miércoles, 2 de abril de 2025

DIA INTERNACIONAL DEL LIBRO INFANTIL




Cartel del 2025, diseñado por Janneke Ipenburg

Desde 1967, el IBBY celebra el Día Internacional coincidiendo con la fecha de nacimiento del autor danés Hans Cristian Andersen, el llamado Príncipe de los cuentos infantiles, dedicando a cada sección de los países miembros un año. 
En 2025 el tema es la libertad de la imaginación y lo celebran una autora y una ilustradora de Holanda: Rian Visser y Janneke Ipenburg.
Rian Visser (1966) es una escritora y poeta holandesa de libros infantiles a quien llaman oficialmente Poeta Infantil de los Países Bajos.
Janneke Ipenburg (1979) es una ilustradora holandesa de libros infantiles. Ha realizado dos colecciones de poesía con Rian Visser.
El mensaje de este año es el poema escrito por la autora holandesa:

Lenguaje visual

¿Puedes dibujar algo
para las palabras,
para las cosas que digo?

Dibújale entonces
un agujero al día
dibuja un frío,
un viento,
un nudo en la garganta
o la mala suerte,

dibuja un carraspeo,
un suspiro,
el aroma a pan recién horneado,
el tiempo,
el instante,
el principio o el final
de un plan,

dibuja ese lugar en que algún día,
ese lugar en que nunca,
ese lugar en que luego
ocurrirá algo,

dibuja la punzada de un empujón,
el sabor del mar.

Hay tantas cosas
que quisiera ver,
el amor,
por ejemplo,
luego,
algún día y quizás.

Haz dibujos
para mi poema,
pero siéntete libre:
son tuyas
estas palabras
que han salido de mi boca.

Texto: Rian Visser. Traducción: Micaela van Muylem

Cerremos entonces con palabras de Andersen, de quien celebramos hoy el 220 aniversario de su natalicio:

El mundo entero es una serie de milagros, pero estamos tan acostumbrados a ellos que los llamamos cosas ordinarias.



jueves, 20 de marzo de 2025

¿PRIMAVERA U OTOÑO?

Mujer con sombrilla, Claude Monet.



El equinoccio de primavera marca formalmente el inicio de esta estación y ocurre cuando el Sol se encuentra directamente sobre el ecuador terrestre. En esta fecha, el día y la noche tienen prácticamente la misma duración en todo el mundo. Esto sucede porque la inclinación del eje de la Tierra es de 23.5 grados y durante el equinoccio, ambos hemisferios reciben la misma cantidad de luz solar. En el hemisferio norte, este evento ocurre alrededor del 20 o 21 de marzo, mientras que en el hemisferio sur, tiene lugar en septiembre.

En este año 2025 es hoy, 20 de marzo, el día del equinoccio de primavera. Nuestro planeta se prepara para recibir la florida y soleada estación en el hemisferio norte mientras en el sur se da la bienvenida al equinoccio de otoño y se apresta a recibir las bajas temperaturas del invierno.

La llegada del equinoccio de primavera ha sido motivo de celebración en diversas civilizaciones a lo largo de la historia. Para muchas culturas antiguas, este evento simbolizaba la renovación, la fertilidad y el renacimiento de la naturaleza, ya que los días empiezan a ser más largos y las temperaturas más cálidas, lo que favorece la siembra y el crecimiento de las cosechas. Ejemplos de festividades relacionadas con el equinoccio son el Nowruz, el Año Nuevo persa, y las ceremonias de los mayas, que construyeron templos como el de Kukulkán, en Chichén Itzá, para alinearse con este fenómeno.

Desde el punto de vista astronómico y espiritual, el equinoccio de primavera también se asocia con un equilibrio simbólico, ya que representa el balance entre la luz y la oscuridad. Es un momento ideal para la introspección y para marcar nuevos comienzos, tanto a nivel personal como colectivo. Muchas personas aprovechan este tiempo para establecer nuevas metas y objetivos, con la esperanza de que, al igual que la naturaleza, sus proyectos florezcan y se desarrollen en los meses venideros.

Los celtas celebraban el equinoccio de primavera con festividades vinculadas al despertar de la naturaleza y el renacimiento de la vida tras el invierno. Una de las celebraciones más importantes asociadas a este evento era la fiesta de Ostara, un festival que honraba a la diosa Eostre (o Ostara), la deidad germánica de la primavera, la fertilidad y el amanecer. Ostara simbolizaba el nuevo ciclo de vida, el florecimiento de la tierra y la fertilidad de los campos, por lo que se le ofrecían rituales para atraer la abundancia en las cosechas y el bienestar de las comunidades.

