilibrio en Tierra y dentro
de nuestros cuerpos.
¿Y qué mejor para celebrar la
primavera que leyendo hermosos poemas de amor? Porque, en primer lugar, la primavera nos recuerda que no podemos darnos el lujo de perder la saludable costumbre de la esperanza, Benedetti.
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto
mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.
Pablo Neruda
Por qué cantamos
Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil
usted preguntará por qué cantamos
si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza
usted preguntará por qué cantamos
si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro
usted preguntará por qué cantamos
cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino
cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos
cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota
cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta
cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil
usted preguntará por qué cantamos
si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza
usted preguntará por qué cantamos
si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro
usted preguntará por qué cantamos
cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino
cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos
cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota
cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta
cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.
Mario Benedetti
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