jueves, 29 de enero de 2015

PREGUNTAS INQUIETANTES




¿Puedo decirte mi amor cuando te hablo?
¿Será un secreto amarte o es tan simple decirlo
como abrir una ventana en plena madrugada?
¿Podré guardar el alma de tormentas
cuando naufrague sin remedio en esos ojos?

¿Cuál será la mejor hora para pensarte
si es que puedo alejarte por segundos de mi mente?
¿Sabrás acaso cuánto amo en ti esa tierna y callada
serenidad de tus silencios?

¿Debo ocultar lo que recorre mi piel a puro grito
cuando recibo ese mensaje y dices “Te deseo”?
¿Son más fáciles estas preguntas sin respuesta
que responder yo misma, imaginando
tu sonrisa, el fugaz roce de tus labios en mi cuello
o la sonrisa dulce, paciente, enamorada, hermosa
con que acudes ahora mismo hasta mi mente,
sonríes y te marchas y regresas
con cada palabra que te escucho?

¿Acaso puedo preguntarte, amor, si es que lo sabes,
Por qué ha pasado el tiempo y tu recuerdo, tenaz
y firme se negó a marcharse y de pronto retorna
en cada frase de amor y de esperanza?

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