Durante esta celebración, los celtas realizaban rituales al aire libre, en los que encendían fuegos para simbolizar la luz y el calor del Sol, que comenzaba a ganar fuerza tras el invierno. También llevaban a cabo ofrendas de flores y huevos pintados, símbolos de fertilidad y renovación, que se colocaban en altares y se utilizaban en diversos rituales. Los huevos, al igual que hoy en día en las celebraciones modernas como la Pascua, eran un símbolo de la vida que comienza a surgir con la llegada de la primavera.

Los celtas también realizaban danzas y cánticos en honor a la naturaleza y a los ciclos de la vida. Esta festividad no solo era una oportunidad para conectar con la tierra y pedir una buena cosecha, sino también para agradecer por la renovación de la vida y el equilibrio que traía el equinoccio, un momento de armonía entre la luz y la oscuridad. La celebración de Ostara era tanto una fiesta espiritual como un momento de unión social, donde la comunidad se reunía para celebrar el inicio de un nuevo ciclo de abundancia y crecimiento.

Entre los pueblos nórdicos, el equinoccio de primavera también era un momento significativo, aunque no se celebraba de la misma forma que en otras culturas europeas como la celta. Los nórdicos, quienes vivían en una región con inviernos largos y duros, veían en la llegada de la primavera una ocasión importante para marcar el renacimiento de la naturaleza y el retorno de la fertilidad a la tierra. Si bien no existe un festival específico exclusivo del equinoccio en la mitología nórdica, este evento se entrelazaba con otras festividades vinculadas al ciclo agrícola y las deidades relacionadas con la fertilidad, como Freya y Freyr.

Freya, diosa del amor, la fertilidad y la belleza, era una figura clave durante las celebraciones primaverales. Los nórdicos realizaban ofrendas a Freya para pedir su favor en el crecimiento de las cosechas y en la fertilidad de la tierra. Freyr, por su parte, era el dios de la prosperidad, la fertilidad y las cosechas, y también jugaba un papel importante en estas festividades. En honor a estas deidades, se celebraban banquetes, se hacían sacrificios de animales y se realizaban rituales para asegurar una primavera fértil y una buena cosecha en los meses venideros.

Otra tradición vinculada a la llegada de la primavera era la encendida de hogueras para simbolizar la victoria de la luz sobre la oscuridad, algo muy relevante en las regiones nórdicas debido a la extrema diferencia entre las largas noches de invierno y los días más largos de la primavera y el verano. Estas hogueras servían no solo para iluminar y calentar las comunidades, sino también como una forma de purificación y protección contra los espíritus malignos o las fuerzas oscuras que pudieran haberse acumulado durante el invierno. Aunque los nórdicos no tenían una festividad tan estructurada como el Ostara celta, su conexión con la naturaleza y los ciclos estacionales se reflejaba profundamente en su espiritualidad y su vida diaria.

De alguna manera, la primavera siempre simboliza la alegría, el optimismo y el florecimiento de la naturaleza mientras que el otoño se asocia a la melancolía de las hojas que caen, dejando los troncos desnudos, el gris de los días nublados y plomizos…
Pero quiero creer que aun con el otoño, en las almas puede existir la más cálida de las primaveras.

lunes, 10 de marzo de 2025

UN VERSO CON RITMO DE PRIMAVERA



Ha llegado marzo, el mes de la primavera, y con él los días se alargan, el aire se llena de aromas frescos y la naturaleza despierta de su letargo invernal. Las flores comienzan a brotar, tiñendo los jardines de vibrantes colores, mientras los árboles renuevan su follaje, anunciando la llegada de una nueva temporada de esperanza.

Es el momento en que las aves regresan de su migración, llenando el cielo con su canto, y el sol brilla con más fuerza, invitándonos a salir y disfrutar del calor suave y las suaves brisas que acarician el rostro. Marzo es también el mes de la introspección, cuando, al igual que la naturaleza, nos preparamos para renacer, dejando atrás lo viejo y abrazando lo nuevo con ilusión y energía.

Este mes, la primavera nos invita a reconectar con nuestro entorno y con nosotros mismos, a sembrar nuevas metas ya florecer en todas las áreas de nuestra vida. ¡Bienvenida, primavera!

