sábado, 16 de enero de 2016

RUBÉN MARTÍNEZ VILLENA: EL PRETEXTO DE LA VIDA





Hace muchos años, siendo apenas adolescente y deslumbrada por la poesía y la vida consecuente con unos férreos principios humanistas, escribí un poema a Villena. Tantos años después me parece tan insignificante, cursi e inundado de lugares comunes que he renunciado a publicarlo. Sin falta le dedicaré un poema, llegará como él, como su poesía… quedamente.

Ahora quiero leerlo y recordar como a veces la muerte hace trampas y se convierte en el pretexto que la vida utiliza para hacer eternos a los grandes, a ese gigante que siempre estuvo tras la frente y en la frente de ese poeta honesto y apasionado que amó tan hondamente la vida que la entregó en cada acto y en cada palabra.

Tus párpados siguen abiertos a la vida, Rubén, y desfilas por la tierra cubriéndote los huesos con tu traje de huelgas. Si ayer tu voz iluminó las naves del convento vendido, confirmándole a Erasmo que el trece es mala suerte (se recogió en Protesta), aún hoy se alzan las notas del mágico monosílabo sonoro para dar-la-luz-del-ser-que-eres.
Despunta el verso en párpados abiertos, cae herido el reposo y se abren tus pupilas a la gloria, para dormir despiertas el sueño de la vida.

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