Descubrí la poesía de Huidobro cuando estudiaba en la Universidad, leyendo este poema. Aún recuerdo la voz de Eduardo leyéndolo en una de las tertulias del taller literario. Es el canto segundo de su genial Altazor. Cuando terminó de leer la primera estrofa dijo: "¡Dios!¡ Después de escribir ese primer verso cómo pudo encontrar otro verso capaz de cerrar ese poema". Y tenía la razón. Solo un poeta inmenso, como Huidobro, podría encontrar las palabras exactas, los versos que cerrarían ese poema donde el mundo todo estaba en los ojos de la amada.
Desde hace varios días mi
mundo propio está desierto porque mis ojos, en franca rebeldía, han decidido un
reposo merecido luego del uso maltratador que les he dado. Por eso no escribo a los amigos, no publico
en el blog: mis ojos decidieron tomarse vacaciones, sin consultarme, sin avisos
previos (tal vez intuían que no les haría caso). Y ahora rondo cerca de la
pantalla de la computadora, me tumbo en el sofá o en la cama, en una
interminable duermevela que me trae a la memoria lo leído, lo vivido y mis
pensamientos luminosos o tristes.
Por eso de pronto me
golpeó hoy al amanecer el verso de Huidobro y me dije: al menos escribiré un
breve texto para el blog y quizás alguien se acerque a la poesía de Huidobro
gracias a ese verso que jamás olvido: Mujer,
el mundo está amueblado por tus ojos y que les hablen de mí las olas de pájaros sin cielo…
CANTO II
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Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia La tierra se prolonga de rosa en rosa Y el aire se prolonga de paloma en paloma
Al irte dejas una estrella en tu sitio
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Dejas caer tus luces como el barco que pasa
Mientras te sigue mi canto embrujado Como una serpiente fiel y melancólica Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro
¿Qué combate se libra en el espacio?
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Esas lanzas de luz entre planetas
Reflejo de armaduras despiadadas ¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso? En dónde estás triste noctámbula Dadora de infinito |
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Que pasea en el bosque de los sueños
Heme aquí perdido entre mares desiertos
Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la /noche Heme aquí en una torre de frío Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos |
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Del recuerdo de tus complacencias y de tu
/cabellera Luminosa y desatada como los ríos de montaña ¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos? Te pregunto otra vez
El arco de tus cejas tendido para las armas de
/los ojos |
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En la ofensiva alada vencedora segura con orgullos
/de flor Te hablan por mí las piedras aporreadas Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo Te habla por mí el color de los paisajes sin viento Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas |
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Dormido en tu memoria
Te habla por mí el arroyo descubierto La yerba sobreviviente atada a la aventura Aventura de luz y sangre de horizonte Sin más abrigo que una flor que se apaga |
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Si hay un poco de viento
Las llanuras se pierden bajo tu gracia frágil
Se pierde el mundo bajo tu andar visible Pues todo es artificio cuando tú te presentas Con tu luz peligrosa |
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Inocente armonía sin fatiga ni olvido
Elemento de lágrima que rueda hacia adentro Construido de miedo altivo y de silencio. Haces dudar al tiempo Y al cielo con instintos de infinito |
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Lejos de ti todo es mortal
Lanzas la agonía por la tierra humillada de /noches Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad
He aquí tu estrella que pasa
Con tu respiración de fatigas lejanas |
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Con tus gestos y tu modo de andar
Con el espacio magnetizado que te saluda Que nos separa con leguas de noche
Sin embargo te advierto que estamos cosidos
A la misma estrella |
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Estamos cosidos por la misma música tendida
De uno a otro Por la misma sombra gigante agitada como árbol Seamos ese pedazo de cielo Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa |
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La aventura del planeta que estalla en pétalos de
/sueño
En vano tratarías de evadirte de mi voz
Y de saltar los muros de mis alabanzas Estamos cosidos por la misma estrella Estás atada al ruiseñor de las lunas |
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Que tiene un ritual sagrado en la garganta.
