Creo que cualquier
cubano de la isla que haya visto programas de la televisión nacional en los
últimos cuarenta años, a quien se le mencione la Revolución francesa, pensará
sin duda en ese agradable e instructivo programa que es Escriba y Lea, en el
cual las preguntas iniciales para identificar el tema comenzaban con las
archiconocidas ¿Posterior a la Edad Antigua? ¿Posterior a la Edad Media?
¿Posterior a la Revolución francesa? Y es que, más allá de la anécdota, esta
revolución marcó el inicio de la Edad Contemporánea, considerándose el hecho
histórico más trascendente del momento, a pesar de ser efímera por su duración: una década. Y es que definitivamente, después de la Revolución francesa de 1789,
nada volvió a ser lo que era. El feudalismo se terminó en Francia y la clase
burguesa tomó las riendas de la economía, que es tomar las riendas de cualquier
sociedad.
El
14 de julio, el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y,
ante el temor de que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza
de la Bastilla, símbolo del absolutismo monárquico, pero también punto
estratégico del plan de represión de Luis XVI, pues sus cañones apuntaban a los
barrios obreros. Tras cuatro horas de combate, los insurgentes tomaron la
prisión, matando a su gobernador, el Marqués Bernard de Launay. Si bien sólo
cuatro presos fueron liberados, la Bastilla se convirtió en un potente símbolo
de todo lo que resultaba despreciable en el Antiguo Régimen. Retornando al
Ayuntamiento, la multitud acusó al alcalde Jacques de Fleselles de traición,
quien recibió un balazo que lo mató. Su cabeza fue cortada y exhibida en la
ciudad clavada en una pica, naciendo desde entonces la costumbre de pasear en
una pica las cabezas de los decapitados, lo que se volvió muy común durante la
Revolución.*
El siglo XVIII fue el
siglo de la Ilustración en Francia y en Europa. El Siglo de las Luces. Los
historiadores afirman que fue la ideología y el pensamiento filosófico que
inspiró y sustentó la revolución de las trece colonias norteamericanas, la
Revolución francesa y la revolución industrial en Inglaterra. La Ilustración
fue la ideología de la clase burguesa.
Ese movimiento hizo de la razón su diosa y guía, fue poderoso, propugnó
la ciencia, divulgó ante todo la lógica. Bajo el imperio de la razón se
cometieron atrocidades, se abolieron las servidumbres en Francia y nació una
Asamblea Constituyente, proclamando una república moderna, pues los antiguos
clásicos se le habían adelantado y en este siglo la ilustración había regresado
a beber de aquellas fuentes.
En la música floreció el barroco y en la
literatura el
Neoclásico, bebiendo
en los cánones clásicos y reactualizando los temas y las formas.
El día en que la historia
de la humanidad pueda contarse por su arte y su bondad y no por guerras, el
hombre se reivindicará como ser humano. Esperemos que no esté lejos el día, a
pesar de todo y de todos. La esperanza alienta en el corazón de quienes
observamos la historia, jalonada por hechos como la Revolución francesa. Los
tres colores de su bandera (rojo, azul y blanco) son los colores de la cubana;
el gorro frigio que representaba la libertad y era signo de los sans-cullotes
(aliados de los jacobinos) está en el escudo cubano desde 1902, al igual que en
otro grupo de países latinoamericanos.
Pero la historia enseña
que los hombres aprenden su lección, siempre desde la creación y el
pensamiento. De ahí provienen las transformaciones. Si la Ilustración fue el
movimiento que hizo surgir y nutrió a la Revolución Francesa y en la literatura
desarrolló el neoclacisismo, fue sustituido en el siglo XIX por el
Romanticismo, que apelaba ante todo a los sentimientos, al misticismo y al amor
por la belleza.
Fue el siglo XIX un espacio de especial florecimiento de las artes y además, del
surgimiento de la literatura dedicada a los niños y jóvenes, rescatando la joya
inapreciable de Perrault con sus cuentos y La bella y la bestia, de madame Leprince de Beaumont, la
temible institutriz dieciochesca, ambos frutos engendrados en el período de la
Ilustración o Neo-clasicismo y, sin embargo, ajenos al didactismo típico de
este.
La Ilustración levanta
altares a la ciencia y la razón, el Romanticismo a la libertad y los
sentimientos.
¿Podría haber un
ejemplo más claro de que cada fenómeno lleva en sí la simiente de su destrucción,
pero para mejorar la realidad?
Libertad, igualdad y
fraternidad, lema de la Revolución francesa que no es la traducción de esos
años convulsos, sino la proclamación del camino.
No sé si es día de
júbilo o de luto. Muchos pagaron con sus vidas. Durante la era del terror las
víctimas fueron incontables. Toda obra humana tiene sus mártires y el
apostolado se hace incontable durante los años de la historia conocida.
Un día nuestros descendientes estudiarán los sucesos de la Revolución
francesa y desconocemos cuál será su juicio sobre ella. Hoy solo puedo desear
la paz y la vida para todos los seres humanos que en el mundo, no tienen
siquiera un pedazo de pan, y eso me dice que las guerras han sido inútiles. Y
no puedo darle vivas a la Revolución
francesa. No creo que la muerte sea la que engendra vida. La vida solo la
engendra el amor.
*Wikipedia
*Wikipedia
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