jueves, 13 de enero de 2022

MADRID SERÁ UNA FIESTA





Luego de salir de Santo Domingo a las 5 y 40 de la tarde del día 14 de diciembre de este 2021, tuve un buen viaje. Estuve conversando casi todo el tiempo con un compañero de asiento venezolano llamado José Antonio, de muchos temas, incluyendo el tarot, el horóscopo y la filosofía de nuestra existencia. No dormí, pero en el tiempo que mi compañero de asiento durmió vi Black widow, la película de Scarlet Johanson. Me decepcionó un poco, así que eso compensará no haberla visto con Diego.

Después de la interminable travesía por el aeropuerto de Barajas y ser la última en recoger el equipaje, Olver me esperaba para ir hasta su casa.

Fuimos en el tren de Renfe y el metro, luego hasta su apartamento en la Puerta del Ángel. Por el camino, negocios, cafés y bares nos daban la bienvenida con un aire frío de 2 o 3 grados muy agradable. 

Adis nos esperaba congeladita en un banco y fuimos al coqueto apartamento a saborear un café Santo Domingo, que Olver disfrutó mucho. 

Salimos luego de un rato a dar una vuelta. Fuimos a la parada del metro cercana, pero al final tomamos un autobús para ir mirando la ciudad. Desde allí pude ver el palacio real, la Almudena y unos arcos parecidos a los de un acueducto romano que luego averiguaré qué es. 

Bajamos del autobús. En el camino descubrimos una taberna con pirata y todo, comercios, plazas y una tienda de objetos religiosos con preciosos nacimientos de Jesús, muy cerca de otra llamada Eleggua que imaginé de cubanos. Caminamos hasta la calle de Alcalá donde no nos esperaba la florista de la canción, pero nos encontramos con una gitana que me dio un gajo de romero y me leyó la mano. Según ella tengo mal de ojo porque soy muy guapa y generosa. Debe ser porque a continuación me pidió 10 euros para velas... ¡Ay, Maricarmen de mi arma! Era demasiado. Tomamos fotos de La casa de Diego y un cartel enorme de Tío Pepe. Al final de la calle había unos músicos interpretando O sole mio. ¡BELLÍSIMO!

Después regresamos al sitio donde habíamos visto, al pasar, churros y chocolate. Pues me di el gusto. Delicioso. En el café al aire libre había unas señoras mayores bebiendo vino y comiendo tapas en una amenísima conversación y me dije que realmente es reconfortante observar ese disfrutar del hoy con amigos. 

Al regreso pasamos por un mercadito y de ahí, a casita. Un baño caliente me ha hecho dormir y despertarme a las 11 y 30 de acá, 6 y 30 de Santo Domingo. 

Escribo esperando el día de mañana. Y sí, desde el primer día, Madrid es esa fiesta para los ojos y el corazón que me ha regalado este diciembre. Y ha llegado de la mano de dos muchachos hermosos y llenos de amor que me alegraron el alma.

Gracias, Olver. Gracias, Adis. 

En la distancia beso a mis hijos y a mi pequeño duende. Los amo, Dany, María, Alena y Alejandro. Por hacer mi vida feliz y apoyarme siempre.

Gracias a mis amigos, quienes me bendicen y acompañan siempre.

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