Resulta curioso como todas las culturas tienen
elementos afines y, a la vez, peculiares, siendo estos los que las diferencian y
hacen únicas dentro del universo.
Para
los occidentales, llamados así por encontrarse del lado de acá del mundo (sin
que el término responda a una división geográfica, sino sociológica y, quizás,
filosófica), el año nuevo comienza el 1 de enero de cada año natural, medido y
fijado por el calendario gregoriano. El año nuevo chino comienza con la primera
luna nueva más próxima al día equidistante entre el solsticio de invierno
(entre 21 y 23 de diciembre, de acuerdo con la posición del sol) y el
equinoccio de primavera (entre el 20 y 21 de marzo), por lo que habitualmente
ocurre 45 días después del solsticio de invierno y 45 días antes del equinoccio
de primavera. Es significativo que, además de ser el Año Nuevo sea conocida
esta fiesta como Festival de la Primavera: es el anuncio de que se le da la
bienvenida a la estación del año en que germina la naturaleza y el espíritu de
los humanos agradece las bendiciones del mundo y canta.
En
Wikipedia, cuando buscamos información sobre el calendario chino se explica que
data del año 2637 a. C., consta de
cinco ciclos de doce años regidos por animales como la Rata, el Buey,
Tigre, Conejo, Dragón, Serpiente, Caballo, Cabra, Mono, Gallo, Perro y Cerdo.
Este año que comienza en el día de hoy es el año del Mono y, más
específicamente, el año del Mono de Fuego.
¿Por qué el Mono de fuego? Porque en esos cinco ciclos de doce
años hay un elemento que rige al animal, y que para los chinos son, en el
orden, Tierra, Metal, Madera y el Fuego. Quiere esto decir que hay un mono de
fuego en 60 años: el anterior fue en 1956.
«Las casas
lunares o shǔ son
cada una de las 28 constelaciones del zodiaco lunar. Dependiendo del día y hora
de nacimiento de la persona, la luna estará en alguna de las casas lunares,
que, según la astrología china, determina a cada persona.
El origen del calendario chino tradicional a
la civilización Xia, que ocupaba la región
durante el siglo
XXII a. C., mientras que otros lo atribuyen directamente
al mítico Huangdi,
unificador y primer emperador de la China, que vivió en el siglo III a. C.
Los historiadores sitúan sus orígenes hacia la
mitad de la dinastía Shang (1300 a. C.), cuando se tiene primera constancia
documental de la utilización de las cuentas cíclicas para los días.
El problema para los sabios astrónomos chinos
fue el mismo que para el resto de los pueblos antiguos: intentar combinar los
movimientos de la luna y del sol, ciclos siempre difíciles de congeniar. El
calendario chino tradicional era lunar, pero ello causaba graves problemas a
los agricultores porque no había forma de fijar las estaciones en él.
Como para el resto de culturas, la búsqueda de
un calendario que reflejara correctamente las estaciones era fundamental para
la agricultura, por lo cual los pueblos buscaron maneras de observar el
movimiento de los astros y reflejarlo en un sistema cronológico de días
completos.
Pasaron los siglos y hacia el año
104 a. C., por medio de sistemas de observación y de medición de las
sombras proyectadas por un palo vertical (gnomon), los antiguos astrónomos
chinos llegaron a estimar la duración del año en 365,2509 días, una
aproximación excelente para la época. Ya sobre el año 480 de nuestra era, el
gran sabio Ju Chongzchi lo estableció en 365,2428 días, con un exceso de tan
sólo 52 segundos sobre el valor vigente (365,2422). Pero hay variaciones.
El año chino ordinario consta de 12 meses
lunares, cuya duración oscila entre 353 y 355 días. Cada tres años se intercala
un año con un mes más, resultando un año entre 383 y 385 días; este año de
trece meses se llama año embolismal».
Los
chinos tienen la costumbre de emigrar a sus lugares de origen, pueblos o
ciudades natales, en este día. Acuden desde todos los puntos del planeta para
la celebración, que dura quince días.
Para esperar el Año Nuevo, adornan las casas
con letreros hechos de color rojo, que es el color de la buena suerte, colocan símbolos de prosperidad
(como un pez) o caracteres chinos que contengan un mensaje positivo.
La noche
vieja, la de ayer, fue para reunirse con los amigos en una cena de doce platos
con ingredientes simbólicos y en ella se reparten sobres con dinero a los hijos
pequeños y a los solteros.
El Año
Nuevo chino comienza el 8 de febrero de 2016 y durará hasta el 27 de enero de 2017.
El día de Año Nuevo, los chinos no
acostumbran comer carne, porque aseguran que esto les alarga la vida y se baila
la danza del dragón que encarna la sabiduría y la riqueza. También desfila el
león por las casas, recogiendo sobres rojos y lechuga.
Hay una serie de ritos y
precauciones que los chinos toman en cuenta para tener suerte y dinero en el
año nuevo, de acuerdo con las supersticiones y tradiciones más arraigadas.
Estas son:
-
No lavar ni ropa ni el cabello el día de Año Nuevo para no ofender
a la diosa de las aguas lo primero, y para no dejar ir la fortuna, en el caso del
cabello.
-
No tomar medicamentos el primer día del año, para no enfermarse.
-
No permitir el llanto de los bebés, pues trae mala suerte.
-
No usar tijeras, cuchillos n algún instrumento afilado para no
cortar la buena suerte.
-
Organizar la casa el último día del año para comenzar el nuevo año
en orden, así como saldar deudas para atraer la prosperidad.
-
Deben abrirse las puertas y ventanas para que entren las buenas
energías desde la Nochevieja y no barrer la casa.
-
Acostumbran regalar naranjas y mandarinas, símbolos de prosperidad
y buena suerte.
-
No usar ropa blanca o negra, que son de luto, pero sí roja, que
atrae la buena suerte y aleja malos espíritus y al monstruo llamado Niam.
Por si acaso, vistamos de
rojo, encendamos las luces del alma y coloquemos en nuestras puertas la imagen
de un pez: nuestra mente es poderosa y podemos atraer el amor, la prosperidad y
la buena fortuna solo con desearlo y sonreír en este nuevo año chino, porque la
sonrisa es el conjuro más fuerte contra la tristeza y nunca habrá una riqueza
mayor que la alegría.
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