jueves, 23 de agosto de 2012

SCHEREZADA Y LA NOCHE




La poeta Chiqui Vicioso, al centro, al lado de Roberto Zurbano y Mirtha
                                                    Casa de Teatro, Santo Domingo 22 de agosto de 2012

No podría decir con exactitud cuál de las mil y una noches tuve el privilegio de vivir anoche, en Casa de Teatro, ese espacio bohemio en el corazón de la ciudad que evoca la época colonial. Pero el corazón tiene razones que la propia razón ignora, por eso pienso que en esas horas estuvieron presentes segundos de todas ellas. Miles de historias desfilaron en las voces de los tantos  poetas que leyeron sus versos y en la palabra inmensa de Marcio Veloz Maggiolo, que de una forma íntima y con profundo lirismo, se refirió a la vida y obra de esa poeta que nació con toda la luz del verano en esta isla del Caribe un 21 de junio.
Según dijo don Marcio Veloz al referirse a la poesía de Chiqui Vicioso, el poeta es un traductor de sentimientos. En los poemas escuchados y en los que se pueden leer en la acertada antología Poemas de la pasión lícita, publicada por el Fondo Editorial Casa de las Américas, hay maestría literaria, experiencia de vida, expresión de la cultura latinoamericana y caribeña pero, ante todo, cada verso, metáfora o palabra está escrita con y desde los sentimientos: el amor a la patria, al ser humano, a la justicia, a la verdadera y raigal belleza de nuestro mundo interior y el que se descubre a través de sus iluminadas pupilas de poeta sensible, irreverente a veces, osada y tierna, pero siempre con una voz auténtica y ese estilo que la define alejada de formas preconcebidas o hechas de cualquier corriente.
Honra a Casa de las Américas y a su director, Roberto Zurbano (quien destacó el hecho de que sea la primera autora dominicana incluida en el catálogo de la importante editorial), concebir y publicar este libro.
Recuerdo mi primer encuentro con su poesía y la búsqueda afanosa de más poemas que saciaran la necesidad de esa voz desenfadada y clara, eco de ancestrales liturgias del sincretismo cultural de nuestros pueblos, profundamente dominicana y universal.
Cada uno de los cinco poemarios que se incluyen en la selección tiene voz propia y su visión del mundo, remembranzas, azares, vivencias, y en cada uno aflora como dueña de la palabra, hacedora de un universo de poesía y su verdad.
Cada detalle cuidado: la conducción de Colombo, la percusión de Fellé, la voz inigualable de Xiomara Fortuna y la excelente coreografía e interpretación danzaria de Un extraño ulular traía el viento, las infaltables flores blancas y amarillas para sus maestras literarias Salomé Ureña y Luisa de Burgos, presentes en la magia de la noche.
Solo quien lleva tanta luz dentro de sí puede iluminar las sombras con su palabra, detener el tiempo, vencer por unas horas la mortalidad del ser humano.
Gracias, Scherezada por el milagro de la poesía, por la ternura o coraje que demande en su momento del canto trepidante o el suave rumor de olas que besa la arena ardiente de esta tierra, bendito también por ser su madre nutricia.
Ya lo anunciaba en La hora de los pájaros: Desplazada de mi tribu/ encadenada bestia/ al violento temor/ de los vencedores/ decidí desatar mis velas/ y construirme un mar/ a la medida.
Anoche fuimos navegantes en ese mar de palabras y solo podemos maravillarnos de compartir un tiempo y un espacio con esa amante eterna de la vida.

CANTARES DE LA PASIÓN LÍCITA

                 Y todas las mujeres darán honra a sus
                 maridos, desde el mayor hasta el menor.

                                                                Esther I.

Morena soy, Oh hijas de Jerusalén
porque el sol me miró
no porque soy mulata pura sangre.
Sulamita
mi amado metió su mano por el agujero
y se conmovieron mis entrañas.
Me levanté para abrir a mi amado
y mis manos gotearon mirra
sobre las aldabas de la cerradura.
Abrí yo a mi amado
más mi amado se había ido
y tras su hablar salió mi alma.
Por las noches busqué en mi lecho
al que ama mi alma y no lo hallé
levánteme y rodé por calles y plazas
busqué al que ama mi alma
busquelo y no lo hallé.
Lávame con tu agua, Oh fiel amante
mi señor
y Seráphita
seré blanca como la nieve
¡Desciende sobre mí, Espíritu Santo!
¡Desciende sobre mí, Oh, Espíritu Santo!
¡Desciende sobre mí, OH, ESPÍRITU SANTO
¡Y PRÉNDEME FUEGO CON TU ARDOR!
todos los domingos
y fiestas de aguardar.

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