jueves, 2 de abril de 2015

DIA DEL LIBRO INFANTIL: Se busca el cuento llamado PAZ


                                               
Para los niños que sufren hambre, frío y hasta la muerte, en estos tiempos. Para Hans Christian Andersen, por sus hermosos cuentos, en este Día del Libro Infantil.

                                    

Había una vez una niña que soñaba con encontrar un cuento. Y la niña salió por los caminos y se encontró con El patico feo al que despreciaban y lo cuidó, hasta que se convirtió en cisne. Cumplida su tarea siguió andando y descubrió un castillo de cartón donde El soldadito de plomo y la bailarina estaban condenados a morir en el fuego de una chimenea y fue en busca de La sirenita y desviaron el mar para salvar a los enamorados.

Entonces se encontraron rodeados de nieve y debieron buscar a todos los niños del planeta para que, con sus manitas tibias, impidieran que La reina de las nieves les volviera el corazón de hielo. Con Gerda y Key siguieron hasta un paraje encantado donde El trompo y la pelota, Cinco en una vaina y Los tres saltarines jugaban a plantar árboles por doquier.

Fue así que la niña comprendió que el camino de la vida está lleno de cuentos, pero los hay tristes y alegres. Llegaron a la ciudad la noche de Navidad y encontraron a La vendedora de fósforos, pequeña que tiritaba de frío y buscaron las más cálidas palabras y los abrazos más tiernos para salvarla. Y la niña se preguntó cómo podía existir una princesa a quien le fuera imposible dormir en una cama porque le molestara un frijol mientras hay niños que mueren de frío en las calles o bajo las bombas.

Entonces la niña buscó al mejor hacedor de cuentos del mundo para que le contara el más hermoso: el cuento que hiciera amigos a todos los niños y a todas las personas, en cada país, con el que pudiera combatirse el frío, el hambre y que terminara para siempre con las guerras.

Y el hacedor de cuentos estaba en una pequeña ciudad llamada Odense, en el lejano país de Dinamarca. Recibió a la niña que buscaba un cuento y le contó sus historias más famosas, muchas de las que ella encontrara en su camino y otras menos conocidas, pero ella decía cada vez: “Ese no es el cuento que busco, ese no es… ya lo conozco, y es triste”.

Él le sonrió dulcemente y dijo que había querido contar sobre la vida y había recorrido el mundo buscando y conociendo, pero en todos los lugares siempre había visto egoísmo, insensibilidad y pobreza. Que solo en los niños vive la inocencia y son capaces de soñar y compartir, de hacer amigos y brindar amor.

“¿Sabes?”, le dijo el cuentero, “Ese cuento que buscas se llamará paz y cuando lo encuentres, la Tierra toda será un lugar lleno de la magia de los cuentos y de niños que, como tú, salgan cada día a buscarlos y leerlos”.

La niña sonrió, pero siguió escuchando, leyendo y buscando cuentos porque sabe que, en algún momento, encontrará esa paz que es mucho más que una simple palabra, porque la paz llegará el día en que los niños y las personas amen y necesiten los cuentos, tanto como se necesita el aire que respiramos para vivir.


Hans Christian Andersen



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