lunes, 8 de febrero de 2016

EL AÑO NUEVO CHINO: TRADICIONES QUE HACEN GRANDE UNA CULTURA


Resulta curioso como todas las culturas tienen elementos afines y, a la vez, peculiares, siendo estos los que las diferencian y hacen únicas dentro del universo.
Para los occidentales, llamados así por encontrarse del lado de acá del mundo (sin que el término responda a una división geográfica, sino sociológica y, quizás, filosófica), el año nuevo comienza el 1 de enero de cada año natural, medido y fijado por el calendario gregoriano. El año nuevo chino comienza con la primera luna nueva más próxima al día equidistante entre el solsticio de invierno (entre 21 y 23 de diciembre, de acuerdo con la posición del sol) y el equinoccio de primavera (entre el 20 y 21 de marzo), por lo que habitualmente ocurre 45 días después del solsticio de invierno y 45 días antes del equinoccio de primavera. Es significativo que, además de ser el Año Nuevo sea conocida esta fiesta como Festival de la Primavera: es el anuncio de que se le da la bienvenida a la estación del año en que germina la naturaleza y el espíritu de los humanos agradece las bendiciones del mundo y canta.
En Wikipedia, cuando buscamos información sobre el calendario chino se explica que data del año 2637 a. C., consta de cinco ciclos de doce años regidos por animales como la Rata, el Buey, Tigre, Conejo, Dragón, Serpiente, Caballo, Cabra, Mono, Gallo, Perro y Cerdo. Este año que comienza en el día de hoy es el año del Mono y, más específicamente, el año del Mono de Fuego.
¿Por qué el Mono de fuego? Porque en esos cinco ciclos de doce años hay un elemento que rige al animal, y que para los chinos son, en el orden, Tierra, Metal, Madera y el Fuego. Quiere esto decir que hay un mono de fuego en 60 años: el anterior fue en 1956.
«Las casas lunares o shǔ son cada una de las 28 constelaciones del zodiaco lunar. Dependiendo del día y hora de nacimiento de la persona, la luna estará en alguna de las casas lunares, que, según la astrología china, determina a cada persona.
El origen del calendario chino tradicional a la civilización Xia, que ocupaba la región durante el siglo XXII a. C., mientras que otros lo atribuyen directamente al mítico Huangdi, unificador y primer emperador de la China, que vivió en el siglo III a. C.
Los historiadores sitúan sus orígenes hacia la mitad de la dinastía Shang (1300 a. C.), cuando se tiene primera constancia documental de la utilización de las cuentas cíclicas para los días.
El problema para los sabios astrónomos chinos fue el mismo que para el resto de los pueblos antiguos: intentar combinar los movimientos de la luna y del sol, ciclos siempre difíciles de congeniar. El calendario chino tradicional era lunar, pero ello causaba graves problemas a los agricultores porque no había forma de fijar las estaciones en él.
Como para el resto de culturas, la búsqueda de un calendario que reflejara correctamente las estaciones era fundamental para la agricultura, por lo cual los pueblos buscaron maneras de observar el movimiento de los astros y reflejarlo en un sistema cronológico de días completos.
Pasaron los siglos y hacia el año 104 a. C., por medio de sistemas de observación y de medición de las sombras proyectadas por un palo vertical (gnomon), los antiguos astrónomos chinos llegaron a estimar la duración del año en 365,2509 días, una aproximación excelente para la época. Ya sobre el año 480 de nuestra era, el gran sabio Ju Chongzchi lo estableció en 365,2428 días, con un exceso de tan sólo 52 segundos sobre el valor vigente (365,2422). Pero hay variaciones.
El año chino ordinario consta de 12 meses lunares, cuya duración oscila entre 353 y 355 días. Cada tres años se intercala un año con un mes más, resultando un año entre 383 y 385 días; este año de trece meses se llama año embolismal».
Los chinos tienen la costumbre de emigrar a sus lugares de origen, pueblos o ciudades natales, en este día. Acuden desde todos los puntos del planeta para la celebración, que dura quince días.
Para esperar el Año Nuevo, adornan las casas con letreros hechos de color rojo, que es el color de la buena suerte, colocan símbolos de prosperidad (como un pez) o caracteres chinos que contengan un mensaje positivo.
La noche vieja, la de ayer, fue para reunirse con los amigos en una cena de doce platos con ingredientes simbólicos y en ella se reparten sobres con dinero a los hijos pequeños y a los solteros.
El Año Nuevo chino comienza el 8 de febrero de 2016 y durará hasta el 27 de enero de 2017. El día de Año Nuevo, los chinos no acostumbran comer carne, porque aseguran que esto les alarga la vida y se baila la danza del dragón que encarna la sabiduría y la riqueza. También desfila el león por las casas, recogiendo sobres rojos y lechuga.
Hay una serie de ritos y precauciones que los chinos toman en cuenta para tener suerte y dinero en el año nuevo, de acuerdo con las supersticiones y tradiciones más arraigadas. Estas son:

-       No lavar ni ropa ni el cabello el día de Año Nuevo para no ofender a la diosa de las aguas lo primero, y para no dejar ir la fortuna, en el caso del cabello.
-       No tomar medicamentos el primer día del año, para no enfermarse.
-       No permitir el llanto de los bebés, pues trae mala suerte.
-       No usar tijeras, cuchillos n algún instrumento afilado para no cortar la buena suerte.
-       Organizar la casa el último día del año para comenzar el nuevo año en orden, así como saldar deudas para atraer la prosperidad.
-       Deben abrirse las puertas y ventanas para que entren las buenas energías desde la Nochevieja y no barrer la casa.
-       Acostumbran regalar naranjas y mandarinas, símbolos de prosperidad y buena suerte.
-       No usar ropa blanca o negra, que son de luto, pero sí roja, que atrae la buena suerte y aleja malos espíritus y al monstruo llamado Niam.

Por si acaso, vistamos de rojo, encendamos las luces del alma y coloquemos en nuestras puertas la imagen de un pez: nuestra mente es poderosa y podemos atraer el amor, la prosperidad y la buena fortuna solo con desearlo y sonreír en este nuevo año chino, porque la sonrisa es el conjuro más fuerte contra la tristeza y nunca habrá una riqueza mayor que la alegría.




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