Qué me importan los signos de la noche Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi /pecho Qué me importa el enigma luminoso Los emblemas que alumbran el azar |
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Y esas islas que viajan por el caos sin destino a
/mis ojos Qué me importa ese miedo de flor en el vacío Qué me importa el nombre de la nada El nombre del desierto infinito O de la voluntad o del azar que representan |
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Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de
/ oasis O banderas de presagio y de muerte
Tengo una atmósfera propia en tu aliento
La fabulosa seguridad de tu mirada con sus /constelaciones íntimas Con su propio lenguaje de semilla |
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Tu frente luminosa como un anillo de Dios
Más firme que todo en la flora del cielo Sin torbellinos de universo que se encabrita Como un caballo a causa de su sombra en el aire
Te pregunto otra vez
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¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos?
Tengo esa voz tuya para toda defensa
Esa voz que sale de ti en latidos de corazón Esa voz en que cae la eternidad Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes |
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¿Qué sería la vida si no hubieras nacido?
Un cometa sin manto muriéndose de frío
Te hallé como una lágrima en un libro olvidado
Con tu nombre sensible desde antes en mi pecho Tu nombre hecho del ruido de palomas que se /vuelan |
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Traes en ti el recuerdo de otras vidas más altas
De un Dios encontrado en alguna parte Y al fondo de ti misma recuerdas que eras tú El pájaro de antaño en la clave del poeta
Sueño en un sueño sumergido
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La cabellera que se ata hace el día
La cabellera al desatarse hace la noche La vida se contempla en el olvido Sólo viven tus ojos en el mundo El único sistema planetario sin fatiga |
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Serena piel anclada en las alturas
Ajena a toda red y estratagema En su fuerza de luz ensimismada Detrás de ti la vida siente miedo Porque eres la profundidad de toda cosa |
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El mundo deviene majestuoso cuando pasas
Se oyen caer lágrimas del cielo Y borras en el alma adormecida La amargura de ser vivo Se hace liviano el orbe en las espaldas. |
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Mí alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos /Reconozco ese ruido desde lejos) Cuando las barcas zozobran y el río arrastra tron- / cos de árbol Eres una lámpara de carne en la tormenta Con los cabellos a todo viento |
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Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores
/sueños Mi alegría es mirarte solitaria en el diván del /mundo Como la mano de una princesa soñolienta Con tus ojos que evocan un piano de olores Una bebida de paroxismos |
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Una flor que está dejando de perfumar
Tus ojos hipnotizan la soledad Como la rueda que sigue girando después de la /catástrofe
Mi alegría es mirarte cuando escuchas
Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del /agua |
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Y te quedas suspensa largo rato
Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar Nada tiene entonces semejante emoción Ni un mástil pidiendo viento Ni un aeroplano ciego palpando el infinito |
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Ni la paloma demacrada dormida sobre un
/lamento Ni el arcoiris con las alas selladas Más bello que la parábola de un verso La parábola tendida en puente nocturno de alma /a alma
Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos
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Con la cabeza levantada
Y todo el cabello al viento Eres más hermosa que el relincho de un potro en /la montaña Que la sirena de un barco que deja escapar toda / su alma Que un faro en la neblina buscando a quien / salvar |
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Eres más hermosa que la golondrina atravesada
/ por el viento Eres el ruido del mar en verano Eres el ruido de una calle populosa llena de /admiración
Mi gloria está en tus ojos
Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno |
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Estoy sentado en el rincón más sensible de tu
/mirada Bajo el silencio estático de inmóviles pestañas Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos Y un viento de océano ondula tus pupilas
Nada se compara a esa leyenda de semillas que
/deja tu presencia |
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A esa voz que busca un astro muerto que volver a
/la vida Tu voz hace un imperio en el espacio Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a /colgar soles en el aire Y ese mirar que escribe mundos en el infinito Y esa cabeza que se dobla para escuchar un murmullo /en la eternidad |
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Y ese pie que es la fiesta de los caminos
/encadenados Y esos párpados donde vienen a vararse las centellas Y ese beso que hincha la proa de tus labios Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu /vida Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho |
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Dormido a la sombra de tus senos.
Si tú murieras Las estrellas a pesar de su lámpara encendida Perderían el camino ¿Qué sería del universo? |
Vicente Huidobro
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