miércoles, 15 de abril de 2015

LA NOCHE DE LA HIJA



Debo esperar la noche que me trae un padre y su lechuza. Es el primer camino iluminado por la belleza de las piedras y también la increíble noticia de un contrabando con alas que acompaña la oscuridad del corazón y lo estremece.
Quiero escribir sobre nosotros y las noches. Una lechuza no es más que una lechuza y esta verdad no alcanza para amar las lechuzas y las noches.
Me doy cuenta. Para amar todos nos inventamos un pretexto. La noche puede ser un buen pretexto.
Julia descuelga el sol desde su cuarto y las sombras llegan. La noche puede quizá ser ese pretexto si viene acompañada de un papá, su lechuza y otras piedras. Así nadie podrá hacer preguntas ni burlarse.

Un buen pretexto acalla todos los asombros.

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