Marzo es también el mes de la poesía, cuando las palabras florecen como versos que se deslizan suavemente, llenos de ritmo y emociones. Con la llegada de la primavera, la naturaleza parece inspirar a los poetas, quienes encuentran en el renacer de la vida una fuente inagotable de metáforas, simbolismos y sentimientos.

La poesía, como la primavera, despierta los sentidos y el alma. En marzo, los poetas nos invitan a detenernos, a observar el mundo con ojos nuevos ya sentir profundamente lo que nos rodea: el trino de un pájaro, el perfume de una flor o la calidez del sol al amanecer. Cada palabra, cada verso, es una pequeña semilla que germina en el corazón, llevándonos a reflexionar sobre la vida, el amor, la naturaleza y los sueños.

Este mes es un homenaje a aquellos que han sabido traducir la belleza del mundo en palabras, y una invitación para que todos encontremos poesía en lo cotidiano. Porque, al fin y al cabo, la poesía está en todas partes, solo hace falta abrir el alma para recibir con calidez sus efluvios.

Para los romanos, los idus de marzo eran una fecha clave dentro de su calendario. Los idus se referían al día 15 de marzo, un momento cargado de significado tanto en el ámbito religioso como en el político. Originalmente, los idus de marzo marcaban el primer día de la primavera en el calendario romano y estaban dedicados a la deidad Júpiter, el dios supremo de la mitología romana. En esta fecha, se celebraban festivales y procesiones en honor a Júpiter, y también se consideraba un momento propicio para saldar deudas.

Sin embargo, los idus de marzo adquirieron una relevancia histórica especial debido a un acontecimiento trágico y decisivo: el asesinato de Julio César en el año 44 a. C. En ese día fatídico, César fue apuñalado por un grupo de senadores en el Teatro de Pompeyo, un hecho que marcó el fin de la República romana y el inicio de una serie de conflictos que culminaron en la configuración del Imperio romano bajo el gobierno de su sobrino e hijo adoptivo, Augusto.

La expresión "¡Cuídate de los idus de marzo!" se volvió famosa gracias a la obra de William Shakespeare Julio César. Shakespeare utiliza esta advertencia, "¡Cuídate de los idus de marzo!", como un elemento premonitorio que añade tensión y dramatismo a la trama, subrayando el tema del destino inevitable y las consecuencias de la ambición política. La frase ha trascendido la obra, convirtiéndose en una expresión simbólica que evoca traición, peligro inminente y el inexorable cumplimiento del destino. Hoy en día, "los idus de marzo" se recuerdan no solo por el asesinato de César, sino también como un recordatorio de que incluso los más poderosos pueden sucumbir a las conspiraciones y la traición.

La primavera besaba…


La primavera besaba

suavemente la arboleda,

y el verde nuevo brotaba

como una verde humareda.

 

Las nubes iban pasando

sobre el campo juvenil...

Yo vi en las hojas temblando

las frescas lluvias de abril.

 

Bajo ese almendro florido,

todo cargado de flor

-recordé-, yo he maldecido

mi juventud sin amor.

 

Hoy en mitad de la vida,

me he parado a meditar...

¡Juventud nunca vivida,

quién te volviera a soñar!

                   Antonio Machado



Mariposa


Quisiera

hacer un verso que tuviera

ritmo de primavera;

que fuera

como una fina mariposa rara,

como una mariposa que volara

sobre tu vida, y cándida y ligera

revolara

sobre tu cuerpo cálido de cálida palmera

y al fin su vuelo absurdo reposara

–tal como en una roca azul de la pradera–

sobre la linda rosa de tu cara… 

Quisiera

hacer un verso que tuviera

toda la fragancia de la Primavera

y que cual una mariposa rara

revolara

sobre tu vida, sobre tu cuerpo, sobre tu cara.

                                  Nicolás Guillén



¡De qué callada manera

se me adentra usted sonriendo,

como si fuera

la primavera!

(yo, muriendo.)

Y de qué modo sutil

me derramó en la camisa

todas las flores de abril.

¿Quién le dijo que yo era

risa siempre, nunca llanto,

como si fuera

la primavera?

(no soy tanto.)

En cambio, ¡qué espiritual

que usted me brinde una rosa

de su rosal principal!

¡de qué callada manera

se me adentra usted sonriendo,

como si fuera

la primavera!

(yo, muriendo.)

                    Nicolás Guillén


LinkWithin