(morochamia.wordpress.com) |
Extravié una violeta en el camino.
Andaba
persiguiendo los rayos del sol entre los árboles,
hablándole
a mi sombra sobre los agujeros negros en el alma
(nada
tienen que ver los de la capa de ozono).
Apresé
por casualidad el trino de un sinsonte
mientras la
sombra calla sus misterios.
Nada
hay más inquietante que el silencio de una sombra,
más
aún si es la nuestra,
si
oscurece
si
el sol desaparece sin dejar claros rastros para seguirlo.
Aún
así
apresuro
el paso,
trato
de tomar algún atajo que me lleve al encuentro de la violeta extraviada
adivino:
con
ella se fueron también las palabras de mi sombra.
De
pronto
estás
ahí
al
otro lado del camino
sin
sombras ni silencios
esperándome
con
una tímida violeta en tu mirada.
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