Un 12 de julio, pero de 1904, hace exactamente 112 años,
nació Pablo Neruda. Es de los imprescindibles, según la definición de
Brecht.
Luchó toda su vida desde una resistente y bella trinchera: la
poesía. Luchó por el amor, por la justicia, por la verdad y por la humanidad.
Celebremos su vida eterna, su vibrante poesía que siempre nos acompaña porque
"si miro la luna de cristal, la rama roja/ del lento otoño en mi ventana,
/ si toco junto al fuego / la impalpable ceniza /o el arrugado cuerpo de la
leña, / todo me lleva a ti"... Toda la poesía, siempre nos lleva a ti, si
sentimos nostalgia en plena madrugada, si amamos u olvidamos, si celebramos la
vida y el amor, allí en ese preciso lugar del corazón, están tus versos.
Poema 20
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir,
por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El
viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En
las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella
me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír
la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué
importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso
es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como
para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La
misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya
no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De
otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya
no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque
en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque
éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
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