Los solsticios y equinoccios ejercen cierta
fascinación en mí. Pienso que son momentos especiales del año, en el que los
astros tienen una disposición favorable a los humanos, sobre todo el sol. Al
menos, así sucede en mi imaginación. A pesar de que quise escribir sobre el
solsticio de verano, no salían las palabras atadas a mí por ese hilo invisible
que les impide salir al mundo y mostrarse.
Hoy, un hecho o conmemoración, las ha despertado de
su letargo. Esta noche habrá luna llena. Y no será cualquiera, sino que
ocurrirá un epigeo, lo cual quiere decir que estará a la mínima distancia de la
Tierra que es posible, aunque el 6 de mayo del 2012 estuvo un poquito más cerca
de lo que estará en este 2013. Será la luna llena más grande y más brillante
del año: es algo que no podemos perdernos.
Según un
artículo publicado por Miguel Gilarte, en ABC. es, en su sección de Ciencia:
“En realidad, el fenómeno de la superluna, máxima
aproximación de la Luna a la Tierra, tiene lugar cada 15 o 18 años. La
última fue la del 6 de mayo de 2012, y la siguiente la de 2028. Pero entre
tanto, la Luna cumple cada año con un máximo de aproximación a la Tierra. En
este caso, la noche del 23 de junio de 2013, cuando nuestro
satélite se acerque a la Tierra a la corta distancia de 356.991 km,
lo que hará que la veamos aproximadamente un 12% más grande que cuando adquiere
el menor tamaño posible. La superluna del 6 de mayo de 2012, se acercó a la
Tierra hasta los 355.126 km. Tendrá que llegar el año 2028 para ver algo
similar, cuando el 10 de febrero se aproxime hasta los 356.677 km”.
Lo mágico que tiene para mí esta súper luna es que
ocurrirá en la noche del 23 de junio, víspera del día de San Juan, mientras que
la del año 2012 fue la víspera de mi cumpleaños. Creo que no es nada casual que
durante estos dos años seguidos, haya súper lunas en fechas con determinado
simbolismo para mí. Han sido años de cambios importantes en mi vida y creo que
seguirán ocurriendo. Además, me prueba que no es casual esa preferencia lunar
mía. Me considero Hija de la noche, y en especial, de la luna.
Haré mis pedidos al Universo esta
noche. Será un momento mágico y trascendente. Ese embrujo por la luna le
imprime un sello especial a mi literatura, desde siempre, y a mi vida. Además,
por ser 23, Diego cumple 14 meses: no sé si esta noche dormirá bien, porque la
luna ha sido testigo de mis nanas y de mi amor por él. Quién sabe si esa luna
llena de hoy también significará un cambio para él. En todo caso, también sus
ojos me mirarán desde la redondez brillante de esta noche.
Seguiré con esa luna por norte y como símbolo de la
magia y el misterio insondable del amor y el Universo. Porque vivimos por amor
y con amor, entonces vivimos también por la luna y con la luna. Por siempre y
para siempre.
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